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El río Cañaveralejo, otro crimen ecológico de los caleños

El deterioro del afluente por la tala de árboles y vertimientos también asfixia al río Cauca.

13 de octubre de 2016 Por: Redacción de El País

El deterioro del afluente por la tala de árboles y vertimientos también asfixia al río Cauca.

[[nid:585454;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2016/10/canaveralejo.jpg;full;{El deterioro del afluente por la tala de árboles y vertimientos también asfixia al río Cauca.Fotos: Oswaldo Páez | El País}]]

Arriba, en la vereda El Faro, el agua del río Cañaveralejo todavía es clara. No es tanta   como hace unos quince años, comenta Eder Ramírez, quien vive por allí hace tres décadas, pero el líquido aún es puro. 

De hecho, son muchos los vecinos los que lo toman directamente y sin tratamiento alguno, comenta Eder, quien se suele bañar en lo que queda de Charco Azul, una piscina natural que ha ido perdiendo su afamado nombre debido a la sedimentación. No obstante, el charco todavía  recibe los chapuzones de los residentes de Loma Verde, La Sirena, Los Mangos.

En la parte alta del bosque de Cañaveralejo, entre los que solían ser ramadas y altos árboles, se ven lunares inmensos de arcilla. Son nuevas urbanizaciones y terrazas que se han abierto espacio entre la naturaleza y ahora copan buena parte del cerro. 

Comenta Ramiro Marín, residente de La Sirena, que ese fenómeno se ha vuelto recurrente en la cuenca del río durante los últimos diez años y que los impactos sobre el agua son notorios. “Hay gente que abrió vías, tumbó árboles, desbarrancó parte de la montaña y tiró la tierra al agua. Todo ha ido cayendo de a poco al río y le ha cambiado el color; una vez todo ese sedimento cayó al embalse seco del río Cañaveralejo y lo tapó completamente”.

Cuando el agua del río se encuentra con las primeras viviendas de la vereda La Sirena, su coloración empieza a cambiar. Allí, algunas viviendas todavía depositan las aguas servidas directamente al afluente a través de tubos de PVC. Y, cuenta Francisco, un ‘motorratón’ del sector, que más arriba, en La Carolina, una marranera también tira sus desperdicios al río sin tapujo alguno.

En este punto también aparecen las basuras sobre el cauce. 

Colchones, recipientes de icopor, envases plásticos, poltronas y bolsas con residuos sólidos son algunas de las cosas que transporta el agua a su paso por La Sirena, el cementerio Jardines de La Aurora y hasta el colector Guarruz, que canaliza las aguas lluvia y servidas que bajan de la Comuna 20 y, con ellas, todos los residuos que encuentra a su paso.

Dice uno de los contratistas de Emcali  que labora en el sector, que el pasado 2 de octubre bajó tanta agua, que sobrepasó la barrera de los 2,50 metros de alto que tiene el colector y las camas, los calzoncillos y zapatos, que debían quedarse en la barrera, pasaron al afluente sin ningún problema. El agua ahí es más turbia que clara y los gallinazos se pelean entre ellos por cualquier rastro de comida que nade.

Camilo Vélez, jefe de Recurso Hídrico del Dagma, advierte que las conexiones erradas que tienen lugar en los asentamientos de desarrollo humano incompleto son las que más impactan la calidad del agua del río Cañaveralejo y, por ende, del río Cauca, como lo aseguró la CVC esta semana.

“Como todas estas aguas residuales están cayendo a los canales de aguas lluvia y el que tiene más de estos sistemas adaptados es el río Cañaveralejo, es el afluente que más problemas de contaminación tiene a su paso por la ciudad”, dijo Vélez, quien añadió que los caños que desembocan al río y afectan la calidad de su agua son los de la Autopista, la Avenida Pasoancho y las  calles 14 y 16.

Cuando el río Cañaveralejo se une con el canal de aguas lluvia de la Carrera 50, a la altura del barrio Tequendama, poco queda del agua cristalina que se veía en El Faro. A través de esta estructura, el río se pierde entre las descargas de los caños que terminan por ponerle un tinte rojizo al agua.

 En Brisas de Los Samanes, en la Carrera 50 con Avenida Simón Bolívar, un residente del sector dice estar harto del hedor a pescado que se siente en el ambiente todos los días desde hace varios años. Dice que el olor proviene de uno de los 120 cambuches del asentamiento conocido como ‘El Pasaje de La Misma Gente’, donde se dedican a hacer chorizos que luego se venden en la galería Santa Elena. De esa casa todo el día caen residuos al canal de aguas lluvia de la Carrera 50, como de las otras 119, comenta el vecino.

“La cantidad de residuos sólidos que la gente arroja a los canales, sumada  a la sedimentación que trae el agua por la deforestación en la ladera, son factores que contribuyen a colmatar el sistema de alcantarillado. Todo esto es una carga que aporta negativamente al río Cauca, porque hace que se baje el oxígeno del agua a la altura del canal Interceptor Sur y esto termina por empeorar la calidad del agua”, enfatizó Vélez.

Según el índice de calidad de agua del Dagma, en el 2015, antes de entrar a Cali, el río Cañaveralejo registraba una calidad buena (0,74 en la escala de 0,00 a 1,00) y luego de su travesía por la ciudad, la calidad de su agua es mala (0,30 en la escala de 0,00 a 1,00).

Calidad del aguaDe acuerdo con un informe de calidad de agua del río Cauca presentado por la CVC,  el río Cañaveralejo es uno de los aportantes a la crítica baja oxígeno del río Cauca, lo que incide en las fallas en la potabilización del agua.Algunos puntos críticos en la calidad del afluente  están en la Diagonal 51 con Calle 17A, en la Carrera 51A con Calle 6A y en Bella Suiza.El ingeniero de la CVC Hernando Devia  dijo que “en el sector de Santa Elena hay sitios de disposición de  materia orgánica. Igual pasa en el Canal Ferrocarril, que viene paralelo a la Calle 26 y con el canal de la 39. Todos llegan al río Cañaveralejo. Cuando hay pocas lluvias esos desechos se acumulan, se descomponen y cuando vuelven las lluvias fuertes todo termina en el río Cauca”.

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