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En 1996, mientras estaba departiendo con un amigo en un restaurante parisino conoció a Yamileth Jiménez. “Fue amor a primera vista”, revela. En 1998 llegó a Cali para vivir con ella y desde entonces ha tratado de adaptarse a la cultura de esta ciudad que le encanta. | Foto: Foto: Bernardo Peña / El País

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La historia del francés que por amor cambió a París por Cali

Se enamoró de una caleña en su natal Francia. Hoy, en la capital del Valle vende hamburguesas alusivas al equipo azucarero y al América. Se declara hincha del ‘Rojo’.

18 de agosto de 2017 Por: Kelly Rodríguez, del Semillero UAO-El País

En 1996, mientras vivía en Guadalupe, un pequeño archipiélago de Las Antillas, decidió llamar a su mascota ‘Cali’, una palabra corta, curiosa y sonora que escuchó al ver la película ‘Peligro inmediato’, cuando ni siquiera alcanzaba a imaginar que su destino estaría aquí, en La Sucursal del Cielo.

Una noche, Alexandre Hasson fue con algunos amigos al Red Café, un restaurante en París. Entre charla y risas, a la mesa se acercó Yamileth Jiménez, una colombiana con facciones latinas, cabello largo, tan negro como sus ojos, de delicada sonrisa y un cuerpo ‘matador’, que, hablando un francés algo atropellado, les preguntó qué querían tomar.

Según Alexandre, o más bien ‘Alejo’ como todos lo llaman, “fue amor a primera vista”, por lo que decidió enviarle un shot de tequila ‘Patrón’ y, de esta forma, empezó la aventura de su vida.

Por la imposibilidad de renovar su visa de trabajo, Yamileth tuvo que regresar a Colombia, pero la relación continuaba viento en popa. De este país ‘Alejo’ solo había escuchado sobre Ingrid Betancourt, Pablo Escobar, Shakira y las Farc.

Y haciendo honor al dicho de que ‘el amor todo lo puede’, llegó a Cali en 1998. No estaba seguro de que ella lo iba a estar esperando. Pero sí, ahí estaba ella en el aeropuerto, con los ojos aguados, igual que él, que también estaba muerto del pánico por estar en un país que no conocía, ¡no sabía con qué se iba a enfrentar!

Al inicio, vivir en Cali para este francés de imponente estatura y voz fuerte, fue duro. “Lloré mucho y durante un año viví del dinero y pensión que me enviaban mis amigos”. Así que adaptarse fue bastante complicado. Lo más difícil fue encontrar una ciudad algo desorganizada respecto a lo que él estaba acostumbrado; con poco gusto por la cultura, y de personas impuntuales.

Sin embargo, este hombre de actitud cálida, sonriente y muy expresivo, ya tenía alguna idea de la cultura latina porque mientras vivió en la isla francesa estuvo rodeado de turistas de todo el mundo con los que interactuaba frecuentemente. Entonces un día, en Cali, mientras pensaba en cómo obtener recursos económicos, se le ocurrió vender extensiones de pelo.

“Yo sabía que a las latinas les encantan las extensiones, son locas por eso”. Se dio a las averiguaciones y se adentró en el negocio, en el que invirtió $4 millones. Compraba el cabello en una cooperativa indígena, un grupo de afrodescendientes lo hilaba y él visitaba las peluquerías para ofrecer su producto hecho de cabello 100 % natural.

Le fue muy bien. ‘El francés’ se convirtió en el proveedor de extensiones de prestigiosas peluquerías y algunos personajes. De hecho, Tania Valencia, señorita Valle 2013 y su hermana gemela estuvieron dentro de sus clientas. Tan bien le fue que, tras dos años de trabajo y ahorro, compró una peluquería en el barrio Tequendama. “Fue una estupidez. Yo no conocía el negocio y es muy complicado de manejar. Tuve que venderlo”.

Siempre le gustó cocinar, al igual que a su hermano: chef del restaurante Lavinia en París, quien también decidió venir a trabajar a Cali donde montó la panadería Maison Vendome.

En cambio, “yo no podía rentar un local aunque les ofreciera pagar por adelantado varios meses porque me pedían finca raíz y un montón de condiciones que yo no cumplía, lo intenté muchas veces”, cuenta Alejo.

