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En el Zoológico de Cali se realizó un picnic nocturno

Caleños disfrutaron de la velada con el acompañamiento de la marimba del maestro Hugo Candelario.

14 de marzo de 2012 Por: Paola Guevara, editora de Vé

Caleños disfrutaron de la velada con el acompañamiento de la marimba del maestro Hugo Candelario.

En la noche del martes, por primera vez en la historia del Zoológico de Cali, el mejor de su género en América Latina, un picnic nocturno le arrebató un pedazo de suelo a los lémures, los leones y las suricatas que dormían plácidamente mientras la marimba del maestro Hugo Candelario contagiaba la noche caleña de música de agua.La brisa fresca que baja del río Cali, un privilegiado atardecer estriado en rosas y azules y una noche cálida sirvieron como telón de fondo para una noche de romance entre la diosa Venus y el dios Baco.Los manteles de cuadros azules y blancos fueron extendidos sobre el prado, las botellas de vino Norton argentino del año 2008 fueron descorchadas y cada pareja, familia, grupo de amigos o simplemente vecinos reclamó una canasta repleta de delicias que fueron las grandes protagonistas de la noche.El maestro panadero Juan Manuel Castillo, de la panadería Dulce Factoría del barrio El Limonar, se encargó de la baguette antigua; la famosa chef Catalina Vélez, de Kiva, presentó unas láminas de cerdo marinado en naranja agria envuelto en hojas de plátano; por su parte, Martha Izquierdo, del restaurante Azul, de San Antonio, ofreció un pollo al limón montado sobre un timbal de vegetales salteados con ají pasilla y queso semicurado, bañados con crema agria.Quienes metían la mano en la canasta seguían hallando delicias, como el canelón asado con parmesano, relleno de frijoles negros y panceta con salsa pomodoro picante, obra del chef Salvatore Runci, del restaurante Maccarroni's de Granada. Y que decir de los rizos de calamar marinados en aceite de oliva mezclados con papies dorados y pimentones asados de Francisco Prado, del restaurante La Cocina, de San Antonio.A medida que avanzaba la noche, la deshinibición fue el postre. Ancianos y jóvenes por igual se pusieron de pie enarbolando las servilletas de tela azul y al ritmo de currulaos, marimbas y tambores le rindieron homenaje al alma africana, y al espíritu del Pacífico colombiano para fundirse todos en un helado de chocolate al 70% con Chile chipotle y frutos rojos de María Claudia Zarama, de El Escudo del Quijiote, que electrizaban las papilas para cerrar con broche de oro una noche de esas que sólo son posibles en Cali, de esas que hacen de esta ciudad el secreto mejor guardado de los gourmands, de esas que le dan sabor a la Sucursal del Sabor.

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