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El deslave de las zonas de ladera amenaza a medio Cali

La destrucción de la zona de ladera no solo afecta a sus habitantes, sino a la zona plana de la ciudad. Evitar el deslave, una tarea costosa para las autoridades.

2 de marzo de 2014 Por: Luiyith Melo García | Reportero de El País

La destrucción de la zona de ladera no solo afecta a sus habitantes, sino a la zona plana de la ciudad. Evitar el deslave, una tarea costosa para las autoridades.

Olegario Vásquez dice que “la montaña se está derritiendo”, porque el lunes pasado se encontró con un mar de ‘agualodo’ en la Avenida de los Cerros con Carrera 66, que dificultaba el paso de los vehículos. Es como si una capa de tierra de la montaña se hubiera escurrido sobre la vía después de un intenso aguacero que se desgranó ese día, hacia las 3:00 p.m.Unos 200 metros más adelante, en la misma Avenida de los Cerros con 67 se repitió el deslave de la loma. Cuando llueve, el agua baja como un río por la vía con su carga de gravilla y tierra amarilla y se deposita en la misma Avenida y calles aledañas. También ocurre en la entrada a Lourdes (Carrera 70 con Calle 1), en Los Chorros y Alto Polvorines donde se han cortado pedazos de montaña y los deslizamientos se han llevado casas por delante. Sigue ocurriendo entre la Avenida Guadalupe y Bella Suiza (vía a los cementerios) por donde bajan toneladas de lodo que se acumulan a lado y lado de la vía. Pasa en Siloé y en la vía Circunvalar frente a Los Cristales y el Mortiñal, pese a los muros de contención de hasta seis metros de altura que se han construido. Y sucede detrás de Chipichape donde montones de tierra y rocas se desprenden con frecuencia y caen a la vía que está detrás del centro comercial.Casi que en cada parte de Cali donde hay loma hay desprendimientos de tierra que amenazan vidas humanas. Y la zona de ladera es el 50 % del territorio caleño, según Planeación Municipal. En otras palabras, cerca de media ciudad está amenazada por lo que Olegario llama el ‘derretimiento’ de la montaña.Eso que parece una exageración no está lejos de ser verdad. El ingeniero Efraín Torres, jefe del departamento de Alcantarillado de Emcali advierte que muchas de las aguas residuales de los cientos de miles de personas que viven en las lomas de Cali se filtran en la tierra porque no hay tuberías de desagüe. Y, peor aún, la red de túneles que conforman la cantidad de socavones abandonados bajo la montaña por la explotación minera de carbón y roca muerta, se está llenando de agua.Hace cuatro años -recuerda Torres- un socavón falló en el fondo del cauce del río Meléndez y, tiempo atrás, ocurrió lo mismo con otro en el fondo de la quebrada Puente Palma, porque la gente con su explotación minera pasó por debajo y el río penetró por esos túneles. Otros socavones no sellados se llenan de agua lluvia. Así que debajo de la montaña debe haber una gran represa de agua que estaría afectando su estabilidad. Pero, por encima, en la superficie de la loma los riesgos también son inmensos. John Jairo Fonnegra, ingeniero de la CVC, precisó que los cerros de la ciudad se están deslavando por la presencia de asentamientos humanos que remueven la capa de cobertura vegetal, los vertimientos de agua, la tala de bosques, la actividad agrícola y ganadera, y la minería. Incluso, por el trazado de vías como la Circunvalar que cortan casi perpendicularmente e impactan la loma.Los incendios forestales también están acabando con la protección vegetal de los cerros. Ocurren un promedio de 700 por año. De hecho, han destruido el 15 % de las lomas de Cali, según un informe del programa de incendios forestales de la Universidad Autónoma de Occidente. Y muchos son encendidos por inescrupulosos para quemar el bosque y propiciar invasiones.Fonnegra sostiene que la pendiente de las lomas de Cali es muy alta y no deberían estar invadidas, sino preservadas ambientalmente, porque en la medida en que pierdan la capa vegetal que es la que amarra el suelo, la tierra se desprende fácil y toda la ciudad sufre sus efectos. Los sedimentos llegan a las fuentes hídricas, a los canales de aguas y a las vías, taponándolas y produciendo inundaciones. Así se evidenció en los últimos inviernos donde al menos media docena de sitios de zona planas de la ciudad sufrieron las consecuencias del daño que padece la ladera.Una solución costosaPara algunos analistas, mitigar los impactos ambientales que está generando la presencia de más de medio millón de personas en las laderas de Cali puede resultar más costoso que reubicar a todos sus habitantes. En muchos sectores no se pueden hacer obras de mitigación porque son invasiones y no está permitida su urbanización. Sin embargo, donde es posible se han hecho algunas labores.El