Y fue entonces cuando en noviembre del año pasado se le ocurrió fabricar un ‘Food track’. “En Japón KFC vende hamburguesas negras en un food track y pensé ¿por qué no?”. Se ubicó en la calle 47 con carrera 3C, en el barrio Vipasa, al norte de Cali. También hacía domicilios caminando. Los vecinos ya lo conocían y sus sándwiches y hamburguesas se convirtieron en la sensación.

“Yo quería que mis hamburguesas fueran para los niños y a mí me gusta mucho el fútbol, entonces, con la ayuda de mi hermano creamos panes verdes para los hinchas del Cali y rojos para los hinchas del América”.
Una idea innovadora y deliciosa con la que encantó a sus clientes. El pan francés artesanal es surtido por la panadería de su hermano, y en la fabricación le añaden tinta de albahaca para obtener el color verde y tinta de remolacha, para los panes rojos.

Pero eso no es todo. Si la hamburguesa es del cuadro escarlata se prepara con brazo de cerdo desmechado, BBQ, miel, tocineta y queso mozzarella.

Pero si es alusiva al equipo azucarero sus ingredientes cambian: carne de res magra, cebolla, panela, tocineta, queso mozzarella, aguacate, mayonesa casera y cebollín.

“Quiero progresar, que la gente me conozca por mi sazón. Yo amo cocinar, verle la cara a la gente cuando come mi comida es la satisfacción más grande, y por eso estoy abierto a cualquier propuesta de degustación, quiero retribuir a Colombia todo lo que me ofrece”.

Actualmente, el ‘food track’ de ‘Alejo’ está ubicado en la Plaza Food Tracks Cali, detrás del Simón Parrilla de la Pasoancho. Los organizadores de ese espacio lo contactaron para que hiciera parte del proyecto que inició en diciembre, apostándole a un concepto americano donde familias y amigos se reunen a comer y a disfrutar de un espacio abierto y tranquilo, en el que la variedad gastronómica es la principal atracción.
Sueña con tener dos ‘food tracks’ más, para ofrecerle un buen futuro a su hija Paula Camila, fruto del amor con su esposa, quienes son actualmente los motores de su vida.

Esa pequeña bebé, a quien solo pudo conocer después de 9 meses de nacida cuando él, por fin, pudo arribar de Francia a Colombia, hoy es una esbelta y hermosa joven de 20 años que estudia fisioterapia y al igual que Yamileth, su esposa, como buena caleña, es una excelente bailarina de salsa.

También anhela que “que la gente conozca mis hamburguesas y sándwich del Cali y del América para vivir en paz y con tranquilidad aquí, en esta hermosa ciudad con mi Yamileth”.

Hincha del América

Todo empezó porque la hermana de Yamileth, su esposa, los invitó a un partido del América, onceno que esa noche recibía al Atlético Nacional en el Pascual. ‘Alejo’ se puso una Lacoste negra y entusiasmado fue a presenciar el juego en el que el equipo de los amores de su esposa, perdió.

Al salir del estadio se encontró con una gran algarabía, el fervor de los hinchas lo tenía al borde de la cólera por la derrota. En ese momento, un hincha eufórico intentó atacarlo por no portar la camiseta roja, pero entre palabras atropelladas y confusas ‘Alejo’ le explicó lo obvio, que no era de aquí.

A pesar de esa experiencia, su primera experiencia futbolística local lo dejó encantado. “Más que el fútbol me gusta el ambiente, me parece muy bello el fervor de los hinchas y la fiesta. Mis vecinos son todos caleños y cuando nos encontramos ellos nos gritan ‘aBericanos’ y nosotros ‘culeños’ y entré en ese juego que me divierte mucho”, cuenta entre risas.

No frecuenta mucho el estadio. Va entre tres y cuatro veces al año porque el tiempo casi nunca le alcanza para tanto y porque lo atemorizan los hechos de violencia que frecuentemente se presentan en estos escenarios deportivos. No tiene jugadores favoritos, pero sabe que el equipo lo integran Borja, Iván Vélez y Ánderson Zapata.

Reconoce que aunque gran parte del amor que siente por el cuadro escarlata ha sido influenciado por su esposa, con quien comparte la emoción de ver los partidos, lo que más le gusta del equipo es el nombre ‘América’, el color rojo y el diablo que protagoniza el escudo del equipo.

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