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Descuido de mascotas genera 'encontrones' en unidades de Cali

Administradores de los conjuntos residenciales reciben al menos una queja al día por estos inconvenientes. Panorama.

3 de abril de 2014 Por: Redacción de El País

Administradores de los conjuntos residenciales reciben al menos una queja al día por estos inconvenientes. Panorama.

No recoger las heces fecales de las mascotas y el ruido que estos animales generan son algunos de los problemas que producen mayores dificultades de convivencia entre vecinos de las unidades residenciales de Cali. Así se evidenció en una consulta realizada en la página de Facebook de El País, en la que los usuarios denunciaron las situaciones que más los incomodan.Muchos de estos desacuerdos no son solucionados dentro de los comités de convivencia de los conjuntos y llegan a manos de jueces de paz.El juez de Paz de la Comuna 2, Carlos Tulio Mena, aseguró que la mala tenencia de mascotas (que incluye dejarlos solos en casa por largos periodos), es el tercer concepto por el cual se realizan conciliaciones, luego del no pago de arrendamiento y la violación de propiedad privada. Explicó que en esta zona del norte de la ciudad, donde hay gran número de unidades, se presenta por lo menos una queja al mes.A su vez, Carmen Eliza de la Cruz, juez de Paz de la Comuna 17, dijo en el último año ha tenido que conciliar en cuatro casos por ruido ocasionado por las mascotas. La gerente de administraciones GA, Martha Lucía González, indicó que diariamente se presentan quejas por este tema y generalmente se solucionan con un llamado de atención verbal, pero en algunas ocasiones deben ser llevadas a un comité de convivencia.“Cuando la mascota es detectada realizando actividades indebidas, como defecar en las áreas comunes, el comité de convivencia llama a la persona para solicitar la colaboración y seguir un proceso”, explicó la coordinadora de esta empresa, que tiene a su cargo varias unidades del norte de Cali.Por su parte, Amy De la Hoz, habitante del barrio La Hacienda, se queja de la falta de civismo de los algunos residentes de la unidad Urapán II, en la que vive. “Soy una dueña responsable. Saco mis mascotas con correa y recojo sus necesidades en una bolsa”, indicó.La misma situación denunció Niyireth Bahos, al explicar que en Chiminangos, en el norte de la ciudad, los vecinos “son tan desaseados que sacan a hacer las necesidades a sus mascotas por todo el sendero peatonal por donde tenemos que pasar todos los días”.Estas unidades residenciales han empezado a instaurar dentro de sus manuales de convivencia sanciones económicas que van de una a tres cuotas de administración para las personas que reincidan en las infracciones, así como a establecer límite para el tamaño permitido de la mascota, según la dimensión del apartamento. Organizaciones como Defensa Animal también atienden denuncias relacionadas con estas situaciones. De acuerdo con la fundación, al día son reportados entre cuatro y ocho casos en los que las personas denuncian abandono de las mascotas al interior de las viviendas.“Acudimos a los apartamentos y pedimos que mejoren las situaciones de las mascotas, así como también ofrecemos capacitaciones en su manejo. En los casos donde existe maltrato reportamos a la Policía Ambiental”, explicó Ricardo Caicedo, miembro de la fundación.Cindy Janeth Calvo ha tenido varios ‘encontrones’ con sus vecinos de la Unidad Terra Verde, en la Urbanización Valle del Lili, a causa del comportamiento de su perra Isis, una ‘bull terrier’ de dos años.“Una vez mi perra se escapó de mi casa y salió corriendo detrás de una pelota con la que jugaba una niña, lo que me originó problemas con su mamá”, explicó Cindy.A raíz de este episodio, a su casa llegaron funcionarios del Centro de Zoonosis en tres ocasiones a realizar visitas para verificar que Isis no representaba un peligro para los vecinos y contaba con todas sus vacunas. “Me reuní en varias ocasiones con el comité de convivencia y sustentar que mi mascota no estaba entre las razas consideradas como peligrosas, razón por la que no debería usar un bozal”, aseguró.El Centro de Zoonosis de Cali informó que en lo corrido del año en Cali se ha atendido 650 casos (entre perros y gatos) en los que personas han reportado accidentes como ataques, mordeduras, comportamiento violento o animales sin bozal y gradilla.“Las unidades tiene unos reglamentos internos, cuando se presenta alguna queja vamos con previa autorización y verificamos las tenencias del animal, alimento, espacio, y llenamos un informe epidemiológico. En ningún caso ha resultado positivo por rabia”, informó Wilmer Caicedo, director de la entidad.

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