secretario de Infraestructura Vial de Cali, Miguel Meléndez, indicó que, por ejemplo, en la vía Cali-Golondrinas-La Paz-La Elvira, una de las más afectadas por deslizamientos de tierra, se han invertido $1300 millones en obras de arte como cañerías, disipación de energía de agua y cunetas para controlar deslizamientos e inundaciones.Y en asocio con Invías, entre el kilómetro 18 de la vía al mar y el corregimiento de La Elvira se harán trabajos de protección, pavimentación y canalizaciones de agua y muros de contención en un tramo de la ‘Vuelta a Occidente’, una importante vía rural.Pero aún están pendientes proyectos de drenaje sobre la loma adyacente a la vía Circunvalar para corregir los desprendimientos de tierra. Meléndez indicó que ya están los diseños de esas obras y un acuerdo con propietarios de predios para hacer canales de drenaje con una inversión superior a $1000 millones.Emcali, por su parte, ha construido algunos desarenadores, que son una especie de grandes contenedores sobre la base de la loma para recoger allí los sedimentos que bajan por el deslave. Algunos tienen capacidad para acumular hasta 200 metros cúbicos de material como el desarenador de Puente Palma, el más grande, en la Avenida de los Cerros con 67. Y sin embargo, ese desarenador no alcanzó a recoger toda la sedimentación que se desprendió de la loma y gran parte cayó a la vía por donde casi no puede pasar Olegario Vásquez el lunes pasado.Pero el desarenador no es una obra preventiva para evitar el daño a la ladera. Ni siquiera para mitigar el deslave. Es solo una obra para evitar que el material desprendido llegue a los canales y al alcantarillado de la ciudad y conjurar inundaciones en la zona plana. Las labores de prevención y mitigación que realmente ayudarían a corregir el problema le corresponden a la autoridad ambiental.Para el caso de Cali sería el Dagma el que debe preservar ambientalmente la zona, libre de invasión, hacer canaletas para conducir aguas, muros de contención, mantenimiento de cuencas hídricas y reforestación. Pero esta entidad dijo que la responsabilidad es de la CVC que solo tiene jurisdicción en la zona rural. La CVC, por su parte, sí reportó una serie de obras y proyectos como la adecuación de ecoparques como centros de educación ambiental en la cuenca del río Cali y la recuperación de la capacidad hidráulica de los ríos Cañaveralejo, Cali, Aguacatal y Lili para la prevención de riesgo por crecientes pluviales.Igualmente, su propósito es construir el colector interceptor del río Cañaveralejo en el sector de Bella Suiza Bajo, entre la Avenida Guadalupe (Cra 56) - río Cañaveralejo y Calle 15A Oeste, lo mismo que la siembra de 6000 árboles en la cuenca del río Meléndez en alianza con la Fundación Club Campestre.“Aquí el Dagma no ha hecho nada por recuperar la ladera ”, dijo una fuente del mismo gobierno. Más allá de los desarenadores, Emcali ha tenido que entamborar las quebradas Lourdes y Guarruz (en Siloé) para evitar que se siguieran vertiendo aguas servidas a sus cauces e instaló hace unos años 35 kilómetros de tuberías de alcantarillado en zonas bajas de la loma donde los asentamientos son legales.El resto de la ladera, casi la mitad de Cali habitada en gran medida por la informalidad, a golpe de invasión, sigue en riesgo. Y el riesgo, según los técnicos, es el resultado de la amenaza natural del deslave más la vulnerabilidad de un terreno sin capa vegetal protectora. Una trágica ecuación.Una tarea complejaEvitar el deslave de las lomas de Cali es una tarea compleja. John Jairo Fonnegra, ingeniero de la CVC, indicó que a las vías construidas hay que hacerles mantenimiento constante, obras de drenaje y control de aguas de escorrentía, las cuales deben ser conducidas hacia depresiones naturales de las cuencas. Pero lo que se ha hecho tradicionalmente, cuando se construyen las obras de arte (cunetas y canaletas) es que se capturan las aguas y las mandan al potrero, el primer lugar que encuentran; entonces esas aguas saturan el terreno, y como son arcillas (tierra amarilla), el suelo empieza a ganar peso, se satura y se produce la remoción en masa o derrumbes.Lo mismo ocurre con las aguas servidas de las invasiones que terminan arrojadas al terreno. Y sucede también con las instalaciones fraudulentas de agua. Las mangueras suelen tener filtraciones que saturan de agua el terreno y terminan por removerlo.Estrategia de bordeEl 50 % de Cali está en zona plana y el 50 % en ladera. La base de la ladera es zona de transición donde el POT de Cali establece una ‘Estrategia de borde’, a fin de detener allí la urbanización irregular. La estrategia trae elementos como ecoparques y  suelos amarrados a Planes Zonales para urbanizar solo con estudios específicos.

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