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La fundación caleña que quiere vencer al hambre en las comunas de la ciudad

Esta es la historia de una fundación caleña que nació con esa única, gran e inexplicable vocación: ayudar a los otros. Porque sí. Porque está bueno hacerlo. Se llaman ‘De menos a Más’ y gracias a ellos hay menos hambre en la Comuna 18.

27 de julio de 2016 Por: Por Lady Tatiana Oliveros Múnera | Especial para El País

Esta es la historia de una fundación caleña que nació con esa única, gran e inexplicable vocación: ayudar a los otros. Porque sí. Porque está bueno hacerlo. Se llaman ‘De menos a Más’ y gracias a ellos hay menos hambre en la Comuna 18.

La sonrisa de Francia brilló cuando Walter le contó que tendrían una estufa nueva para usar en el comedor que actualmente brinda el almuerzo a 90 niños del barrio Brisas de las Palmas, en la zona de ladera de la comuna 18 de la ciudad.

Hace diez años que Walter, un caleño de 33 años, se juntó con dos amigos: Laura Zuluaga y Carlos Zapata, unidos por el deseo de servir a las comunidades que más lo necesitaran. Así nació la Fundación de Menos a Más.

Actualmente, además de poyar el comedor de Brisas de las Palmas, ayuda a otro comedor comunitario del Distrito de Aguablanca que, por mil pesos, calma el hambre del almuerzo a 250 pequeños.

Los comedores nacieron a raíz de un proyecto de la fundación que pretende fomentar una nutrición saludable: “El almuerzo que se brinda a los niños busca ser nutritivo y balanceado; que todo sea balanceado y nutritivo”, dice Francia Mina, líder de la comunidad, encargada del comedor de Brisas de las Palmas y ahora próxima a estrenar estufa.

Esa intención de ayudar hace posible, de muchas formas, la vida de muchas personas. Como la del tímido Miguel Ángel y su hermanito, que así entonces pueden ir todos los días a estudiar con el estómago lleno.

Sus alimentos son preparados por dos o tres madres voluntarias que diariamente se las arreglan, desde las 10:45 a.m., con las donaciones que llegan para el comedor de Brisas. El sueño que ahí tienen es llegar a darle almuerzo al menos a 250 de los más de 1.800 niños que pertenecen a la comuna 18.

“Desde hace poco tiempo este comedor lo volvimos a reactivar porque habíamos parado la labor por falta de insumos, pero viendo la calamidad de los niños en cuanto a la mala nutrición, decidimos retomar. Hay mamás que si tienen para el almuerzo no tienen para la comida y por eso me puse en ese plan de aportar con un granito”, dice también Francia Mina, mientras sonríe. 

Otras iniciativas 

Además de empujar los comedores comunitarios, la Fundación también tiene una actividad célebre en la ladera: ‘La Tienda’, que consiste en una especie de pulguero, organizado para la comunidad a partir de donaciones de ropa, juguetes o elementos para el hogar de distinto orden.

Todo se vende a mil pesos, dice Walter, explicando que el espíritu de lo que hacen en ese caso es ayudar a promover el sentido del ahorro entre la gente. “Prepárese que el 26 hay tienda”, va él avisando por ahí, cuando ya está cerca el pulguero.

Con el dinero que recogen de esta forma, la Fundación destina recursos a los comedores comunitarios. También les sirve para el sostenimiento administrativo y para seguir empujando proyectos sociales. Ahora mismo, es el caso, impulsan uno que se ha denominado ‘vientre saludable’, mediante el cual buscan generar conciencia en los embarazos tempranos y adolescentes.

También, está el proyecto de 'vivienda' con el que se pretende hacer un proceso de construcción en las viviendas del sector para poder separar la cocina del baño y lavadero, pues estos no están divididos por el espacio reducido en varias de las casas.

Walter Paz, quien ve “la pobreza no como pobreza sino como una oportunidad para transformar”, actualmente está totalmente entregado a la labor de la fundación, sus dos compañeros Laura y Carlos, realizan el apoyo desde lejos, pues diferentes ocupaciones les han impedido continuar.

Él dice que lo más complicado es lograr que las personas puedan aportar a la labor de la fundación con alimentos, artículos de casa o dinero en efectivo, por eso está en busca de alianzas con empresas privadas o pequeñas para así poder seguir generando proyectos sociales, pues sueña con que la fundación pueda sostenerse por sí misma.

'De menos a más' también ofrece un voluntariado, para que quien quiera servir pueda hacerlo con el corazón y alma, como lo hace Walter y su equipo: “Con los voluntarios se realiza un proceso de transformación mental y emocional, buscamos que el voluntario se sienta uno más de la comunidad”, dice él.

La idea, dice Walter, es que todos puedan apreciar y entender la vida como ellos: en los abrazos desinteresados de un niño; la sonrisa y un saludo. Un agradecimiento salido del corazón. O en el aporte de un granito de arena, como dice Francia Mina que hace cada vez que pone su trabajo a disposición del comedor comunitario con las mismas ganas que todos los días. Y el mismo amor que la lleva a sonreír cuando sabe que van a tener una estufa nueva para estrenar.

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