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Gonzalo Guayara, el caleño guardián del patrimonio arqueológico colombiano

Gonzalo Guayara fue un caleño que durante más de 40 años coleccionó piezas arqueológicas de cinco culturas indígenas. Tras su muerte en Miami, la familia entregó las joyas a la Universidad del Valle.

6 de enero de 2016 Por: Andrés Felipe Carmona Barrero | Reportero El País

Gonzalo Guayara fue un caleño que durante más de 40 años coleccionó piezas arqueológicas de cinco culturas indígenas. Tras su muerte en Miami, la familia entregó las joyas a la Universidad del Valle.

De niño reemplazó los carritos por ‘juguetes’  de adultos con experiencia en arqueología.  Desde que tenía 10 años veía que  en los diferentes viajes con sus padres, comerciantes de toda la vida, recibían de avezados guaqueros vasijas y recipientes de culturas indígenas que encontraban en yacimientos arqueológicos del Valle, Cauca, Huila y Tolima.   El pequeño  Gonzalo Guayara las recibía y las guardaba en su habitación en estanterías o en cajas de cartón, porque como el mismo decía, recuerda su hermano  Martín de Jesús Saldarriaga Guayara, no quería dejarlas tiradas  a la merced del olvido que trae el tiempo.   “En esas regiones había muchos saqueos a guacas y muchas veces las personas tiraban los recipientes y solo se llevaban el oro, lo que podía ser de valor comercial”, dice Martín, quien entregó el pasado 3 de diciembre a la Universidad del Valle una colección de 316 piezas arqueológicas, algunas  que datan de hace 3500 años, que dejó su hermano Gonzalo en Miami, luego de morir en marzo de 2014 a la edad de 56 años.   Gonzalo, aún siendo pequeño, estudiaba las piezas con el básico conocimiento que le dejaba la cátedra de historia en el colegio y de lo que escuchaba hablar entre guaqueros.                                                                             “Así fue haciéndose a su colección. En un comienzo  tuvo muchos desengaños porque a veces la gente sabía que también él las compraba y entonces le metían piezas que eran réplicas”, cuenta Martín. Gonzalo desde pequeño  respondía que coleccionaba las vasijas por culto y respeto  por  los ancestros indígenas. Su gusto y admiración por estos objetos arqueológicos, lo combinaba con el trabajo que hacía en  Cali como comerciante de flores y de joyas. También ayudaba en el negocio que tuvo su madre, llamado Confecciones Isabel.   Ya  a los 27 años, cuando se fue a vivir a Estados Unidos para trabajar como notario en Miami y donde tenía un negocio de flores y eventos,  él mantenía  la casa en un ambiente fresco para preservar las piezas.   “Miami tiene un clima muy húmedo y por eso procuraba tener  la  casa a una temperatura ideal para proteger las piezas que tenía organizadas en seis  vitrinas que solo él tocaba”, cuenta Martín. Fue Martín, junto con su hermano Jairo Guayara, quienes tomaron la decisión de donar la colección a la Universidad del Valle. Entonces, la comitiva del Instituto Colombiano de Antropología e Historia, ICANH, visitó su  casa en Estados Unidos a comienzos de 2015  y  destacó el buen estado de estas joyas  arqueológicas que mantenía Gonzalo en su hogar. Descargue aquí el registro del ICANH con las piezas arqueológicas encontradas en Miami.  “Dijeron que a pesar de que no estaban con la logística precisa de conservación, las veían muy bien mantenidas”, afirma Martín, el hermano de Gonzalo, quien reside en Cali y lideró el proceso de entrega de este patrimonio cultural. [[nid:496422;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2016/01/galeria-734.jpg;full;{En cajas y empacadas con mucho cuidado fueron embaladas las 316 piezas arqueológicas, pertenecientes a cinco comunidades indígenas, que conservaba el caleño Gonzalo Guayara en su casa de Miami. Su familia, tras él morir, decidió entregarlas a la Univalle.Fotografías tomadas del perfil de Facebook 'Martín Saldarriaga Guayara'}]]                                                ***¿Cómo hacía Gonzalo para memorizar el nombre de las piezas y explicar cómo las había obtenido? Le preguntan con frecuencia a Martín.  “En la familia, el escritor fui yo  y nunca nos sentamos a redactar un inventario  porque creo que  él nunca tuvo necesidad de escribirlo, pues de  memoria explicaba la historia, una a una las piezas que tenía”, responde Martín.  