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En Cali, la lectura sirve de cura para muchos enfermos

Voluntarios practican en Cali la lectura como terapia frente a la enfermedad.

26 de febrero de 2012 Por: Redacción de El País

Voluntarios practican en Cali la lectura como terapia frente a la enfermedad.

No es cuento. Leer cura. Lo hacía en voz alta José Luis Giraldo y así calmaba el llanto de su bebé de dos meses mientras éste era sometido a quimioterapia para salvar el ojo que le quedaba tras un cáncer de retina. No es novela. De eso da fe Lupe Macchi, quien le roba horas a su familia y a su trabajo en una agencia de seguros para contar historias en la sala de espera de radioterapia de Imbanaco. ‘Literapia’ y ‘biblioterapia’ son los nombres elegantes con los que se llama a este acto de amor en el que se donan palabras bien contadas para olvidar por momentos el dolor.En Cali se trata de una pequeña, pero consagrada legión de lectores terapéuticos que han sido entrenados por la Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero, justo de la mano de José Luis, quien es promotor de lectura.Porque no se trata sólo de tornar en sonido los vocablos. Volumen, entonación, ritmo, interpretación. Los textos adecuados, los momentos necesarios. Incluso, los silencios obligados. Una tarea, sin duda, que tiene su ciencia. Margarita Macchi lo sabe bien. Confiesa que hay que tener arrojo para “llegar a echarle la historia” a un desconocido que tal vez no quiera oír a nadie. Sin embargo, insiste en que siempre hay que agendar primero en la ruta de visitas por los cuartos a quienes están solos. Las hermanas Macchi y Elizabeth Martínez desempeñan esta tarea con la Fundación de Cuidados Paliativos y a través de este voluntariado visitan tres veces por semana la clínica Imbanaco. Allí el programa se llama ‘La lectura cura’. Pero no sólo ellas hacen de los libros una medicina. En la clínica Valle del Lili, cuenta Giraldo, del equipo de voluntarios al menos diez tienen en la lectura a los pacientes una misión. Allí el trabajo es liderado por María Mercedes Guzmán. Lo interesante es que otra decena de personas, empleados de la misma clínica, quieren unirse al grupo y han empezado con esta tarea de modo espontáneo. En la entidad el programa se institucionalizó como ‘Leer es sanar’. Además, la Biblioteca Departamental adelanta gestiones con la Gobernación para hacer un pilotaje de este programa en la red pública de hospitales. Lupe cuenta que esta experiencia ya es reconocida por muchos como una terapia que ayuda a enfrentar la enfermedad. La prueba de ello es que fue becada para asistir a Curitiba a exponer entre el 14 y el 17 de marzo esta metodología, durante el Congreso Latinoamericano de Cuidados Paliativos. A Brasil llevará en la maleta su libro de cabecera: ‘La culpa es de la vaca’, el cual le provee siempre las historias precisas, cortas y sencillas que logran distraer al paciente. Como entretiene a María Eugenia, quien se concentra en el relato de su lectora y durante un par de minutos pone a un lado su carpeta de exámenes médicos. Bien lo dice Lupe: decimos que hemos tenido éxito cuando le hemos podido robar al menos un segundo al sufrimiento.

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