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“Hay un divorcio entre alcaldes y ciudadanos”: coordinador de Cali Cómo Vamos

La cara visible de Cali Cómo Vamos, Mauricio Vásquez, nos contó la percepción que tiene de Cali; además nos aseguró que gobernar con la gente será el reto del alcalde electo Maurice Armitage.

7 de diciembre de 2015 Por: Diana Carolina Ruiz, reportera de El País

La cara visible de Cali Cómo Vamos, Mauricio Vásquez, nos contó la percepción que tiene de Cali; además nos aseguró que gobernar con la gente será el reto del alcalde electo Maurice Armitage.

Tiene 33 años. Nació en Neiva, se crió en Bogotá, pero desde hace diez años vive en Cali. Mauricio Vásquez, economista de profesión, es la cara visible del programa Cali Cómo Vamos, que se dedica a medir la percepción ciudadana frente a su entorno y la gestión del gobierno municipal.

El programa ya cumple una década haciéndole radiografía a la ciudad a través de sus habitantes y el diagnóstico que hace es agridulce. Cali, en 10 años, ha mejorado en su situación económica, pero la seguridad y la movilidad aún son los grandes pendientes.

Lo que más le sorprende al analizar las más de 13.000 encuestas aplicadas en 10 años, es que los últimos alcaldes han estado “divorciados” de los ciudadanos. Recuperar esa unión, dice el coordinador de Cali Cómo Vamos, será la principal tarea de la alcaldía a cargo de Maurice Armitage.

¿Cómo nació  Cali Cómo Vamos?

En 1998 surgió Bogotá Cómo Vamos, con apoyo de algunas organizaciones como la Cámara de Comercio de Bogotá y la Fundación Corona. El proyecto comenzó a tener reconocimiento local, nacional e internacional, por lo que llamó la atención en otras ciudades del país. En el año 2005, desde la sociedad civil de Cali hubo interés por replicar la metodología y así nace el convenio con la Cámara de Comercio de Cali, Diario El País y  la Fundación Alvaralice. Nuestro reto era contarle a la gente y demostrar que este ejercicio  era 100 % ciudadano, que no estaba asociado con la Alcaldía o con alguna empresa en particular, sino que era una alianza en busca de construcción de ciudad. Se perfiló como una mirada  permanente a las administraciones de turno, que iba a contrastar percepción ciudadana con indicadores objetivos, y que consultaría tanto a la ciudadanía como  al gobierno municipal.

¿Qué ha pasado en la última década en la ciudad, desde la mirada de la percepción ciudadana?

Lo que se ve es que como le vaya a la gente en materia económica, de seguridad y movilidad, influye en el clima general de opinión del ciudadano y en la calificación de la administración de turno, principalmente en la figura del Alcalde. Esos tres son los que marcan la pauta de si la ciudad va para atrás o para adelante, al igual que la calificación del mandatario, favorable o desfavorable. Encontramos, además,  una tendencia muy marcada desde el 2008 hasta ahora y es que la calificación y la aprobación del alcalde de turno, fuere quien fuere, ha venido en franco descenso. Hay un divorcio entre el Alcalde y los ciudadanos, no sabría uno decir si se trata de  un tema de favorabilidad personal  o sí hay temas que la gente no reconoce de la Alcaldía. El reto del alcalde que viene va a ser acabar con ese divorcio.

¿Qué tendrá que hacer Maurice Armitage (alcalde electo de Cali) para acabar con ese divorcio?

Lo  fundamental es  que al ciudadano se le dé parte en los grandes proyectos y procesos de la ciudad, que se empiecen a formular objetivos y estrategias con ellos. Cuando eso pasa,  hay empoderamiento ciudadano.  El Alcalde necesita reunir un conjunto de virtudes más allá de la honestidad, del conocimiento, de la experiencia en la administración pública. También necesita estar cerca de la gente y tener el don de escucha, eso debe tenerlo también todo su equipo de gobierno. Se trata de un trabajo en equipo con la gente.

Dice que  economía, seguridad y movilidad son las tres “locomotoras” que jalonan la percepción ciudadana. ¿Qué ha pasado con ellas en estos últimos diez años?

La seguridad ha tenido sus oscilaciones en las mediciones. Frente a la movilidad, hay una tendencia negativa durante todo este tiempo. Pero la otra cara de la moneda es el factor económico, lo que tiene que ver con empleo e ingresos, estos son los que han mantenido hacia adelante la percepción. La situación económica de los caleños viene mejorando, lo han dicho ellos en las encuestas, cada vez hay menos autopercepción de pobreza.  Hemos visto, por ejemplo, que en dos años consecutivos el 40 % de los caleños dice que le fue bien en el año en curso, pero el 70 % de los encuestados piensa que le va a ir mejor el año que sigue. En Cali y Colombia ha venido disminuyendo el desempleo  de manera persistente en los últimos años, y al mismo tiempo la incidencia de pobreza por ingresos y la incidencia de pobreza extrema por ingresos se ha reducido consistentemente en las áreas metropolitanas, particularmente en Cali.

Pero en la calle lo que se escucha es que cada vez es más duro conseguir empleo o que  no lo pagan bien...

Aunque el panorama macroeconómico es positivo en el país y las ciudades, Cali sigue teniendo una tasa de desempleo superior a la media nacional y tiene un PIB per cápita menor a los de algunas ciudades principales. Evidentemente, una cosa es el ingreso por habitante y otra la distribución real de ese ingreso entre todas las personas. En Cali, el Índice Gini (que mide la concentración del ingreso) es relativamente alto en comparación con otras ciudades principales del país, pero el ingreso no está equitativamente distribuido, entonces, eso afecta la percepción.

