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El impacto negativo que trae cuidar a un paciente con Alzheimer

El cuidador de una persona con Alzheimer puede terminar más enfermo que el paciente, por la sobrecarga emocional y física que la tarea implica. Jornada científica.

1 de mayo de 2014 Por: Redacción de El País

El cuidador de una persona con Alzheimer puede terminar más enfermo que el paciente, por la sobrecarga emocional y física que la tarea implica. Jornada científica.

¿A quién se le ocurre pensar de qué se enferman los médicos? ¿Quién pregunta qué le duele a la enfermera? Se supone que ellos están para cuidar de la salud de los pacientes, mas la de ellos queda en segundo plano. Igual sucede en los hogares, con las personas que quedan al cuidado de un familiar con Alzheimer, ese deterioro cognitivo que afecta la memoria y altera la conducta del individuo.Ese es el foco de la VI Jornada Científica Internacional sobre la Enfermedad de Alzheimer y otras Demencias, que se realizará en Cali los días 8 y 9 de mayo.Juan Carlos Arango Lasprilla, neurosicólogo colombiano e investigador de la Universidad de Deusto, España, es uno de los nueve conferencistas invitados al evento. Y presentará los estudios que realizó en Cali, en relación al estado emocional y físico de los cuidadores de personas con enfermedad de Alzheimer. La investigación es novedosa porque hasta ahora no existían en América Latina tratamientos o intervenciones con personas encargadas de cuidar al enfermo de Alzheimer. Los estudios y los avances se centraban en el paciente, en evitar su deterioro y en que mantuviera su memoria, pero nadie se preocupaba por el bienestar del cuidador, excepto los países anglosajones.“Una de las conclusiones del estudio es que los latinos nos sentimos obligados a cuidar al familiar enfermo. Hay un compromiso moral, comparado a la familia anglosajona o de otras culturas”, dice la sicóloga Jacqueline Arabia, directora de la Fundación Alzheimer, entidad con 15 años de labores y donde el doctor Arango hizo su investigación.La profesional afirma que en la sociedad latina hay un sistema de creencias que lleva al cuidado dedicado, pero como el Alzheimer es una enfermedad de largo alcance hay que buscar que sea un acto sano y no vaya en contra de las familias. “Es un acto de amor, pero puede durar 3, 15 o 20 años, por lo que la persona cuidadora puede terminar sobrecargada con el paso del tiempo”, dice ella. De ahí que desarrollaran un programa de ocho sesiones para ayudar a los cuidadores y lo implementaron durante dos meses en la Fundación Alzheimer de Cali, siendo este ejercicio el primero hecho en español y en Latinoamérica. “Cuando comparamos el rendimiento de los cuidadores que recibieron el tratamiento con los que no, encontramos diferencias significativas como un mejoramiento en su parte emocional y su bienestar físico, después de asistir al programa y tres meses después de recibida la capacitación”, dice Arango.Así se logró reducir sus riesgos físicos, sicológicos y mejorar su calidad de vida. “Encontramos que muchos de los cuidadores terminan con severos problemas físicos y sicológicos como depresión, ansiedad, estrés y sobrecarga emocional, que afectan la calidad de vida de estas personas tanto a corto como a largo plazo”, dice el especialista. “Si mejoramos la calidad de vida de los cuidadores, su condición emocional y física, muy probablemente van a mejorar los servicios que estos les van a prestar a los pacientes y, por ende, va a mejorar también el paciente”, dice Arango. “Esto traduce que si queremos tener pacientes en buen estado, tenemos que tener también cuidadores en buen estado”, concluye Jacqueline Arabia.Duelo en vidaCuando una familia se enfrenta a un diagnóstico de Alzheimer de uno de sus miembros, primero hay una crisis, seguida de una negación. “Es un proceso en el que las personas no aceptan que su ser querido se ha muerto en vida”, dice Jacqueline Arabia, de la Fundación Alzheimer.La razón es que cuando se cuida a niños, se ve su evolución porque ellos están en su proceso de aprendizaje. Pero con un paciente de Alzheimer se asiste a un deterioro progresivo, es un cuidado hacia el final, que es la muerte. “Al ver a ese ser querido sumergido en depresiones, delirios y alucinaciones, es un duelo en vida”, complementa Ángela María Caicedo, sicóloga de la Fundación Alzheimer.Luego, hay una adaptación a la situación, pero al final, si no hay una estrategia de autocuidado del cuidador, viene una sobrecarga física y emocional tal, que este puede terminar por necesitar igual o más cuidado que el paciente.De ahí la importancia de saber que “un cuidador bien informado tendrá un paciente bien cuidado. Un cuidador mal cuidado es un enfermo en potencia”, dicen ambas sicólogas, quienes también serán conferencistas del evento.

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