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Escenarios deportivos de Cali, en la mira de la Alcaldía y Univalle

El Estadio Pascual Guerrero se ha convertido en el platillo más apetecido en Cali. Administración Municipal busca, además del ‘Coloso de San Fernando’, el Coliseo Evangelista Mora y las Piscinas Alberto Galindo.

1 de mayo de 2011 Por:

El Estadio Pascual Guerrero se ha convertido en el platillo más apetecido en Cali. Administración Municipal busca, además del ‘Coloso de San Fernando’, el Coliseo Evangelista Mora y las Piscinas Alberto Galindo.

El Estadio Pascual Guerrero se ha convertido en el platillo más apetecido en Cali. El año pasado la Gobernación del Valle se quería quedar, además del ‘Coloso de San Fernando’, con el Coliseo Evangelista Mora y las Piscinas Alberto Galindo. Ahora es la Administración Municipal caleña la que está tras la propiedad de esos tres escenarios deportivos, actualmente en cabeza de la Universidad del Valle.El alcalde Jorge Iván Ospina aprovechó que la Administración Departamental tácitamente declinó ese interés pues la propuesta -consignada en el Acta No. 03 del Consejo Superior de febrero del 2010- quedó enterrada con la destitución de Juan Carlos Abadía del cargo. En noviembre pasado el Mandatario caleño oficializó su intención ante el rector Iván Enrique Ramos. El dulce está sobre la mesa: el Municipio pide la propiedad de los tres escenarios de Univalle y a cambio legalizaría la ocupación que la sede de la institución universitaria ostenta en el barrio San Fernando, ya que está en un lote que es propiedad municipal.Al avalúo del predio de 10.000 metros cuadrados donde funcionan las facultades de Salud y Administración de Univalle, estimado en $20.180 millones por la firma Bienes y Desarrollos Ltda. el 3 de marzo pasado, se le sumarían los impuestos que el alma máter adeuda al Municipio, y que se siguen causando, a pesar de que la Universidad es un ente oficial de educación superior que tiene derecho a la exención, como lo reconoció en entrevista con El País el mismo Rector. Sólo hay que tramitarla.Es por esa gestión que nunca se hizo y aún está en trámite por la que se ha ido acumulando el impuesto predial de 15 de los bienes que Univalle posee en Cali, alcanzando una cifra de $13.000 millones, que hoy son el mejor argumento para apoyar el negocio planteado. Sin embargo, de ese monto habría que descontar $6.000 millones, correspondientes a lo que tiene derecho la Universidad en exenciones, lo que le restaría peso a la propuesta de Ospina.Las cifras citadas aún no se ‘cocinan’ pues las gestiones para redondear el negocio están apenas en su primer ‘hervor’, aunque los comensales estén a punto de pasar a manteles, sin terminar de aliñar la propuesta.Para el rector Ramos el ‘canje’ tiene sentido debido a que “por ley el Municipio es el que debe hacerse cargo del manejo de los escenarios deportivos, es por eso que la Universidad se los entregó para que los administrara desde 1998, mediante un contrato que se vence este año. Lo que se quiere es llegar a un acuerdo antes de que termine mi período y el del Alcalde”.El menú planteado contiene un plato único: La Universidad entrega la propiedad de los tres escenarios deportivos a cambio de que el Municipio cancele o condone los impuestos adeudados por los 15 bienes de la institución universitaria. Esta cifra, sumada al valor de la sede de San Fernando, que pasaría a ser propiedad de Univalle, podría ascender a casi $30.000 millones, si el avalúo inicial se confirma.Empero, la exigencia del Municipio supone la entrega de unos escenarios deportivos casi 5 veces mayores en área a la de la sede de la institución educativa, pues los 3 suman 45.000 metros cuadrados.Y a pesar de esa proporción de 5 a 1, el avalúo que se ha contemplado para permutar el complejo deportivo sanfernandino es de $37.000 millones. Restan entonces $7.000 millones de diferencia por ajustar.Al parecer, la bandeja quedaría completa con una exoneración de impuestos a perpetuidad que cubra los predios y bienes de la Universidad, algo de lo que efectivamente goza la sede de Meléndez, pero ni el Rector ni el Alcalde lo han anticipado y mucho menos confirmado. Con la salvedad de que este es precisamente el plato al que tiene derecho la Universidad, que no fue servido previamente porque nadie lo ordenó.Todo este manjar lo viene saboreando el Alcalde, que ha reiterado que el Estadio va a ser el mejor del país y además autosuficiente porque por la concesión de las áreas y plazoletas de comidas, arrendamiento de locales comerciales y alquiler de palcos, se garantizarían los recursos que requiere la administración de los escenarios, cuyo valor ascendió a $1.700 millones el año pasado.El aparente platillo planteado a Univalle está siendo adobado por el abogado Luis Alberto Herrera Ramírez, quien hasta ahora tiene un encargo legal del Municipio, por $65 millones, para elaborar la receta, prepararlo y servirlo.El jurista, conocedor de la cosa pública regional, como quiera que se desempeñó como concejal de Cali y diputado del Valle, conoce cada uno de los ingredientes, pues además fue asesor de Univalle hasta diciembre pasado.Sin embargo, el negocio deja un mal sabor de boca al interior mismo de la Universidad y en sectores ciudadanos.