El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Cali

Artículo

Cali está creciendo sin orden urbano por falta de claridad en las normas

El 57% de obras investigadas no tienen licencia. Además de claridad, falta mayor control. En los últimos diez meses, Ordenamiento Urbanístico ha impuesto 400 sanciones a los infractores y están por salir cien más.

18 de septiembre de 2011 Por: Luiyith Melo García, reportero de El País.

El 57% de obras investigadas no tienen licencia. Además de claridad, falta mayor control. En los últimos diez meses, Ordenamiento Urbanístico ha impuesto 400 sanciones a los infractores y están por salir cien más.

Con las cesantías y la platica de la jubilación, Alfonso Murillo decidió darle forma al sueño de ladrillo que construyó durante años. Tumbó el viejo techo de teja, le echó plancha a la casa y levantó un segundo piso. Sobre éste construyó otra plancha y de ahí para arriba otro piso más, el tercero.“Para qué, pero la casa me quedó cuquita”, dice con orgullo. Y la suya es, en efecto, una de las mejores fachadas de esa cuadra del barrio La Base. Lo que no tuvo en cuenta don Alfonso es que para hacer esa remodelación necesitaba un permiso de Planeación Municipal, una licencia que trazara los parámetros del inmueble y, tal vez por eso, no dejó libre el antejardín. A lo mejor si se hubiera asesorado de un arquitecto, la cosa le hubiera resultado mejor. Hoy afronta una queja por construir sin permiso y violar normas urbanísticas.En Normandía, en el oeste de Cali, un constructor también tiene problemas, porque para hacer un elegante edificio de apartamentos que tiene doce pisos, desvió una quebrada que baja de la montaña y alteró el entorno ambiental, poniendo en riesgo de inundación toda la zona en caso de una creciente.Los vecinos alegan, además, que en ese sitio sólo se pueden hacer edificios de cinco pisos, pero hay un concepto de hace unos años emitido por un funcionario de Planeación donde interpreta que la obra sí puede elevarse por encima de ese nivel.En el sector de la Umbría, en Ciudad Jardín, un conjunto residencial cercó con un muro un humedal que es reserva natural y amortiguamiento de aguas, haciéndolo parte de su paisaje privado.Entre tanto, en el oriente de Cali se construye sobre el cordón ecológico, que es una zona de protección ambiental y límite de la ciudad. Allí hay casas. Y en las laderas occidentales proliferan más de cien invasiones consolidadas con unas 40.000 viviendas y 200.000 personas que han hecho allí su propia ciudad informal.En toda la urbe se violan las normas de construcción. María Fernanda Penilla, directora de Ordenamiento Urbanístico, sostiene que la infracción más común es construir sin licencia. De hecho, entre noviembre pasado y lo que va de septiembre su despacho ha abierto 3.091 expedientes por esa razón. Eso es el 57% de los 5.455 procesos que lleva por infracciones a normas urbanísticas.Le sigue el cubrimiento indebido de antejardines, con 1.131 expedientes y la construcción en andenes.En los últimos diez meses, la dependencia ha impuesto 400 sanciones a los infractores y están por salir cien más. Algunas están en recurso de apelación y otras en proceso de cobro persuasivo.En el caso de los antejardines, además de la sanción económica se ordena la demolición de las obras, bancas, estructuras o montajes hechos para cubrir el antejardín, extender la vivienda o habilitar allí negocios de comercio, tiendas y bares.Por su parte, las construcciones que hace la gente sin tramitar primero una licencia ante una curaduría, como la de Alfonso Murillo, tienen una sanción económica que oscila entre los $144.000 y $540.000 por metro cuadrado construido, dependiendo de la infracción. Eso pueden ser 5 millones o 50 millones de pesos.Según Ordenamiento Urbanístico, donde más se infringen las normas de construcción y respeto del entorno es la Comuna 14, de Aguablanca, donde se han abierto 1.773 expedientes este año. Barrios como Alfonso Bonilla Aragón, Manuela Beltrán, Marroquín y las Orquídeas han crecido fruto de esa