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Según cálculos de algunos comerciantes del sector de San Antonio, el barrio puede estar generando alrededor de $5 mil millones anuales. Esta zona es un epicentro de hostales y restaurantes. | Foto: Archivo El País

SAN ANTONIO

Habitantes de San Antonio y El Peñón piden más seguridad tras robos a hostales y turistas

Los controles de la Policía no son constantes y esta es una zona de gran turismo, dicen habitantes.

21 de agosto de 2017 Por: Redacción de El País 

La historia del atraco se escuchó por todo el barrio e, incluso, llegó a algunos medios de comunicación. Se decía que la madrugada del lunes 13 de agosto varios hombres armados con fusiles habían llegado hasta una casa de la Carrera 12 con Calle 4, barrio San Antonio, intimidaron a un grupo de personas que asistía a una fiesta y los robaron a todos.

Esa fue la primera información que se filtró. Entre los vecinos hubo escándalo, miedo, peticiones de más policías. Dos días después, la verdad de ese atraco empezó a conocerse.

No tenían fusiles. O al menos, los testimonios de los testigos nunca mencionaron esa arma, según comenta el comandante de la Policía de la Comuna 3, capitán Leonidas Bustos.

Tampoco fue un robo masivo. En realidad, solo se conoció el caso de dos víctimas a quienes les robaron sus celulares.

“Fue un robo, claro, que nos preocupa. Pero no fue de las dimensiones que algunos medios y vecinos dicen. Se generó pánico pero fue más por la desinformación”, concluye el capitán Bustos.

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Basta con hacer dos o tres preguntas a dos o tres vecinos del barrio para entender de inmediato que hay una especie de miedo que gravita sobre la vida de San Antonio. Que las calles están peligrosas, que está llegando gente muy extraña al barrio, que hay calles en las que siempre roban a los extranjeros, dicen.

Jhon Ángel Escobar, vicepresidente de la Junta de Acción Comunal, sostiene que esa percepción no es gratuita y que aunque es cierto que algunos casos específicos y mal informados han generado pánico entre los habitantes de San Antonio, también es cierto que, a su modo de ver, hay problemas en la estrategia de seguridad de la Policía en el barrio.

En agosto del año pasado el asesinato, en medio de un hurto de celular, del parapentista Juan Manuel Alzate, desató una ofensiva de la Policía en San Antonio para controlar las dificultades de seguridad.

Jhon Ángel y Carlos Cuervo, secretario de la Junta de Acción Comunal, sostienen que aunque la estrategia era fuerte, hay que decir que no duró más de dos meses. “Se empezaron a realizar las requisas, los retenes, se iluminaron zonas y se aumentó el pie de fuerza. Pero eso duró muy poco, menos de dos meses. Y pronto, los problemas de inseguridad aparecieron de nuevo. No ha habido homicidios desde entonces, pero los robos se han convertido en un asunto delicado de nuevo en el barrio”, sostiene Cuervo.

Para él, Carlos, el asunto de la seguridad en San Antonio e incluso en el barrio El Peñón resulta paradójico. “No son barrios que presenten homicidios, y por eso no se les presta tanta atención. Sin embargo, son dos de los barrios más importantes de la ciudad por el patrimonio cultural que representan que los ha convertido en el centro del turismo caleño”.

Ambos, Carlos y Jhon Ángel, afirman que el gran problema es, básicamente, que parece que la Alcaldía aún no comprende la importancia y el potencial que tiene San Antonio en términos económicos y culturales para la ciudad. Y, continúan, esa “incomprensión” tiene como efecto el hecho de que no se tenga una política específica y clara en materia de seguridad para ambos barrios.

“En menos de un año se ha cambiado el comandante de la Policía de la zona en tres oportunidades y, por otro lado, es evidente que lo que se hace para mantener la seguridad es coyuntural, cada vez que hay un robo escandaloso o cuando tiene lugar un asesinato. Ese es el gran problema: aquí la estrategia debe mantenerse en el tiempo. Porque, si San Antonio y El Peñón son centros turísticos, las autoridades deben garantizar unos niveles de seguridad mínimos”, dice Jhony.

Varios testimonios de vecinos del sector coinciden en lo mismo: los hurtos por parte de personas que se movilizan en motocicletas se han convertido en su mayor angustia.

El último caso que presenció Carlos Cuervo, por ejemplo, ocurrió hace menos de tres semanas. Eran menos de las 11 de la mañana. Un grupo de fotógrafos realizaba un estudio fotográfico en una fachada del barrio, en la Calle 4. Dos hombres en una moto le arrebataron la cámara a un fotógrafo, lo arrastraron unos cinco metros, lo golpearon, huyeron.

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El capitán Leonidas Bustos lleva poco menos de tres meses como comandante de la Policía de la Comuna 3, que agrupa además de barrios como El Calvario, Santa Rosa, San Pedro, a San Antonio y a El Peñón.
Para Bustos, si se miran las estadísticas, hay que decir que el problema de seguridad en esos dos barrios no es grave, y la percepción obedece más bien al miedo que generan algunos casos aislados. Según las estadísticas de la Policía, en lo que va corrido del año en San Antonio se han denunciado 45 casos de hurto y en El Peñón, 9.

Es decir, en San Antonio se han denunciado en promedio 6 hurtos cada mes. En Cali, en promedio, se denuncian 25 hurtos cada día. Por supuesto, dice Bustos, la Policía solo tiene la cifra de los que se denuncian, no de los que ocurren.

El capitán Bustos dice, sin embargo, que desde esta semana se está llevando a cabo una nueva estrategia de seguridad con un total de 12 policías apoyados por 5 auxiliares. “La idea es blindar todas las entradas del barrio y empezar un trabajo de retenes con las motos. La idea es llevar ese número de hurtos a cero”.

Para Paola Lenis, presidenta de la Asociación de Hostales del Valle, el hecho de que en San Antonio se esté presentando poco más de un hurto cada semana es por sí mismo preocupante, al margen de que en comparación con el promedio de la ciudad la cifra sea baja.

Los testimonios de los hurtos son más o menos los mismos: uno o dos hombres armados con cuchillos o pistolas le quitan la cámara, el celular, el dinero, incluso la ropa a un turista. “Aunque ellos no son los únicos. El punto es que como San Antonio está experimentando este ‘boom’ de visitas del exterior, entonces los delincuentes saben que aquí pueden encontrar muchas víctimas, y en ese punto todos nos volvemos una presa para ellos”.

Jhon Ángel Escobar, vicepresidente de la Junta de Acción Comunal de San Antonio, piensa en la ironía. En algunas ciudades europeas los habitantes están hartos de la visita de los turistas. En Cali, por otro lado, esos turistas están abriendo mercados, están trayendo dinero. “Sienten que la imagen de la ciudad es diferente y buscan San Antonio, porque encuentran el barrio muy atractivo”, dice.

La ironía, claro, es que “aquí sí quieran a los turistas, pero no les puedan garantizar al menos eso, su seguridad. Ni a ellos, ni a los que habitan el barrio”, concluye Jhon Ángel.

Problemas con comerciantes

Otro de los problemas que tiene el barrio, es el ‘boom’ de establecimientos comerciales que no cumplen con las normas que se exigen en San Antonio. Entre ellos se encuentra la discoteca Skyline, ubicada en la Cra 12 # 2 - 54. De acuerdo con el POT, en el barrio están prohibidas las discotecas.

“Este tipo de locales generan, además, problemas de convivencia con los vecinos, por el ruido”, dijo un vecino del sector.

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