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Cali despidió a colombiana fallecida tras terremoto en Ecuador, esta es su historia

Con globos de colores, como solía decorar para las fiestas, fue sepultada este jueves en Cali Martha Eliana Vanegas Sánchez, una de los once connacionales que perdió la vida en la tragedia del país vecino.

22 de abril de 2016 Por: Redacción de El País

Con globos de colores, como solía decorar para las fiestas, fue sepultada este jueves en Cali Martha Eliana Vanegas Sánchez, una de los once connacionales que perdió la vida en la tragedia del país vecino.

“No hay un solo momento especial para recordar de mi mamá. Con ella todos los días eran especiales. Nos hacía reír, nos celebraba todas las fiestas, el día de la madre, los cumpleaños, nos compraba la torta, ponía los globos, los moños”...

Las palabras se ahogan en la garganta de Andrea Díaz,  hija mayor de Martha Eliana Vanegas, una de las once víctimas mortales del sismo en Ecuador y uno de los  cuerpos repatriados ayer para ser sepultado bajo el cielo que la vio nacer hace 45 años.

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Martha, que en febrero pasado vino a Cali para asistir al primer año de su nieta (sus hijos Jennifer y Johnny viven en Cali), regresó  en un féretro, acompañada  con su familia con la que vivía en Manta: su hija Andrea y el esposo de ésta; sus cuatro sobrinas, la niña de una de ellas, y Claudia, su hermana.

Justamente Claudia fue quien se radicó en  Ecuador hace 16 años. Pero Martha tenía una conexión muy grande con ella, solo se llevaban un año separadas y cuando se quedó sin trabajo en Cali, se fue a vivir  con Claudia. De eso hace ya diez años. 

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En Ecuador  consiguió trabajo en  una empresa de decoraciones para fiestas, lo que sabía y amaba hacer, adornos con muñecos. “Se sentía feliz  trabajando”, dice Andrea. Hasta el pasado 16 de abril, cuando se devolvió a sacar unos cuadernos que olvidó en su trabajo, en el segundo nivel. Pero tembló y quedó sepultada por  los otros  pisos.

Desde que sucedió la tragedia, toda la familia se fue allí a tratar de rescatarla con vida. Fueron 70 horas de lucha de los rescatistas y de espera de sus seres queridos. “Vimos rescatar a los muertos del edificio, vi sacar 80 cuerpos, entre empleados y clientes que estaban allí”, recuerda Andrea, una hora antes del sepelio de su madre ayer en el Camposanto Metropolitano del Sur.

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Así se va cerrando este círculo trágico que empezó el sábado y que según ellas,  fue de 70 horas de tortura. “Desde la hora del sismo, hasta las 7:00 a.m. del lunes pasamos en blanco, sin comer y sin dormir. Solo fuimos a casa a bañarnos y a cambiarnos de ropa ese lunes”, rememora Andrea.

Pero en  la noche del martes,  sus  cuerpos no daban más. “Estábamos en medio de la basura, de  escombros y el olor de los cadáveres, ya no coordinábamos y acordamos ir a descansar”, relata.  Durmieron hasta las 3:00 de la madrugada del miércoles, a esa hora regresaron al sitio y  justo a las 4:00 a.m. bajaron un cadáver y  el rescatista llamó: “Familiar de la señora de blusa naranja, jeans y faja. Esa era mi mamá”, dice Andrea.

Afirma que  tuvieron total apoyo de la Cancillería colombiana. “Nos ayudaron muchísimo y nos programaron un vuelo para que ese mismo día nos pudiéramos traer a mi mamá a Cali”, declaró. “La autopsia arrojó que murió instantáneamente; agradecemos a Dios que  no sufrió”, dijo.

Martha vivía con Andrea y el esposo de esta y a  tres cuadras de Claudia, sus hijas y la abuela. Quizás algún maestro  o excompañero de clase la recuerde cuando hizo  su primaria en la Escuela San Juan Bautista o su bachillerato en el colegio Pedro Antonio Molina, de Cali. 

Lo que más resalta de su mamá es que “era una luchadora, toda meta que se proponía, se esforzaba y la conseguía y nos enseñó valores y  a lograr nuestros sueños”,  describe.

 El próximo 29 de mayo Martha cumpliría 46 años. Ese día no habrá globos, ni festones, ni torta ni adornos con muñecos de felpa. Solo los recuerdos de su alegría.

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