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Dormir bien, actividad tan reparadora como el ejercicio y una buena alimentación

Unas buenas horas de sueño no solo son reparadoras, sino tan efectivas como ir al gimnasio, hacer deporte y comer bien. Nuevos estudios comprueban que dormir menos refuerza la obesidad, pues las hormonas del apetito enloquecen.

6 de junio de 2013 Por: Redacción de El País

Unas buenas horas de sueño no solo son reparadoras, sino tan efectivas como ir al gimnasio, hacer deporte y comer bien. Nuevos estudios comprueban que dormir menos refuerza la obesidad, pues las hormonas del apetito enloquecen.

¿Sabía usted que dormir menos de ocho horas diarias puede verse reflejado en su balanza la próxima vez que se pese?No es exageración. Las revistas científicas Pediatrics y la inglesa The Lancet publicaron este año una serie de estudios que comprueban la estrecha relación existente entre dormir mal y ganar peso.Investigadores de la Universidad Británica de Surrey, publicados en The Lancet, aseguran que “existe suficiente evidencia de que no darle al cuerpo las horas-sueño que necesita, altera el metabolismo e incluso la producción de hormonas”. “No dormir bien está relacionado con muchísimos trastornos, entre ellos el aumento de peso, de la presión arterial y de la alteración de los estados de ánimo”, asegura Carlos De los Reyes, médico fisiatra del Centro Médico Imbanaco.“La falta de sueño produce una alteración del funcionamiento de la hormona tiroidea, que influye en la producción de la hormona del crecimiento, que a su vez sirve para aliviar daños en los músculos. Al alterarse el sueño, se alteran los ritmos circadianos que permiten el buen funcionamiento de las glándulas, como la tiroides, suprarrenales, el páncreas y el hígado”, explica el médico. “No es solamente el cansancio el que afecta el organismo, sino la alteración del funcionamiento de las glándulas”, agrega. Los expertos ingleses coinciden en que la obesidad es una condición multifactorial que va más allá de los alimentos que se consuman: incluye la genética de la persona y en especial los hábitos de vida. “No solo es cuestión de comida, el ritmo de vida actual nos satura de actividades las 24 horas, los 7 días de la semana y eso nos lleva a extender las agendas a horarios que en el pasado eran para dormir”.Por cada hora que una persona no descansa, se genera en el organismo un desorden en la producción de hormonas que controlan el apetito, la consecuencia se da en que rápidamente usted va a desarrollar una sensación mayor de hambre, como si no hubiera comido desde hace varias horas.Lo siguiente que ocurre es una alteración en la conducta. Es común escuchar el mal genio que les produce a las personas no poder conciliar el sueño. No se trata de una mera casualidad. Es una señal del cerebro de que los procesos que ocurren mientras dormimos se ven alterados e interrumpidos. Es más, la mayoría de personas suelen calmar el mal genio con comida y, en lugar de consumir en pocas cantidades abusan en las porciones que se sirven. Los investigadores concluyeron que ningún alimento, por sí mismo, es el causante de la obesidad, se trata del desbalance que una persona hace entre las calorías consumidas y las gastadas.El tercer descubrimiento de esta investigación está relacionado al cansancio que muestra la persona que no durmió bien. Las consecuencias se ven en la disminución progresiva en la actividad física. “Si se tratara de una noche aislada no pasa a más. El problema llega cuando las personas tienen el dormir menos y el sedentarismo como un patrón”, aseguran los autores del estudio. Paralela a la falta sueño, la poca o inexistente actividad física es uno de los factores de mayor riesgo de muerte en una persona porque propicia enfermedades como la obesidad, la diabetes y la hipertensión.El fisiatra Carlos de los Reyes recomienda tener una buena higiene de sueño y añade que lo importante no es la cantidad, sino la calidad del mismo, es decir, cumplir con todas las fases del mismo hasta llegar al sueño profundo. Y aconseja comer dos o tres horas antes de dormir. “Consumir alimentos antes de ir a la cama genera reflujo, y cuando el estómago está trabajando no es conveniente estar acostado porque la presión arterial se altera. También es conveniente cerciorarse de no sufrir apnea. Algunas personas desconocen que durante sus horas de sueño no respiran bien”, argumenta.Él asegura que los problemas musculares también están muy relacionados con la calidad del sueño. “Lo importante no es tanto la cantidad, sino la calidad. Hay personas que duermen mucho y despiertan cansadas”, dice.

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