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Habitantes de la calle, otros desplazados que alberga Cali

Cali, una ciudad donde casi el 10% de su población vive en la pobreza extrema tenía, hasta hace 6 años, a casi 2.000 personas viviendo en la calle. Sin embargo, muchos caleños creen que hoy la cifra es mayor. ¿Por qué?

19 de septiembre de 2011 Por: Katherine Arredondo | Elpais.com.co

Cali, una ciudad donde casi el 10% de su población vive en la pobreza extrema tenía, hasta hace 6 años, a casi 2.000 personas viviendo en la calle. Sin embargo, muchos caleños creen que hoy la cifra es mayor. ¿Por qué?

Quién lo creyera: los trabajos de infraestructura como las Megaobras están desplazando dentro de la ciudad a los habitantes de la calle, y eso explica en parte por qué en la percepción de los caleños se cree que hay más gente durmiendo en andenes, parques y puentes de esta ciudad. Además de trabajos como las Megaobras, otros como el alumbrado navideño que se realizó el pasado diciembre a lo largo de la Calle 26, al igual que los trabajos de embellecimiento de la ribera del río Cali, desterraron a muchos de los indigentes y habitantes de la calle que allí se alojaban.Según lo recuerda el sacerdote José González, las casi 130 personas que vivían en estos sectores tenían hasta poltronas debajo de los puentes. “Estaban radicados allí hacía mucho tiempo. Ahora lo que está pasando en la ciudad es que se tiene la sensación de que hay más habitantes de la calle, pero todo es producto del desplazamiento que están haciendo hacia otros lugares en busca de nuevos ‘refugios’”, explicó el religioso y director de la Fundación Social Samaritanos de la Calle.Sin embargo, hay que advertir además que el traslado de indigentes desde otras ciudades hacia Cali también hizo que en nuestras calles se concentraran repentinamente más y más indigentes. En abril de 2005, por ejemplo, cuando cerraron La Calle del Cartucho en Bogotá, llegó, según una noticia publicada por el diario El País en esa fecha, un camión proveniente de la capital hasta el barrio El Templete y el Parque Panamericano. Allí desembarcaron a decenas de indigentes, quienes contaron en la misma noticia que fueron traídos por varios uniformados de la Policía. Un par de años después sucedió algo parecido: a Cali arribaron desde Pereira personas en condición de indigencia. Según recuerda el padre José González, los enviaron en grupos y hasta les pagaron los pasajes para que abandonaran su ciudad. Viviendo bajo un puentePara Arabella Rodríguez, directora de ‘Cali Cómo Vamos’ (programa que evalúa los cambios en la calidad de vida de los habitantes de Cali), algunas de las personas se convierten en habitantes de la calle llevadas por el consumo de sustancias psicoactivas, por la desintegración familiar, por problemas de salud mental, maltrato o por dificultades económicas. Pero en la calle, precisamente bajo el puente de la Avenida Belalcázar, en el barrio Santa Rita, vive alguien que afirma haber abandonado su casa y su familia por voluntad propia. Samuel Quintero Valencia eligió los parques y puentes como su casa, dice, porque le gusta.Samuel tiene 26 años y lleva 10 viviendo debajo de los puentes del oeste de la ciudad. Allí lo han tocado la violencia, la delincuencia y hasta la prostitución. Ha visto cómo las jovencitas que viven en la calle venden su cuerpo, cómo asesinan gente. Una vez presenció el asesinato de sus vecinos. Los mataron en el ‘cambuche’ donde vivían. Quizá fue un episodio más de esos que en Cali denominan limpieza social, pero que en realidad son masacres a los habitantes de la calle.Samuel, que se gana la vida lavando carros en la Portada al Mar y cargando bultos, vio también cómo moría su novia después de un día sin comer y de írsele la mano con las drogas. Son historias que se presentan en una ciudad donde la pobreza no sólo se vive en la intemperie, sino también bajo algunos techos. Cali, una ciudad con un poco más de 4 millones de habitantes, tenía hasta hace dos años 397.148 personas viviendo en la pobreza extrema. La cifra se lee en los registros de la Misión para el Empalme de las Series de Empleo, Pobreza y Desigualdad (Mesep), en los cuales dice que ese 9.8% de habitantes son los que viven diariamente con $4.019. Se trata de personas que no pueden acceder a estudios, tener servicios públicos ni alimentación balanceada. Esa cifra que en el año 2009 era de 9.8%, en el 2008 fue de 8.9%. Es decir que en el lapso de un año quedaron casi 37.000 personas más en la extrema pobreza en Cali. Durante el mismo periodo, el incremento también se vio en ciudades como Medellín, que pasó del 9.2% al 10.2% y Cúcuta, que de 6.7% subió a 7.7%. Pero también hubo ciudades como Bucaramanga, donde la pobreza extrema se redujo de 3.3% a 2.2% en el mismo periodo. Sin duda: algo debe andar muy mal en una sociedad en la que sus habitantes viven en la calle, o en medio de una lucha de subsistencia en donde lo trascendental en la vida, lo importante, es comer. Vivirán en el bosque mientras…En una zona boscosa del barrio Santa Teresita, aledaña al colegio Liceo Benalcázar, levantaron, hace dos años, un par de ‘cambuches’. Hoy, están construyendo casas con tablas. “Ya hay unas siete viviendas, y desde lejos se alcanzan a ver familias completas”, comenta Enrique Valle, impulsor del Movimiento del Oeste. En el sector se rumora que las personas que invadieron llegaron desde Nariño, pero nadie sabe a ciencia cierta de dónde son: lo que sí sabe la comunidad es que desde que estas familias llegaron, generaron problemas de seguridad, sobre todo para las mujeres que trabajan como empleadas de servicio en el barrio. Muchas