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En las calles de Cali desconocidos se le acercan frecuentemente para desearle suerte en el resto del viaje. | Foto: Oswaldo Páez / El País

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La historia detrás del viaje del ciudadano chino que perdió y recuperó su bicicleta en Cali

Yu Yang ha recorrido al menos 20 países en Asia, África y América Latina con la misma bicicleta. La meta es llegar en dos ruedas hasta Alaska.

29 de julio de 2017 Por: Érika Mantilla Sánchez - Reportera de El País

La primera vez que Yu Yang decidió viajar en bicicleta tenía 23 años y recién había terminado sus estudios en Ciencias de la Computación. Quería visitar Guilin, a cuatro horas de Hunan, ciudad donde vivía por esa época.

“Guilin es la ciudad más bonita de China y pensé que sería el lugar ideal para pasar un tiempo después de terminar mi pregrado pero no tenía mucho dinero. Como ya utilizaba la bicicleta para moverme en Huan decidí irme en ella”.


El trayecto que separa estas dos ciudades de la República de China es de 4 horas y media en carro pero a Yu le tomó 9 días.

“Fue muy barato y lo disfruté mucho. En ese momento no tenía un viaje largo en mente, pero por los costos decidí que cuando lo hiciera también sería así. De manera que podría usar el dinero que tenía para otros gastos y viajar por más tiempo. Realmente no era un plan muy detallado”.

Así fue. De regreso a Hunan trabajó como diseñador gráfico y ahorró durante un año la mayoría de sus ingresos. Luego partió sin cronograma y con una mochila que contenía sólo lo que consideraba básico. Un cambio de ropa para las bajas temperaturas, una carpa pequeña, una linterna, su pasaporte y su kindle (dispositivo de lectura digital), emprendió su viaje con destino a Vietnam.

“Decidí que me tomaría un año, eso era todo lo que sabía. Nunca pensé en el largo plazo, sólo sabía a dónde quería llegar el día siguiente”.

Desde China cruzó la frontera con Vietnam. Luego visitaría Cambodia, Tailandia, India y Nepal.

“Desde Nepal regresé a casa. Es un lugar hermoso, de gente amable y donde hay mucha paz. En nuestra cultura la familia es muy importante y después de un periodo de tiempo tan largo debía regresar”.

En casa lo esperaban sus padres y allí todo permanecía igual: un matrimonio de la tercera edad que sigue sin comprender los motivos de la travesía de su hijo menor. Pero él había cambiado más allá de las señales obvias que el viaje dejó en su cuerpo.

“Ellos no entienden por qué viajo así, nunca lo han hecho, pero me apoyan. Y yo ya no quiero viajar de otra manera. Están preocupados porque me cuide y se aseguran de que esté bien. Desplazarse en bicicleta es muy exigente físicamente. Siempre que regreso a casa estoy muy delgado y mi piel está más oscura. Es lógico que piensen que la he pasado mal pero yo creo que es parte de la experiencia de cada viaje”.

Volver a la rutina de su vida en Pekin, de donde es originario, fue sólo el lapso de tiempo que transcurrió entre un viaje y otro porque tan pronto como llegó a China empezó a ahorrar para su siguiente travesía: África. Su intención nuevamente era la de viajar durante un año y esta vez estaba mucho más emocionado. Salió de su país, atravesó Cachemira y llegó a Pakistán para descubrir que los viajes también sirven para revelar la oscuridad que queda después de la guerra.

“En ningún otro lugar tuve tanto miedo. Sabía de la situación política en el país pero como estaba determinado en llegar a África decidí arriesgarme, convencido de que podría evitar las zonas más complicadas pero no fue así, el miedo estaba en todas partes”.


Yu Yang termina todas sus frases con una sonrisa amplia y bajando ligeramente su cabeza. Con un inglés rústico y pausado responde. Sí, uno se imagina que a ese mismo ritmo ha recorrido miles de kilómetros. Cuesta no preguntarse cómo un hombre tan frágil recorre el mundo sobre una bicicleta. Porque entre la lista que ya es larga se cuentan: Irán, Turquía, Etiopía, Kenia, Tanzania, Zambia, Namibia, Sudáfrica, Argentina, Chile, Paraguay, Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia.

20
países ha recorrido usando la misma bicicleta.

En ocasiones el agotamiento físico le pasó factura y ha tenido que detenerse para permitirle al cuerpo que se recupere, pero sólo tiene 30 años y piensa que no hay mejor forma de invertir su juventud. Además, para él la parte más difícil de su travesía no es desplazarse en dos ruedas.

“La visa ha sido lo más complicado. Hay muchos conflictos e intereses políticos entre países y por lo general las autoridades no creen que yo esté viajando sólo por turismo. En Turquía por ejemplo, me detuvieron tres días, casi sin darme explicaciones de lo que estaba pasando, mientras hacían la investigación. Luego me dejaron seguir.”

Volver a casa, volver al trabajo, volver a la rutina con la familia y los amigos, volver y hablar sobre el viaje con todos sus retos. Yu Yang regresa siempre para irse de nuevo, esa es su motivación. Ya no puede imaginarse los viajes tradicionales en avión y con comodidades, que se han reducido estrictamente a las ocasiones cuando no tiene otra opción. Por ejemplo, para llegar a Latinoamérica tuvo que volar hasta Argentina. Su bicicleta, con unas pocas reparaciones era la parte más importante de su equipaje.

El incidente del robo de su bicicleta es una anécdota que habita las páginas de uno de sus nueve diarios, poco más que eso.

“De esta experiencia me quedan muchísimos amigos. En Facebook tenía 200 amigos, ahora son más de 800. No puedo verlo como algo malo porque no lo es: aun tengo mi bicicleta y además hice muchos nuevos amigos. No tengo nada de qué quejarme”.

Es consciente de que su forma de viajar no es usual. En otras ocasiones, cuando las autoridades reportaban a los medios locales de que había un viajero que venía desde China en su bicicleta, lo buscaron para contar su historia pero siempre los rechazó.


“No me interesaba que escribieran sobre mí. No tenía ningún motivo para contarles mi historia. Y casi no hago fotos de los viajes, porque cuando veo algo que podría ser fotografiado me pregunto, ¿para qué? Como no tengo un motivos, simplemente no las hago. No tengo planes sobre lo que haré en las ciudades que visito, no estoy buscando nada extraordinario. Cada viaje tiene como meta llegar al final”.

El próximo domingo Yu Yang iniciará de nuevo su viaje, con el mismo ritmo pausado con que llegó a la capital del Valle. La próxima parada es Bogotá, y como siempre va sin hacer planes.

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