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Claudia María Buitrago, directora del Dagma | Foto: José L. Guzmán / El País

MEDIO AMBIENTE

El Dagma tiene un severo problema reputacional, dice su nueva directora

Claudia María Buitrago da un balance tras su primer mes al frente del Departamento de Gestión Ambiental.

17 de octubre de 2017 Por: Redacción de El País 

El lío por la intervención de los árboles de la Autopista Suroriental y la muerte de dos pumas en el hogar de paso para fauna silvestre, son dos de las polémicas que le ha tocado sortear a Claudia María Buitrago en su nuevo cargo de directora del Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente, Dagma.

Con un mes y once días frente a la autoridad ambiental del Municipio, esta abogada de profesión cuenta cómo está operando la entidad, sus principales dificultades y las prioridades.

Le ha tocado duro en este primer mes al frente del Dagma…

Muy duro, claro que es propio de las autoridades ambientales urbanas.

Respecto a la coyuntura de los árboles de la Autopista, ¿en qué momento esta situación se desborda y termina con el Alcalde y su gabinete dando una alocución?

No sé si de pronto se debe un poco a la coyuntura política, yo no domino ese tema en la región, pero tengo la leve sospecha que estamos metidos en ese escenario.

¿No le preocupa que por esa presión política se haya dejado de tomar una decisión técnica necesaria con esos árboles?

Allí hubo una situación que de pronto no ha sido suficientemente comprendida. El día que hicimos el recorrido con la Personería lo primero que dije a los medios es que lo único que hemos expedido es un concepto técnico, no hemos tomado decisión alguna, pero eso no salió y esa es la realidad. Lo que hay es un concepto de lo que habría que hacer con esos individuos arbóreos.

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¿Qué pasa si la rama de un árbol no podado por la cancelación de la intervención le cae a un carro o genera una emergencia?

Yo soy consciente de lo que puede pasar, justo por esa situación he solicitado un segundo concepto independiente. Buscamos comunicación con los organizadores de un seminario internacional de silvicultura urbana que se realiza en Cali, les pregunté si ellos podían hacer un recorrido y me dijeron que sí, creo que será una interesante oportunidad para que unos validadores externos nos den otro concepto.

La gente es muy sensible con los temas ambientales y siempre por esta época se intervienen los árboles de la Autopista...

Eso está bien que sean sensibles con los temas ambientales, el punto es que la ciudadanía también es sensible con los temas culturales, entonces cuando estamos en una ciudad hay que sopesar un derecho con otro, porque finalmente los dos son derechos colectivos, el derecho al ambiente sano y el derecho a la cultura.

En la comunidad siempre ha existido la idea que el Dagma no hace una labor efectiva con respecto a proteger el sistema arbóreo de la ciudad, ¿qué opina al respecto?

Yo lo que he encontrado es que en estos dos años se han ejecutado $1200 millones, el año pasado se sembraron 38.000 árboles y este año ya vamos en 36.000, entonces quizás en lo que habría que ahondar es en mejores mecanismos de comunicación acerca de lo que nosotros hacemos, quizás nos faltan más recursos para poder llegar a más audiencias. En el Dagma se hacen muchas cosas y particularmente en lo que tiene que ver con silvicultura se están haciendo siembras en las islas de calor, que es en donde más se requieren árboles.

¿Por qué la CVC siembra árboles que después el Dagma tiene que quitar argumentando que el sitio no era apto para sembrar?

No te sabría decir por qué razón, esas decisiones no corresponden al Dagma. Lo que hay que hacer es mejorar los canales de comunicación, lo cual estamos haciendo con el ingeniero Materón (director de la CVC) y con seguridad eso no debería volver a darse.

Hablando de su primer mes frente al Dagma, ¿qué balance puede dar sobre cómo recibió la entidad?

El Dagma tiene un severo problema reputacional que está atado, desde mi punto de vista, a dos razones, aunque no son las únicas: la primera es que es una entidad relativamente nueva y en la mayoría de las grandes ciudades del país donde existe autoridad ambiental urbana el fenómeno es similar, entidades con pocos recursos y con unas plantas de personal mínimas. Es absolutamente increíble que el Dagma solo tenga una planta de 21 personas, eso genera que tienes un batallón de contratistas, difícil hacerle seguimiento a casi 700 contratistas. Y el otro problema, que tienen en general las autoridades urbanas ambientales, es que no son autónomas y eso genera limitaciones.