de ellas, afirma Enrique Valle, han sido despojadas de sus pertenencias y de sus quincenas al desplazarse cerca de este bosque. El problema ya está denunciado con la Secretaría de Gobierno, entidad que hasta ahora, según Valle, no ha resuelto el dilema. “Llevamos dos años peleando esto, y ni siquiera por tratarse de una zona que le pertenece al Municipio nos dan una respuesta”. Pero la situación, agrega Farud Kataan, presidente Junta de Acción Comunal de Santa Teresita, Bella Vista y Santa Rita, va más allá. “Cerca al Zoológico también hay otras personas levantando ‘cambuches’, invadiendo los parques. Y a la orilla del río Cali sigue viviendo gente, haciéndole daño a la cuenca del río y poniendo en peligro su vida”, explicó Kataan. Además, añade Valle, los vecinos también deben soportar el olor a marihuana. Una de las singulares soluciones que les ha dado la policía a los habitantes de la Comuna 2, en el oeste de Cali, es levantar a los indigentes a las 5:00 de la mañana. Se trata del ‘Plan Despertar’, que consiste precisamente en despertar a quienes duermen en la calle, en especial a los que se ubican a lo largo de la Avenida Colombia, para así fortalecer entre los vecinos del sector la percepción de seguridad, pues según explicó recientemente el mayor Jairo De la Cruz, “el problema es más de percepción, puesto que no se han recibido denuncias de hurtos hasta el momento”. De la Cruz agregó que la gente se siente insegura por el consumo de droga, por eso creen que van a ser violentados. Cuántos viven ‘en’ la calle y ‘de’ la calleHace seis años, el Dane censó 3.620 personas en situación de calle en Cali, de las cuales 1.975 eran hasta ese momento habitantes ‘de’ la calle, y el resto, 1.645, habitantes ‘en’ la calle. Las primeras son las que duermen, se bañan, hacen sus necesidades y trabajan en la calle y además no tienen relaciones familiares ni casa estable; el segundo término se refiere a quienes duermen donde algún familiar, hogar de paso o pensión, pero trabajan cuidando carros, reciclando o haciendo otro oficio callejero. Quienes se encuentran en cualquiera de las dos condiciones pueden hacer uso del hogar de Paso Sembrando Esperanza, un lugar con capacidad para atender a unas 400 personas diarias. “Los que buscamos con el hogar de paso es ofrecer una verdadera atención integral a las personas en estas condiciones. Allí les brindamos todo lo básico, alimentación, albergue nocturno, duchas, aseo, además de atención psicosocial, desde diferentes profesionales que hacen su trabajo en psicología, trabajo social, pedagogía y una parte muy importante que es la preparación para la inclusión socio familiar”, explicó la secretaria de Desarrollo Territorial y Bienestar Social, Mariluz Zuluaga Santa.El hogar se abrió en el año 2009 y funciona gracias a un convenio entre la Secretaría de Desarrollo Territorial y Bienestar Social y la Fundación Samaritanos de la Calle, que también ayuda a las personas en situación de calle. “Contamos con un presupuesto de $1.200 millones para los próximos siete meses. Eso es para pagarles el sueldo a los profesionales que trabajan en el hogar (en eso se invierte gran parte del recurso), también compramos sudaderas, productos de aseo, comida y hacemos salidas recreativas”, afirmó el padre José González, que lidera la fundación Samaritanos de la Calle. En cuanto a salud, el municipio cuenta con un presupuesto anual de $20 mil millones para celebrar contratos con la red pública municipal y atender a la población pobre no asegurada en hospitales de baja complejidad. “En este momento estamos trabajando con los habitantes de la calle ubicados en la comuna 3. Allí tenemos servicios de promoción, prevención y atención, en especial con casos de tuberculosis y enfermedades de transmisión sexual”, explicó el secretario Salud Municipal Alejandro Varela.Las personas en situación de calle y en general la comunidad pobre no asegurada también pueden recibir atención médica de mediana y alta complejidad. De esta cobertura se ocupa el departamento. Se trata de una ayuda que cobija también servicios de urgencia, consulta externa, terapias, medicación y hospitalización de corta estancia (hasta tres meses) en el Hospital Psiquiátrico Universitario del Valle. Los pacientes con problemas de salud mental severos y que necesitan una hospitalización de larga estancia, son trasladados a los hospitales psiquiátricos San Rafael y Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en Pasto. Respecto a la ejecución de estas ayudas que debe brindar el departamento con su presupuesto, no fue posible obtener información. No se sabe cuántas personas de la comunidad pobre no asegurada, incluyendo habitantes de y en la calle, hacen uso de los servicios de salud de mediana y de alta complejidad en el Hospital Psiquiátrico Universitario del Valle ni en las instituciones de Pasto. Las únicas ayudas que se están haciendo visibles en la ciudad son las concernientes al proceso de inclusión que realiza la Secretaría de Bienestar Social con las personas en situación de calle del oeste. Marcela Patiño, gestora social y primera dama de Cali, explicó que la voluntad del Gobierno es buscar a estas personas para prestarles atención integral en el hogar de paso Sembrando Esperanza y luego reintegrarlas a sus familias. Sin embargo, hay que advertir que en Cali no existe una política estatal que prevenga la indigencia. Y aunque esta comunidad haga parte de nuestra sociedad, para muchos sigue siendo tan invisible como lo estaba antes de que se comenzara a desplazar a lo largo de la ciudad en busca de un nuevo 'hogar'.

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