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¿El comercio pondrá a San Antonio de cabeza?

El cambio en el uso del suelo del barrio San Antonio por parte de la Alcaldía de Cali, preocupa a los vecinos del sector que temen que esta tradicional zona se convierta en lugar de desorden y rumba.

27 de marzo de 2011 Por: Adolfo Ochoa | Redacción de El País

El cambio en el uso del suelo del barrio San Antonio por parte de la Alcaldía de Cali, preocupa a los vecinos del sector que temen que esta tradicional zona se convierta en lugar de desorden y rumba.

A Jorge le dicen que el viejo Roberto, el artesano, vendió su casa hace meses y que nadie sabe dónde vive ahora. Pero, no tiene tiempo de ponerse triste. Enseguida le cuentan que Guillermina murió en noviembre o diciembre pasado. Hacía tanto tiempo que él no iba por esos lados del barrio San Antonio, en donde se crió, que no tenía idea de nada de ello. “Y los buenos amigos que éramos”, dice al tiempo que se agarra la cabeza con ambas manos, como si eso le ayudara a entender por qué, en tres años que han pasado desde que se mudó, mucho de lo que él conocía ya no está: ni sus amigos, ni las casas, ni las tiendas pequeñitas donde tertuliaba. Ni siquiera las calles parecen ser las mismas, dice. Son como otros andenes. Otro cemento y ya.Mira alrededor con cara de desasosiego: las ventanas de las casas antiguas del barrio San Antonio, esas mismas que son promocionadas en revistas turísticas como un patrimonio cultural y arquitectónico de Cali y donde vivían todos sus amigos ahora tienen enormes letreros de ‘Se vende’ o ‘Se alquila’. Dice que lo que ve son fantasmas, retazos de lo que fue su barrio, que ya no es el mismo porque llegó el comercio y ya nadie o casi nadie quiere vivir allí. Ahora lo que quieren todos es poner cafés, hostales, oficinas, restaurantes. Hasta bares, si se puede. San Antonio ya no es un barrio, afirma Jorge. Es una especie de centro comercial al aire libre donde algunos se quedan a dormir. El hombre se oye bastante triste cuando afirma que no hay mucho qué hacer para detener el avance del “progreso económico”, pero su mirada se oscurece de verdad cuando le dicen que ahora mismo un proyecto de la Alcaldía de Cali busca convertir al tradicional San Antonio en una zona de naturaleza exclusivamente comercial.Desplazados internosJorge Garcés ha vivido en San Antonio hace tantos años que recuerda que de niño jugaba en los árboles de un lote que se extendía verde hasta donde alcanzaba la mirada y que hoy es la Calle Quinta. Su padre, Guillermo, también nació en San Antonio en 1913 y hasta noviembre pasado, cuando falleció, vivió allí.Pero, en 2008, Jorge, quien fue presidente de Junta de Acción Comunal, JAC, de ese barrio, decidió que, pese a sus nostalgias, no podía seguir viviendo en ese lugar. El boom del comercio que trajo consigo, hará cosa de 15 años, restaurantes, cafés, galerías de arte y muchos foráneos hizo que, para él, San Antonio dejara de ser el barrio de las familias, de la tradición, para ser el barrio del caos, del ruido, de los andenes ocupados por carros, de fines de semana de música a mucho volumen y, agrega, inseguridad a manos llenas.Cuenta que desde que allí se instalaron nuevos propietarios que buscan aprovechar la vena comercial que tiene ese sector, que ya fue ampliamente explotada en Granada y la Avenida Sexta por ejemplo, no es posible vivir en paz y que por eso se fue de la casa que estuvo en manos de su familia casi por un siglo.Dice que se marchó porque a veces grupos de chicos bajaban de la Colina pateando las puertas de los vecinos o lanzando piedras a las ventanas. Dice que se fue porque una noche tuvo que correr con un muchachito de 16 años a un hospital porque un ladrón disparó indiscriminadamente a una multitud que vociferaba para que lo detuvieran. El tiro alcanzó al chico en el pómulo derecho.Natalia, quien trabaja en una galería de arte ubicada en la Carrera 9 y que vivió por 15 años en San Antonio, dice que con el aumento del comercio llegó la inseguridad. “Lo que pasa es que esto se llena de gente los fines de semana. No sólo de caleños si no que hay un montón de extranjeros que vienen a los restaurantes y los ladrones saben que hay gente con cámaras y billeteras con euros y dólares. Antes no era así porque todos éramos vecinos que vivíamos desde siempre acá y nos conocíamos bastante bien”.Por eso, Jorge y Natalia temen que la propuesta de la Alcaldía de incluir cambios en el Plan de Ordenamiento Territorial para que el suelo del barrio deje ser mixto, es decir residencial y comercial, para ser exclusivamente comercial, arruine lo que ellos llaman “una joya” de la cultura caleña.Lorena Díaz, quien vive hace cuatro años allí, dice que si hoy un fin de semana es sinónimo de estrés y seña de que hay que encerrarse en casa, como una desplazada interna, no se imagina qué va a pasar si continúa la expansión comercial.“Hay noches en las que hay tantos carros parqueados fuera de los restaurantes que a mí me ha tocado pagar $2.000 para que me cuiden mi vehículo estacionado en frente de mi propia casa”.Jorge relata también que hay tremendos problemas de movilidad: afirma que las calles no están diseñadas para que pasen tantos vehículos y que eso genera trancones que hacen demorar hasta 16 veces recorridos que normalmente toman dos minutos.Algunos dueños de establecimientos comerciales que, en teoría se verían beneficiados con este proyecto, tampoco están del todo de acuerdo.Para Michael Lynch, dueño del restaurante Teatro Mágico del Sabor, la idea tiene una buena intención, pero sostiene que el barrio debería continuar con su naturaleza residencial y mantener su cultura de tiendas pequeñas, de cuenteros, de “oasis de la cultura”, como él lo llama.“Para mí, que tengo un restaurante, podría ser beneficioso ese proyecto. Pero creo que hay que tratar de mantener a San Antonio como lo que es: un espacio natural, no artificial, que se conserve su carácter de barrio y que no se busque el exterminio de la cultura peatonal de quienes vienen al barrio a sentarse a tertuliar o a comprar artesanías”.El artista Mauro Phazan, quien tiene un taller de cerámica en San Antonio, piensa igual. Cree que es necesario avanzar en el desarrollo económico de esa zona de Cali, pero dice que la Alcaldía necesita presentar un proyecto que incluya mantener la tradición arquitectónica y cultural del barrio y que no se convierta todo en una miscelánea de artículos. Planeación se defiendeEl actual director de Planeación Municipal, Juan Carlos López, explica que la idea que se planteó y que ha generado una suerte de pánico en San Antonio no es precisamente la de crear una zona exclusivamente comercial en San Antonio, como lo es Granada o el Parque del Perro, en San Fernando. El funcionario asevera que lo que quiere la Administración es aprovechar el potencial económico que dan los restaurantes gourmet, las artesanías y las tiendas para potenciar el turismo en la zona. López explica que desde el 2008 hasta hoy el nivel de locales comerciales en San Antonio pasó de 18% al 22%.En el POT vigente actualmente en Cali, este nivel debería ser del 5%.“Yo no quiero acabar San Antonio, como dicen algunos, lo que quiero es usar lo que ya hay en términos comerciales, normalizarlo, controlarlo y sacarle el mayor provecho posible para que Cali se vea beneficiada”, dice López.Eso, palabras más palabras menos es lo que Jorge Garcés quiere. Y también Natalia. Y Michael Lynch. Al final todos dicen que quieren una cosa y es que el comercio no arruine su barrio.

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