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El vía crucis que vivió el profesor Wilson por extraviar su cédula

Estuvo 14 días detenido porque perdió su cédula y alguien la utilizó para hacer un fraude y sólo hasta ayer logró salir de la cárcel.

21 de enero de 2011 Por: Elpais.com.co

Estuvo 14 días detenido porque perdió su cédula y alguien la utilizó para hacer un fraude y sólo hasta ayer logró salir de la cárcel.

Al profesor Wilson Álvarez Payán no le asustaba diligenciar el pasado judicial. “No tenía por qué temer, nunca he hecho nada ilegal”. Por eso destinó un día libre para realizar el trámite, que más tarde le cambiaría la vida. El 7 de enero madrugó al DAS y quedó de almorzar con su esposa. Pero sólo dos semanas después la volvería a ver. Un hombre del DAS se acercó y le informó que era imposible entregarle el certificado. Hace ocho años tenía una orden de captura por fraude procesal y falsedad en documento público, y él no lo sabía. El Juzgado 16 Penal del Circuito de Cali lo había condenado en el 2003 a cuatro años y diez meses de prisión. El docente de física, que dicta clases en el Colegio Pío XII, en la Universidad Icesi y en la San Buenaventura; miraba hacia todas partes buscando una cámara y a alguien que le dijera que se trataba de una broma.“Yo le preguntó a Dios por qué me pasó algo así. Y lo único que puedo pensar es que él lo hizo para enseñarme algo, porque fue una situación horrible”. En medio de esa incertidumbre recordó que hace nueve años había perdido la cédula de ciudadanía. Ésta cayó en manos equivocadas. “La persona que la encontró la utilizó para presentarse en una notaría como Wilson Álvarez y diligenciar la compra de una casa suplantando su identidad y falsificando otras firmas”, explicó el abogado del profesor, Héctor Caicedo. Desde ese viernes, Wilson, quien es calificado por el padre César Santrich, rector del Colegio Pío XII, como una persona honesta y uno de los mejores de la institución; quedó detenido. “A mí se me vino el mundo encima. Me dolía escucharlo tan mal. Se desmayaba y no podía hablar”, contó su esposa María Claudia, quien también es docente.Empieza el calvarioAl profesor le esperan otros diez días de angustia, alejado de su familia y con la posibilidad latente de perder su trabajo. En la Universidad Icesi, donde también laboraba, le habían asignado dos cursos que debían iniciar de inmediato. Hoy cuenta que esa fue su mayor preocupación en la cárcel. “Mi vida ha sido trabajar. Tenía unos compromisos y eso no me dejaba dormir”. Después del puente del 10 de enero, la Juez Tercera de Ejecución de Penas de Cali ordenó trasladarlo a la cárcel Villahermosa, donde se encuentran personas acusadas de homicidio, hurto, secuestro.A partir de ese momento la defensa de Álvarez insistió en realizar unas pruebas dactilares y grafológicas para comprobar que la huella y la firma del docente no coincidían con las de la persona que hizo tal negociación. Sin embargo, dichos análisis sólo se ordenaron el 14 de enero. Mientras tanto el profesor siguió preso. “Se interpuso una acción de tutela en contra del Juzgado por la demora en ordenar las pruebas y sólo hasta ese momento lo hicieron”, aseguró el abogado. Según el defensor, a pesar de que los resultados llegaron al Juzgado Tercero desde el pasado martes 18 de enero y comprobaron la inocencia del profesor Wilson, sólo unos días después se emitió su boleta de libertad. “Interpusimos una acción de Habeas Corpus porque el profesor estuvo ilegalmente detenido. Este recurso llegó hasta el Tribunal Contencioso Administrativo, quien ordenó el miércoles la libertad de mi cliente. Entonces sólo así la juez autorizó su salida para hoy (ayer) en la tarde”, explicó María Claudia. De acuerdo con lo que alega su esposa y abogado, antes de ser trasladado a la cárcel Villahermosa, al detenido se le debió realizar el cotejo de huellas para comprobar su identidad. “Una pruebas de esas no se pueden demorar catorce días. Lo conveniente era detenerlo en el DAS, mientras se aclaraba la suplantación de identidad, pero no enviarlo a la cárcel”, alegó el defensor. “El ambiente de la cárcel es muy duro. Yo sólo cerraba los ojos y pensaba en mi familia y mis estudiantes”, contó Wilson.Sin embargo, en la ley no está estipulado que se debe esperar el cotejo de huellas para enviar a la cárcel a una persona con orden de captura vigente.Un daño irreparableA pesar del apoyo que recibió el profesor de parte de las instituciones educativas donde labora, especialmente del Colegio Pio XII, este episodio deja un daño irreparable en su moral. “Nosotros lo estimamos mucho y los estudiantes y padres de familia lo han apoyado. Pero para él este es un daño muy grande”, afirmó el rector del Pío XII. Por su parte, el rector del Colegio Lacordaire, Mauricio Galeano, institución donde Wilson trabajó durante 14 años, rechazó que una persona “honesta y justa como él haya tenido que pasar por esta penosa situación”.

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