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Calle 6 # 4-48. La edificación, situada junto al Centro Cultural de Cali, solía ser una vivienda y ahora es un parqueadero con capacidad para 26 carros | Foto: Bernadro Peña / El País

HOTEL ARISTI

Emblemáticas casonas del centro de Cali están convirtiéndose en parqueaderos

Subdirección de Patrimonio de Cali revisa los bienes de interés cultural que han sido violentados. 32 predios están en la mira.

22 de junio de 2017 Por: Redacción de El País 

Las emblemáticas casonas del centro histórico de Cali están desapareciendo cada vez más rápido. Allí, entre las calles 5 y 13 y las carreras 1 y 10, varios de los propietarios de estos bienes de interés cultural están demoliendo sus interiores para darle paso a parqueaderos en los que caben hasta 150 motocicletas o más de 50 carros.

La Subdirección de Patrimonio de Cali, desde hace un mes realiza inspecciones para identificar los predios que han sido desocupados. De forma preliminar, se ha encontrado que 32 bienes patrimoniales han sido modificados de esta forma.

“Hay algunas casas entre las calles 5 y 8, donde en cada cuadra hay al menos un parqueadero. No podemos permitir que el centro histórico se siga demoliendo en la forma en que se está haciendo. Ya empezamos una labor de pedagogía con los propietarios porque no muchos saben que el centro goza de especial protección, pues es un bien de interés cultural nacional y tiene edificios de valor patrimonial que no pueden dañarse”, aseguró Sandra Becerra, subdirectora de Patrimonio Municipal, quien señaló que ya se han llevado a cabo reuniones de socialización con las JAC de San Antonio, San Cayetano, Santa Rosa y San Bosco.

La funcionaria indicó que en las próximas dos semanas se continuará con la inspección de estos predios que han sido modificados, con el fin de elaborar un informe para la Secretaría de Seguridad y Justicia, ente que determinará si hay lugar a una sanción al propietario del predio o se ordena la suspensión de obra.

Fachadas por doquier

Uno de los predios que fue desocupado es una casa en la Calle 6 # 4-48. En este punto, la que solía ser una vivienda de dos pisos y arquitectura colonial, es hoy un parqueadero con capacidad para 26 automóviles y 15 motocicletas en el que una hora de estacionamiento vale $2000.

Jairo, quien desde hace nueve años se dedica a parquear los vehículos en este predio como si fuera un juego de Tetris, dice que el propietario del lugar “conservó la fachada porque eso es lo bonito de la casa”.

Entre tanto, en la esquina de la Calle 9 con Carrera 9 solo queda el cascarón de una casona que ocupaba casi media cuadra. En su interior ya no hay cocina, baños o piso, solo hay pequeñas piedras en el suelo y postes de guadua que sostienen las tejas de zinc bajo las que se estacionan 150 motocicletas.

El panorama se repite en una casa de arquitectura republicana sobre la Carrera 5 # 7-58, que conserva su fachada pero no su interior. Incluso, el lote se englobó (unieron otros predios) en forma de L y la entrada y salida de vehículos no se hace por la Carrera 5 sino sobre la Calle 7.

Dagoberto Aristizábal, propietario de un amoblado del sector, dijo que “aquí están tumbando casas cada cinco meses para abrir más negocios. A finales del año pasado demolieron una casona en la Carrera 6 entre calles 7 y 8, con fachada y todo. Allí abrieron un parqueadero y le hicieron una fachada colonial falsa para evitar problemas”.

Según el Plan de Ordenamiento Territorial, POT, en la ciudad hay 272 predios que tienen algún tipo de declaratoria patrimonial, bien sea de interés municipal o nacional. Del total de bienes con declaratoria, 110 son casas, castillos y haciendas de interés cultural municipal, ubicadas en zona rural y urbana.

Para Víctor Martínez, de la Sociedad de Arquitectos del Valle, el fenómeno de la demolición de estos bienes patrimoniales está relacionado con la falta de incentivos que promuevan el cuidado integral de los inmuebles.

“La gente cree que es más fácil dejar caer la casa que mantenerla o restaurarla y darle proyección a un nuevo uso. A esto se suma que las nuevas generaciones no tienen estímulo para mantener un patrimonio que solo les produce altos costos y por parte del Estado no hay incentivos económicos para mantenerlo”, aseguró Martínez, quien remarcó que hace falta más control a las intervenciones que se realizan en los inmuebles del centro.

Ante esto, Becerra recalcó que quienes poseen inmuebles patrimoniales tienen derecho a exenciones en el pago del impuesto predial de hasta el 75 %, según el nivel de conservación tipificado para el bien (Tipo 1: conservación integral y Tipo 2: del tipo arquitectónico).

Otro beneficio es que, sin importar el barrio en que estén, se les cobra la tarifa de servicios públicos de estrato 1.

Aristi, a la espera

Pese a que en abril el Ministerio de Cultura aprobó la continuación del proyecto de renovación del Edificio Columbus, el Teatro Colón y el Hotel y Teatro Aristi, bienes de interés cultural que empezaron a ser intervenidos civilmente desde el 2015 sin el consentimiento de las autoridades municipales o nacionales, la resolución que da el visto bueno no ha sido oficializada.

Nathalie Rueda, gerente del grupo G50 (promotor de la obra), explicó que el Mincultura se encuentra revisando planos estructurales del proyecto para expedir el documento. “Una vez tengamos en nuestras manos la resolución, podremos tramitar la licencia de construcción ante la curaduría”, dijo Rueda.

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Falta de control

La Contraloría emitió desde el año pasado una alerta por la falta de control en la expedición y seguimiento de licencias urbanísticas en la ciudad y su incidencia en la modificación de los bienes de interés cultural.

A través de una auditoría se encontraron modificaciones irregulares o inconsultas en once inmuebles patrimoniales de cuarenta y dos visitados.

Se evidenciaron ocho hallazgos administrativos, dos con incidencia disciplinaria.

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