Fundamor recibirá premio Alas-BID en Cartagena este miércoles

Los criterios tomados en cuenta para entregar el galardón fueron que el modelo que adelanta la entidad puede ser replicable a otros tipos de experiencias con niños.

El amor que un grupo de profesionales le brinda a 60 niños portadores del virus de inmunodeficiencia humana, VIH, será premiado mañana por la Fundación Alas y el Banco Interamericano de Desarrollo, BID.Se trata de la Fundación Dar Amor, Fundamor, de Cali, que fue escogida entre más de mil fundaciones en América Latina y el Caribe como el mejor centro de desarrollo infantil.“Las convocatorias se realizaron a comienzos de marzo y de ese grupo seleccionaron cuatro entidades. La visita la realizaron a finales del mes pasado y nos dieron la noticia hace una semana”, explicó el director de Fundamor, Guillermo Garrido Arango.Los criterios tomados en cuenta para entregar el galardón fueron que el modelo que adelanta la entidad puede ser replicable a otros tipos de experiencias con niños. Además, la labor ha logrado vincular esfuerzos entre el Estado, la empresa privada y la sociedad civil.“Con proyectos hemos logrado que nos asignen recursos de entidades como el Icbf, la Fundación Éxito, Children of the Andes, Children affectedd by Aids Foundation, Unicef y Fundación Suramericana”, dijo el Director de Fundamor.Adicionalmente cuentan con el apoyo de la Clínica Pediátrica del VIH, el médico Pío López, la Asociación Vida, Salud y Bienestar, la Asociación Lila Mujer y las secretarías de Salud y Educación de Cali. Sin referentesFundamor inició labores hace 20 años, inicialmente con adultos enfermos de sida. “A ellos les ayudábamos a tener una muerte digna porque en esa época no existía tratamiento. Pero con el tiempo fuimos teniendo bajo nuestro cuidado a los hijos de esos enfermos y le dimos un giro a la razón de ser de la fundación. La atención debía centrarse en la recuperación de los niños portadores del VIH”, indicó Virginia Arango, fundadora y actual coordinadora de Desarrollo Humano de Fundamor.Según explica la fundadora, esta labor se realizó sin tener ningún referente en la ciudad y en el país. “Hace 20 años esa enfermedad era apenas conocida y existían más tabúes que ahora. Pero el amor que le profesamos a estos niños nos ha permitido que hoy tengamos la primera generación de chicos que llegarán a la mayoría de edad con esta condición”, manifestó Garrido Arango.Pero más allá de la recuperación médica, el principal éxito de la fundación está en la integración de estos pequeños a la sociedad.“Hace nueve años tuvimos la primera experiencia de inclusión escolar de niños con diagnóstico abierto. Nosotros los atendemos en preescolar terapéutico (de 2 a 6 años), pero la primaria y el bachillerato lo cursan en cuatro instituciones educativas públicas y privadas”, dijo Carolina Patiño, coordinadora educativa. Linda, de 16 años, y quien vive en la fundación desde que tenía ocho meses, está feliz con el reconocimiento. “Ellos son mi familia y gracias a su trabajo estoy viva y puedo aportarle a la sociedad desde mi experiencia”, dijo.