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La bailarina vallecaucana que vence los estereotipos del ballet

Angélica López es una de las bailarinas del elenco joven de Incolballet, quien pese a no contar con las típicas exigencias del ballet, se enfrenta con dedicación y pasión a este arte.

13 de junio de 2015 Por: Camilo Osorio Sánchez | Reportero de El País

Angélica López es una de las bailarinas del elenco joven de Incolballet, quien pese a no contar con las típicas exigencias del ballet, se enfrenta con dedicación y pasión a este arte.

"Pequeños golpes en el estómago. Eso es lo que sientes cuando estás en el escenario completamente a oscuras y se levanta el telón poco a poco, la luz te enfoca y es tu turno de bailar. Es una sensación inexplicable que sólo logra inspirarte".

Ahora imagínela a ella, de piel blanca, 1.70 de estatura, ojos rasgados y 'converse' negros. Está en octavo año de ballet, lo que equivale a grado 11 de educación secundaria y es una de las bailarinas destacadas de su promoción en Incolballet.

Tiene 16 años y lleva la mitad de su vida bailando en zapatillas de punta, aprendiendo las coreografías de las grandes composiciones clásicas y sacrificando muchos de los hábitos que las chicas de su edad viven en la cotidianidad.

Bailaba desde muy niña. No tenía ocho años y ya estaba en clases de salsa y fue allí donde empezó su pasión. El profesor le dijo a su mamá que estaban en inscripciones en Incolballet y que Angélica debería presentar las pruebas de ingreso.

"Yo ni siquiera sabía qué era Incolballet", recuerda la bailarina, quien pasó las pruebas con facilidad, pero se aburría en los primeros años, "porque eran salticos y nada más".

Luego vinieron las coreografías, las exigencias, su primera función bailando el Cascanueces, y así fue como se enamoró del arte que ahora no quiere sacar de su vida.

[[nid:431870;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/270x/2015/06/angelica-lopez-incolballet.jpg;left;{Angélica López, bailarina de Incolballet.Foto: Álvaro Pío Fernández | El País}]]

Es dedicada y amante de las composiciones clásicas, tal y como lo ha sido Natalia Osipova, la bailarina rusa que admira y ama, como las otras chicas admiran y aman a las estrellas de música pop.

"Admiro su fuerza, su dinámica, el amor con el que baila en el escenario", dice Angélica, quien ha seguido la historia de Osipova, reconocida por su trayectoria en el famoso Ballet Bolshoi de Ruisa y ahora Bailarina Principal del Royal Ballet de Londres, el mismo en el que hoy danza el bonaverense Fernando Montaño, también hijo de Incolballet.

Osipova es una bailarina reconocida por sus únicas cualidades físicas, sus largas piernas y su flexibilidad la hace volar por el aire, donde queda congelada con majestuosidad. Los expertos siempre resaltan su  salto asombroso y rebote sobrenatural, pero no todas las bailarinas nacen con estos talentos.

"Lo más dificil de ser una bailarina de ballet es que no todas tenemos las condiciones físicas. Para mí es difícil porque no tengo todas las condiciones en la rotación y en el peso corporal, porque una bailarina con el peso ideal se ve muy linda en el escenario", cuenta Angélica.

Sin embargo no contar con tales talentos 'sobrenaturales' no ha sido un obstáculo para dejar de bailar.

Ha sacrificado las pizzas y las hamburguesas, fortaleciendo su capacidad para decirles no, "no voy a comerme eso", y dejar de salir con sus amigas, para quedarse en casa preparándose para sus ensayos.

No recuerda cuántas veces se ha caído, cuántos esguinces, espasmos y lesiones le ha traído aprender la técnica, porque esos dolores le han enseñado a bailar mejor.

Y pese a ser una joven bailarina, ya ha visitado Perú, Cuba y Kansas City en Estados Unidos, donde ha demostrado su talento en concursos y cursos de verano.

Recuerda que a los 13 años no quería más ballet. "Le decía a mi mamá que no quería más y asistía a clase y bailaba por bailar.Todos me decían que esperara, y luego llegaban más maestros a darnos clase, crear coreografías y dije ¡estoy loca, cómo me voy a salir si esto es mi vida!.

Elena Cala, una de sus maestras en Incolballet, destaca su estilo al bailar y pese a que en un inicio le costaba dominar la técnica, su esfuerzo y dedicación la han convertido en una buena y elocuente bailarina.

Aunque está próxima a graduarse de Incolballet, la única institución pública de Colombia que combina la formación académica con la enseñanza del ballet y la danza nacional, ya busca opciones para profesionalizarse en el arte.

Sueña con pertenecer a una compañía de ballet en Estados Unidos o España, pero luego de ser profesional, regresar a Incolballet y entregar su aporte, o fundar una institución en Cali, una escuela innovadora.

"La gente debería ver más allá, no solo que la bailarina es bonita, que tiene las piernas altas, que parece que estuviera volando. Deberian ver todo el esfuerzo que hay detrás, porque bailar no es fácil, puede que te esté sangrando una uña en las puntas, y uno sigue bailando, sin importarle nada", dice Angélica.

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