Cuenta que a los invitados que lo visitaban, les hacía un recorrido por los espacios de la vivienda, que incluía tour arqueológico. Si había niños les prestaba toda la atención, explicándoles a qué comunidad pertenecían los objetos, cuáles eran los rituales y cómo los indígenas los fabricaban. Les daba una cátedra de historia.  La colección arqueológica contiene figuras  Antropoformas (representación de seres humanos), Zooformas (representación de animales) y Antropozooformas (representación de seres humanos y animales) pertenecientes a  las culturas Quimbaya, Malagana, Tumaco, Calima y Nariño.                                                     ***“Esta es la primera entrega internacional voluntaria que se hace a través de la Cancillería. Antes se había hecho una, pero fue una incautación que se realizó en España”, afirma Saldarriaga Guayara.  Habla de los  691 objetos que fueron incautados por las autoridades ibéricas en 2003 en Madrid y que fueron repatriados en agosto de 2014, tras varios años de trámites.  Entre el tesoro recuperado, había silbatos Tayrona, ollas de los Calima, urnas del pueblo San Agustín y tunjos (figurillas de oro) de los Muiscas. Recuerda esto para explicar que “quizás mi hermano tenía los genes alborotados por el apellido Guayara, que como siempre he dicho, no es  español, ni libanés ni inglés, tiene su origen indígena y eso es orgullo nuestro”.  Martín  se ha dado a la tarea de averiguar las raíces de su apellido y todo se remonta  al  Tolima, departamento donde Gonzalo en varias oportunidades obtuvo piezas arqueológicas para nutrir su colección. En Latinoamérica, los primeros registros del apellido están en Perú. Gonzalo,  pese a que se fue a vivir a Estados Unidos, siempre visitaba a su familia en Cali, era un enamorado por viajar.    “A él le dio un infarto que lo tuvo trece días en coma y luego murió. Tratábamos de vernos, de hecho él se quedaba en mi casa siempre. Los tres hermanos fuimos muy unidos y entregados a la familia. Él vivía solo, no dejó esposa ni hijos”, dice el señor Guayara. Explica que la idea de entregar las piezas nació  luego de un consenso entre los hermanos y no fue precipitado. “Estuvimos por llevar las piezas a los museos de  Miami y Hialeah, pero no nos prestaron atención. Fue a través de unos contactos y la familia que tocamos las puertas de la Universidad del Valle y ellos aceptaron porque tienen el Museo Arqueológico Julio César Cubillos, lo que yo no sabía”, cuenta Martín. El transporte de las cajas, que requerían  un embalaje especial teniendo en cuenta la fragilidad de este patrimonio cultural y la protección que implica, fue facilitado por la empresa de envíos DHL.  El vuelo aterrizó en el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón el 26 de noviembre de 2015, seis días después de que  Martín Saldarriaga entregara las piezas en el  Consulado de Colombia en Miami: tres guacales con este tesoro precolombino embalado en papel film alveolar o  plástico de burbujas.   El ICANH delegó al coordinador del Grupo de Arqueología, Fernando Montejo Gaitán, para realizar el peritaje del material en Estados Unidos, proceso que demoró desde el 26 de abril hasta el 3 de mayo pasado. Asimismo, para apoyar dicho trámite, la Universidad del Valle designó al director del Museo  Arqueológico Julio Cesar Cubillos, el profesor Carlos Armando Rodríguez.  Édgar Varela Barrios, rector de la Universidad del Valle, dijo que las 316 piezas están en  muy buenas manos y serán cuidadas, conservadas y utilizadas para la formación investigativa y académica de los estudiantes de la universidad. Ley 163 de 1959Esta normativa  dicta medidas sobre defensa y conservación del Patrimonio Histórico, Artístico y Monumentos Públicos de la Nación.En esta  se determina que  las personas que en su poder tengan objetos patrimonio histórico no podrán sacarlos del país sin el permiso  del Consejo de Monumentos Nacionales. La omisión   hace decomisable el objeto por las autoridades aduaneras.  Toda persona  o entidad que tenga en su poder o bajo su guarda monumentos, documentos, archivos u objetos patrimonio de la Nación deberá registrarlos en las Oficinas de Monumentos Nacionales. La exportación  clandestina de monumentos, archivos, documentos y objetos comprendidos en esta Ley, fuera del decomiso, será castigada con multas, cuya cuantía será fijada por el Consejo de Monumentos Nacionales, según el valor artístico o histórico de los objetos que se pretenda sacar del país.  Las autoridades  que faciliten la exportación de patrimonio histórico o artístico, sin la respectiva licencia, serán sancionados.  

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