informalidad.Allí es común encontrar viviendas que se levantan sin permiso ni planeación urbana, a veces sin respetar paramentos, aislamientos, vías y áreas de protección cerca a diques o zonas verdes.Algo similar ocurre en la Comuna 8 (La Base, El Troncal, Villacolombia, El Trébol), donde se investigan 490 casos de infractores urbanos. En la Comuna 10 (El Guabal, Las Acacias, Santo Domingo, Cristóbal Colón), hay 448 casos detectados, mientras que en la Comuna 2 (desde Menga hasta Normandía, de norte a oeste) hay 398 investigaciones. La Comuna 4 (Fátima, Berlín, Popular, La Isla, Calima), a orillas del río Cali, tiene 261 procesos por violación de normas.Informalidad sin controlSin embargo, la Comuna 2 es uno de los casos más críticos. Allí se dan todas las expresiones de violación a las normas urbanísticas: desde invasiones en los estratos 1 y 2 como Alto Menga, hasta exceder las alturas permitidas para edificaciones en el estrato 6, en Normandía.En este último barrio, los vecinos impugnaron ante curaduría algunas licencias que fueron otorgadas para construir edificios de hasta doce pisos en el piedemonte de la cordillera, al considerar que la altura permitida es de sólo cinco pisos.En este caso, la apelación respectiva pasará de la curaduría a la oficina de Control Urbanístico, dijo Penilla. María Claudia Villegas, presidenta de la Sociedad de Arquitectos, capítulo del Valle, dijo que “en la actividad formal, donde actuamos los arquitectos existen licencias para construir. Pero hay ciertos estratos donde eso no se hace, se trabaja en la total informalidad, las casitas se levantan sin haber pasado por una licencia. Allí debería haber control posterior porque eso genera problemas enormes de ciudad y cuando se actúa es tarde porque ya las casas están consolidadas”.Villegas recordó que se ha vuelto costumbre que la gente pida un certificado de usos del suelo para poner un restaurante, pero terminan usándolo para discoteca o bar. Eso ocurre a lo largo y ancho de la ciudad.Pero no sólo eso. Tampoco se respetan los aspectos ambientales. Por ejemplo, la Comuna 22 tiene 62 humedales que ocupan 12 hectáreas y hay cinco más que necesitan ser adecuados en otras 12 hectáreas, dijo el ingeniero Hugo Salazar Jaramillo, líder del sector.Es la manera de regular el agua en Ciudad Jardín y Pance para evitar inundaciones en época de lluvias. Pero en vez de preservarlos, el palustre urbano ha aparecido para levantar muros en sus alrededores como ha ocurrido en el sector de La Umbría y en la vía Panamericana.Los edificios de doce pisos sólo son permitidos entre las carreras 100 y 102, a la entrada de Ciudad Jardín, pero ahora proliferan en el interior del barrio, entre árboles y semibosques, al lado de las casas de dos pisos que sí son permitidas.Con todo, la ciudad sigue creciendo sin orden ni autoridad. Los ciudadanos no tienen claro qué se puede hacer y qué no. Y la Administración parece no tener afán en meterle mano al asunto.Inspectores urbanosDetrás del desorden urbano está la falta de normas urbanísticas claras y de autoridad para hacerlas cumplir.Así lo señaló el presidente del Concejo, Jaime Gasca Cuéllar, quien dijo que “en la ciudad las normas se violan en todas partes, porque no existen inspectores urbanos que le permitan a la Administración Municipal hacer un control sobre las construcciones en Cali. “La propuesta ahora es generar un grupo de inspectores como el que había hace algunos años cuando existía la Inspección General Urbana para hacer ese control”.Añadió que a eso se agrega que el gobierno no presentó la reforma al Plan de Ordenamiento Territorial, POT, y ni siquiera ha entregado a la CVC los informes y análisis respectivos para que sea aprobado y pasó en blanco en este aspecto, pese a que era un compromiso hacerlo. Sonia Fabiola Amaya, presidenta de Camacol, coincidió en que la falta de claridad en las normas tiene que ver con un POT que no se ha actualizado, frente al que se dan diversas interpretaciones, lo que no permite un desarrollo urbano ordenado.

AHORA EN Cali