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Julio César Londoño, alabado por su crítica

El escritor Julio César Londoño dice que el Premio Simón Bolívar que recibió es un reconocimiento a un género al que todos miran por encima del hombro.

13 de noviembre de 2014 Por: Ricardo Moncada Esquivel | Reportero de El País

El escritor Julio César Londoño dice que el Premio Simón Bolívar que recibió es un reconocimiento a un género al que todos miran por encima del hombro.

Conmovido y muy contento se siente el escritor y columnista palmirano Julio César Londoño, por el premio de periodismo Simón Bolívar en la categoría Critica de Periodismo Escrito, que le fue entregado el pasado martes 11 en Bogotá. Londoño fue exaltado por su columna ‘Las agonías del estilo’, que escribió sobre Álvaro Mutis.Y una de las razones para su satisfacción es que se trate de una categoría nueva en estos tradicionales y prestigiosos galardones al periodismo. “El de crítica es un género que todo mundo mira por encima del hombro, hasta los mismos escritores, no sé por qué, si se trata de semejante belleza de género tan necesario que ha sido practicado por grandes autores como Jorge Luis Borges, Lord Byron o un William Ospina entre los nuestros. Es como si a un médico no le interesara la anatomía”, dijo Londoño en diálogo con El País.¿Qué le significa recibir el premio Simón Bolívar y en esta categoría?Una gran emoción. Es un premio de mucha tradición que he perseguido y seguido mucho, que destaca muy buenos trabajos. Recibir el Simón Bolívar, creo que para cualquiera es muy halagador y en este caso que fuera de crítica también me produjo mucha satisfacción, porque es un género que he trabajado sin mucha retribución, más bien sintiendo cierto desprecio de las editoriales, de los mismos escritores, de modo que es una doble alegría. ¿Qué importancia tiene para usted el género de la crítica en periodismo?Tiene toda la importancia del caso. En el mundo anglosajón su presencia es muy fuerte en los medios y aborda todo tipo de temas. En el caso de la crítica literaria, es clave, porque es el género que puede proporcionarle mejores lecturas a las personas. Es verdad que una persona cualquiera puede tener una buena lectura de un poema, una lectura de corazón, digamos. Pero el crítico además de esa sensibilidad de lector desprevenido, tiene más ojos, más bagaje. El crítico además reflexiona sobre el oficio o sea que a los que quieren aprender a escribir también les puede ser útil. Uno mira que en las campañas de promoción de la lectura llevan bafles, payasos, bombas, hasta psicólogos. Pero no llevan a un crítico que pueda vender a un autor. Sería lo más normal. Igual pasa en las Ferias de Libros, donde se aborda todo tipo de temas, como la guerra y la literatura o la gastronomía peruana, pero no se tiene como eje a la crítica literaria. ¿Por qué cree que el jurado le otorgó el premio por su columna ‘Las agonías del estilo’?La escribí a raíz de la muerte de Álvaro Mutis. Pienso que no es un gran narrador, pero sin lugar a dudas tiene una gran prosa. Se me ocurrió que eso podría ser un defecto. Me imagino que el que planteara esa paradoja logró sorprender al jurado. Y es un gran escritor, pero uno nunca lo pondría al pie de un Gabo ni de Vargas Llosa ni de Rulfo. Mi propósito no era el de ganar notoriedad orinando en el pedestal de la celebridad. Lo que quería era entender qué le faltaba a Mutis y qué le sobraba a estos autores. Quise establecer una especie de escalafón propio para medir en qué rango estaba. Esa era una de las intenciones de la columna.¿Por qué cree que muchos desprecian a los críticos y a la crítica?Le respondo con un par de frases, la primera de Sainte-Beuve un crítico del Siglo XIX que dijo “Jamás se le erigirá una estatua a un crítico”, entendiendo que esa era una realidad de su tiempo. La otra es del norteamericano Philip K. Dick quien inventó un aforismo para joderle la vida a los autores: “El criminal es el artista, el crítico es apenas el detective”. Suele pasar en la literatura que los mismos escritores desprecian la crítica. Es absurdo pensar que la literatura se puede ocupar de todas las cosas de la vida, pero que no se pueda ocupar de la literatura misma. Es como pedirle a un futbolista que no escriba de fútbol. ¿Entre los temas que aborda como columnista qué lugar en preferencia ocupa la crítica literaria?Yo abordo tres temas: literatura, política y divulgación científica. De la política me interesa el debate, además que uno sufre las consecuencias de los malos gobernantes. La ciencia siempre me ha gustado, soy un científico frustrado y la literatura es un oficio al que le he dedicado buena parte de mi vida. Así que no sabría por cual decidirme, los tres me apasionan. ¿Cómo le gusta que sea una buena columna?Me gusta que haya mucha información por centímetro cuadrado, que la columna zigzaguee, es decir, que el crítico teorice, que le revuelva algo de chisme sobre la vida del personaje, que cite a otros que hablan de él, que tenga algo de humor. No me gustan esas columnas que toman un dato, una arista, para desarrollarla a fondo. Me parece que ese interés se debe a que he sido un lector impaciente, muy frívolo y eso hace que este tipo de textos terminen aburriéndome. Tal vez esa misma frivolidad hace que yo quiera tocar varias aristas en una columna breve. Creo que si uno tiene bastante poder de síntesis y frivolidad en su corazón, puede hacerlo (risas).

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