Mauricio VásquezProfesión: Economista de la Universidad del Valle.Formación: Especialista en Gerencia Social de la Universidad Javeriana.Experiencia: En el 2005 se vinculó al programa Cali Cómo Vamos como asistente técnico. En 2011, ocupó el cargo de coordinador del programa. 
 

¿Por qué la percepción de los caleños frente a la movilidad se muestra tan negativa?

Esta es la gran asignatura pendiente de la ciudad en materia de calidad de vida. El parque automotor viene creciendo desde el año 2000 hasta el  2013 a tasas promedio del  5 % anual, más alto es el de las motos, que está  creciendo anualmente en un promedio de 8 %. La gente se está bajando del transporte público y se está subiendo al transporte privado. El MÍO, sin estar totalmente implementado, ha sustituido como se planeó al transporte tradicional, lo que pasa es que salieron la gran mayoría de buses del colectivo pero no entraron todos los buses del masivo. Es que nunca hubo  sincronización entre la Secretaría de Tránsito y Metrocali en un ejercicio tan sencillo como los tiempos de salidas de los buses tradicionales y el ingreso de más flota. La ciudadanía ha pagado por ello y ese   gran vacío en la oferta de transporte público lo  ha sabido llenar muy bien el parque automotor privado y la ‘piratería’. 

La seguridad  es un tema que preocupa.  Los ojos han estado puestos en las altas tasas de homicidio...

Viéndolo desde los datos objetivos, en diez años la tasa de homicidios, que es para muchos el principal indicador de seguridad, se mantuvo muy rígido, por encima de 80 homicidios por cada 100.000 habitantes. Hubo un año, en la administración de Jorge Ivan Ospina, en el que se logró una reducción a 70 homicidios, pero volvió a subir. En 2014, durante la alcaldía de Rodrigo Guerrero, se logró bajar la tasa de homicidios a 66 por cada 100.000 habitantes, siendo la reducción histórica más importante en los últimos 20 años.  Si eso se compara con la percepción ciudadana, se ve que hay oscilaciones.  En el año que se logró la tan ansiada reducción de la tasa de homicidios, la percepción de inseguridad aumentó del 30 % al 40 %, pero  en 2015 la percepción de inseguridad bajó a 35 %, disminuyendo al nivel histórico de los últimos años. Podría pensar uno que la ciudadanía está reconociendo un avance en la ciudad en materia de seguridad, no solo por los homicidios, también por acciones en el entorno como la instalación de alumbrado público,  la recuperación de espacios de ciudad.

"Lo que nos muestran las encuestas es triste. Del centro hacia el Oeste y hacia el Sur,  hay un nivel de calidad de vida superior al que se ve del centro hacia el oriente de la ciudad”, Mauricio Vásquez, coordinador del programa Cali Cómo Vamos.

La encuesta dice que bajó esa percepción de inseguridad, pero en la calle y en redes sociales se habla lo contrario. Se percibe mucho miedo por atracos, por hechos violentos...

El 35 % de los caleños se siente inseguro, eso quiere decir en nuestra metodología, que en una escala de 1 a 5 (siendo 1 y 2 la calificación que dan quienes se sienten más inseguros; y 4 y 5, la de quienes se sienten más seguros) la puntuación dada por los caleños está en 3. Esto lo que significa es que la seguridad está rajada.  Lo que implica la victimización sigue igual, el principal delito es el hurto callejero y de este hurto, el que más refieren es el  de celulares. El año pasado estábamos hablando de  2 de cada 10 caleños víctimas de algún delito, eso es un índice muy alto. Eso tiene una repercusión tenaz, porque ese 20 % de la población lo sufre y le cuenta a otros, o sale en medios de comunicación, se hace un voz a voz que termina generando estigmas en la ciudad.

Entonces, las estrategias implementadas hasta ahora no han servido...

Se han mostrado avances en materia de seguridad, lo que indica que sí se puede hacer una intervención decidida, documentada, organizada. Eso se le abona al alcalde Guerrero, porque logró  alinear al gobierno nacional con el local; cuando necesitó valerse del Ejército para patrullar en zonas críticas lo hizo, aumentaron las inversiones en seguridad, el Plan Cuadrante de la Policía ha tenido un fuerte respaldo. Es un proceso que está avanzando y que no llena todavía al ciudadano, pero va enrutado. 

Hay muchos caleños que dicen que la encuesta de Cali Cómo Vamos no los representa porque nunca han sido consultados, que no coincide con lo que siente el ciudadano de pie...

Las encuestas no son un censo, es imposible preguntarle a todo el mundo. La responsabilidad es tomar una muestra representativa y la encuesta de Cali Cómo Vamos lo hace, sí es representativa, por género, por edades (desde los 18 en adelante), por zonas geográficas de la ciudad, llegamos a las 22 comunas. El número de encuestas es el apropiado, 1200 se aplican en promedio, el margen de error de la encuesta es del 3 % y el nivel de confianza, del 95 %, son entrevistas cara a cara en el hogar de la persona. Lo que pasa es que la interpretación de las encuestas pasa a veces por lo cultural, lo que hacen ellas es mostrar tendencias y promedios. Más allá de cómo se comportan los hechos, la opinión es diversa y subjetiva. Es imposible que todo el mundo se identifique con las encuestas, con los promedios.

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