“El representante de los ex rectores manifiesta que el Consejo sólo podrá tomar una decisión sobre la base de un informe sobre la situación actual de los escenarios y su valor real, garantizando el uso de los escenarios para la Universidad en las carreras que los necesiten, tema que debe quedar incorporado en la negociación. El Consejo concede la autorización solicitada”.El condicionamiento planteado por Óscar Rojas, ex rector de la institución y con asiento en el Consejo Superior, quedó consignado en el Acta 10 del Consejo Superior del 22 de diciembre del 2010.De posiciones como esta surgen inconformidades ciudadanas, pues se considera que el potencial económico de los escenarios deportivos, especialmente del Estadio, es bastante prometedor, como lo ha pregonado el alcalde Ospina.Tras de sí han quedado una serie de frustraciones. Como los pírricos ingresos que durante más de una década ha recibido la Universidad, a pesar del contrato suscrito en 1998 por el entonces rector Carlos Dulcey con el alcalde de la época, Ricardo Cobo, por concepto del 20% que el Municipio se comprometió a entregar en contraprestación a la institución educativa por el alquiler del estadio, las piscinas y el coliseo.Según reportó la Vicerrectoría de Bienestar Universitario, entre julio del 2003 y diciembre del año pasado por ese rubro ingresaron a las arcas de Univalle $247 millones, una cifra que no se compadece con la importancia del escenario deportivo.Para completar, Univalle no ha recibido $60 millones correspondientes a ese 20% del alquiler del Estadio al Club Deportivo América. Por los líos financieros por los que pasa esta organización deportiva, hasta hoy no han sido transferidos dichos recursos pues el Municipio no los ha podido recaudar.Y a pesar del ingreso de esos mínimos recursos, el rector Ramos descartó que la institución a su cargo esté “encañengada” con los escenarios y mucho menos que el estudiantado fuera a privarse del disfrute de los mismos.Por el contrario, al igual que lo consignó en la misma reunión del Consejo Directivo de marzo del 2010, que el tema “está garantizado, pues la universidad en cualquier transacción conservará sus derechos”, el Rector ratificó a El País que, advirtiendo que no se ha formalizado aún una transacción, “de llevarse a cabo se dejaría asegurado a perpetuidad –a través de escritura pública- ese derecho de la comunidad universitaria”.Empero, entre las objeciones figura que no se ha producido una respuesta concreta de por qué la estrecha diferencia que hay entre los avalúos de las dos propiedades a transar, a pesar de que la del complejo deportivo es casi cinco veces mayor que la de la sede administrativa.Un avalúo que hiciera de los escenarios deportivos la firma Bienes y Desarrollos Ltda., la misma que estimó la sede de Univalle, tasó en diciembre 28 del 2009 el valor del complejo deportivo en casi $38.000 millones, monto base sobre el que el Municipio pretende ahora realizar la negociación. Sin embargo, como se recuerda, el avalúo de la sede educativa sanfernandina fue actualizado este año, dejando a Univalle en condiciones desventajosas para realizar la permuta.No obstante los defensores del intercambio hacen notar que si bien en el papel el Estadio vale mucho dinero, su valor comercial es mucho menor porque los terrenos en los que se levanta sólo pueden ser usados para actividades deportivas, según establecieron quienes donaron los terrenos hace más de medio siglo. De todas formas ninguna de las partes ha mencionado que los escenarios deportivos fueron adobados con $120.000 millones durante los últimos tres años. Las piscinas y el coliseo fueron remozados para los juegos nacionales, y al estadio se le invirtieron para el Mundial Sub-20, un total de $83.000 millones, según el informe que dio a conocer esta semana la Contraloría de Cali.Precisamente. según críticos de la negociación, el interés del Alcalde por adelantarla podría radicar en la inversión de más de $80.000 millones que la Administración está haciendo en un bien que no le pertenece, lo que en concepto de unos abogados podría configurar un peculado.Al final será el Consejo Superior de la Universidad el que decida si se le adicionan ingredientes y así ambas partes se sientan a manteles, a equilibrar las viandas para evitar que alguno de los dos salga insatisfecho.

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