¿Qué va a hacer para cambiarle la reputación al Dagma?

Trabajar con los medios de comunicación, con el empresariado y la ciudadanía, pero también con los servidores y contratistas, porque en el Dagma hay mucha gente buena desde el punto de vista técnico y de honestidad, pero también creo que debe haber uno que otro que no lo sea y es bueno que se vayan preparando porque no vamos a permitir gente que no sea buena.

¿Es decir que va a hacer un proceso de depuración?

Yo no quisiera llamarlo de depuración, a mi me gusta hablar de transparencia, yo tuve la fortuna de haber trabajado en la administración de Antanas Mockus y creo fervientemente en la transparencia y lo que más me gusta del alcalde Maurice Armitage, es que en todos los consejos de gobierno nos hace hincapié en torno a actuar de manera transparente con la ciudadanía.

Desde el Concejo han surgido muchas críticas por los gestores ambientales que contrata el Dagma, ¿usted que piensa?

Me parece que ese es un proceso totalmente válido, cuya bondad radica en que estamos tratando de recuperar de situaciones de vulnerabilidad extrema a una serie de personas y las vamos a poner a pensar en el medio ambiente urbano y a actuar en función de ese medio ambiente urbano, pero también les vamos a dar elementos pedagógicos, elementos educativos, de conocimiento, para que puedan llegar a ser unos buenos ciudadanos.

¿Qué pasó con la investigación de la muerte de dos pumas en el hogar de fauna silvestre?

No me han entregado el informe final. Lo están haciendo (la investigación) universidades y también Medicina Legal, asesorada por médicos veterinarios del Zoológico de Cali, atendiendo una solicitud nuestra.

¿Y el hogar de paso cómo está funcionando?

Han entrado alrededor de 1800 animales y de esos cerca de 800 han sido recuperados y devueltos a su hábitat. Este es un sitio que tiene deficiencias, pero si lo miras hacia atrás ha mejorado totalmente y en este momento estamos contratando unos estudios sobre redes hídricas y eléctricas porque que nadie conoce por donde van los tubos de ese predio y eso es un riesgo.

Otro asunto reciente que causó polémica fue la construcción del puesto de control de minería en la zona rural, ¿hasta cuándo estará suspendida la obra?

La posición de la comunidad es de negativa total, hay unos líderes muy radicalizados, otros dicen que están amedrentados, amenazados, ahí se mueven muchas fuerzas. Nosotros seguiremos en nuestro diálogo.

El manejo del recurso hídrico es otro de los temas que genera inquietud en los caleños, ¿qué está haciendo el Dagma en esa área?

Creo que esa es la prioridad nuestra como administración, es increíble que una ciudad con el potencial hídrico de Cali a veces termine con racionamiento o con dificultades para potabilizar el agua por sedimentación. Todo esto tiene que ver con problemas de deforestación en las cuencas y le estamos apuntando al tema del esquema de pago por servicios ambientales, que permiten que haya incentivos a la conservación en las cuencas.

¿A qué otros proyectos piensa apostarle el Dagma?

Hay temas muy importantes como las redes de monitoreo de calidad del agua, del aire y ahora vamos a empezar con la del ruido, un sistema tecnológico, así como medimos la calidad del agua y del aire pretendemos medir el ruido que hay en la ciudad.

¿Quién es la directora del Dagma?

Nacida en Manizales, abogada de la Universidad de Caldas, con especialización en derecho público y una maestría en ciencia política. También tiene en proceso un doctorado en ciencias ambientales.

Claudia María Buitrago cuenta que estuvo vinculada al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social; así como al distrito capital en sectores como: cultura, turismo y medio ambiente.

Antes de llegar al Dagma asesoró a la Superintendencia de Servicios Públicos y a la Fundación Ambiente Colombia.

“Estaban indagando sobre hojas de vida de personas técnicas que no estuvieran como muy ligadas a la parte política y me pidieron mi hoja de vida, la entregué, me llamó el Alcalde, me entrevistó y así fue (como se vinculó al Dagma)”, cuenta Buitrago, quien vive hace tres años y medio en Cali

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