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Guerra por la custodia de los hijos en Cali

Busque una separación amigable y sin batallas jurídicas de por medio, si no quiere dañar el desarrollo de sus hijos.

20 de noviembre de 2011 Por: Redacción de El País

Busque una separación amigable y sin batallas jurídicas de por medio, si no quiere dañar el desarrollo de sus hijos.

Él era un alto ejecutivo de una reconocida multinacional en Cali. Ella era una joven atractiva que lo conoció en la empresa. Tuvieron un romance intenso y un niño. Ella quedó a la expectativa de que él se separara de su esposa para casarse con ella. Ante esa promesa incumplida, ella decidió buscar un novio por Internet. Cuando el niño cumplió 2 años, ella le dijo al papá biológico del niño: “Me voy a casar y a vivir a los Estados Unidos, quiero la custodia del niño”.Se desató una guerra de poderes. Las demandas y las contrademandas se cruzan hoy en los juzgados de familia.El papá iba hasta el colegio a grabar y a tomar fotos al niño con el fin de recoger pruebas para llevar a los jueces. Y quería manipularlo para que dijera que no quería quedarse con la mamá. En esa lucha encarnizada él perdió su trabajo: la multinacional lo despidió.El niño ya tiene 7 años y cinco años después el caso no se ha resuelto porque ninguno de los dos cede. Y en el fuego cruzado de esa larga batalla legal creció el menor, que sigue sin entender por qué sus héroes de la vida real, papá y mamá, se destrozan, y de paso a él.Si esto sucede en parejas con alto nivel educativo, en las familias con poco nivel de escolaridad es peor. Papás y mamás dicen querer mucho a sus hijos, pero a la hora de dirimir sus conflictos de pareja, no son razonables. Y cuando no finalizan bien su relación, terminan por destruir al hijo.“Los padres que se separan deben ser maduros, comprender que ambos son responsables de la educación y crianza de ese hijo que tiene derecho a crecer en las mejores condiciones y a ser feliz. Por lo tanto, no deben trasladar su problema afectivo de pareja al niño e involucrarlo en él porque eso lo afecta y lo marca para siempre”, explica la abogada de familia Alba Milena Ceballos de Lince.Pocas parejas comprenden que si una separación se resuelve en una forma tan conflictiva, hasta el punto de entrar por la disputa de la custodia y patria potestad de los hijos, es a éstos a quienes están destruyendo, ya que son ellos los que absorben los traumas. Ese es el parecer de Fanny Carmona, psicóloga de la Universidad del Valle.“En cambio, cuando se separan de una manera amistosa, o al menos respetuosa, la situación es más manejable y aceptable para el niño y al menos aprende que los conflictos se resuelven desde el acuerdo, no desde la pelea”, dice la psicóloga Carmona.Además, explica ella, el pequeño se siente como un objeto más que la pareja tiene que repartirse. “Tú te quedas con el carro y el Tv. y yo me quedo con la casa y el niño”, son expresiones que hieren lo más profundo del ser infantil y lo llevan a cuestionarse: ¿Qué soy yo? ¿Cómo deciden por mí?También se siente irrespetado porque él es el que menos cuenta. Se inculpa y se pregunta: “¿qué hice yo para que mis padres se separaran?”.Carmona insiste en que los ex cón- yuges deben tener claro que el sistema conyugal es una cosa y el sistema parental es otra y que no se deben mezclar. “No se debe confundir ni mucho menos inmiscuir al hijo en esa confusión porque lo ponen en una encrucijada en la que si dice que se quiere quedar con la mamá, se siente desleal con el papá, y viceversa”.Lo ideal es que ambos padres conserven la custodia de los hijos, así se separen. “Lo que se delega es el cuidado personal en uno de ellos para evitar, por ejemplo, que el señor se convierta en el ‘papá cheque’, que sólo asume su mesada de manutención, pero no participa en la educación y crianza”, dice la abogada Ceballos.Estar en medio de una ardua batalla legal hace que el pequeña crezca como en medio de una licuadora, que le crea confusión, pues no saber qué hacer ni cómo comportarse correctamente. Al permanecer un tiempo con el papá y otro tiempo con la mamá, generalmente se somete a normas, principios y valores disímiles. “Por ejemplo, en algunos casos con la mamá las normas son rigurosas, pero cuando se va con el papá todo es un relajo. Eso crea confusión en la estructura de la personalidad que se está formando y el niño no sabe por cuál modelo debe regirse”, señala Ceballos de Lince.Lo más recomendable, según Carmona, es que el niño debe quedarse con el progenitor con el que menos cambios tenga; es decir, en la misma casa, que le permita seguir en el mismo colegio y conservar sus amigos. Así evita que a la ausencia del padre que se va, sume otras pérdidas que harán más traumática la experiencia.“Los padres deben comprender que entre más conflictiva sea su separación, así de traumática será para el niño aceptar la ruptura; y que entre más amigable sea este proceso, será más fácil para él asimilar la separación”, dice la psicóloga. Sin embargo, Helena Isaza León, abogada consultora, opina que desde que haya separación y demanda de por medio, el trauma está implícito para el niño. “Es difícil evitar el daño emocional, se puede tal vez atenuar, porque uno puede reglamentar horarios de visitas, cuota alimentaria y más detalles, pero hay otros aspectos que quedan fuera de cobertura legal”, explica ella.Y cita el caso de una madre que buscó la herramienta jurídica para que su ex pareja se involucrara en la crianza del niño. El señor cumple con todas las obligaciones económicas que tiene con su hijo. Pero éste se queda esperando desde el viernes hasta el domingo a que su papá vaya a recogerlo para estar con él, pero nunca va. “No hay un juez ni un policía que lo obligue a ir, entonces el daño emocional para ese niño es terrible”, dice Isaza León, especialista en derecho de familia y conciliación y resolución de conflictos.

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