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En Cali, el 1% de la población sufre trastornos alimenticios

La vergüenza, a veces, paraliza a las familias. Los enfermos niegan, por otro lado, la enfermedad.

10 de febrero de 2013 Por: Redacción de El País

La vergüenza, a veces, paraliza a las familias. Los enfermos niegan, por otro lado, la enfermedad.

La psiquiatra Carolina Zapata Galeano es especialista en trastornos alimenticios. Atiende pacientes en el Hospital Psiquiátrico de Cali y en la Unidad de Salud Mental del Hospital Universitario del Valle. Según sus estudios, el 1% de la población en la ciudad padece algún trastorno alimentario, aunque de repente la cifra real puede ser más alta: a pesar del riesgo, son pocos los que acuden a una consulta profesional. La vergüenza, a veces, paraliza a las familias. Los enfermos niegan, por otro lado, la enfermedad. Los trastornos alimenticios más frecuentes en Cali, advierte Carolina, son la anorexia, la bulimia - comer en exceso para después vomitar - trastorno por atracón - comer de manera descontrolada. También, explicó la psiquiatra Ana Virginia Buelvas, en Colombia está de moda la vigorexia. Quien lo padece siente una preocupación excesiva porque cree ser demasiado bajo en estatura, demasiado débil. La ortoexia es otro trastorno en auge: es obsesión por comer lo que el paciente considera comida saludable, eliminando de tajo la azúcar, por ejemplo, la grasa, necesarias para el cuerpo.Y son trastornos, dice la psiquiatra, que los sufren tanto mujeres como hombres. Basta ir a un gimnasio, ver jovencitos que pasan horas levantando pesas, tomando esteroides, soñando con la perfección del cuerpo frente a los espejos para comprobarlo. Además, agrega Ana Virginia Buelvas, los hombres ni de fundas consultan por estos trastornos. Temen ser tildados de homosexuales. Por eso nunca aparecen en las estadísticas. Y justamente ellos, los homosexuales, exactamente los transexuales, son también las otras víctimas ocultas. Para aparentar un cuerpo de mujer se someten a dietas extremas. Buscan, sobre todo, perder grasa en la cintura, caen en trastornos alimenticios.No consultan a un especialista, no hablan de eso con nadie, porque además de ser señalados por su condición sexual no están dispuestos a asumir, también, un señalamiento por un trastorno alimenticio. Y no buscar ayuda es aumentar el riesgo. En el mundo, de 1000 personas, 80 padecen trastornos alimentarios. El 10% de ellos, en promedio, muere. Diana lo repite una y otra vez en su diario, insiste. Superar el mal requiere, sí o sí, de ayuda profesional: psiquiatras, sicólogos, nutricionistas, redes de apoyo familiares. Quien sufre un trastorno alimenticio es una persona infeliz. Necesita ayuda, que le señalen el camino, para reconciliarse consigo misma.

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