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Cuando el cáncer se vuelve una oportunidad de renacer

La concejala Clementina Vélez y la periodista Amparo Peláez contaron cómo es la vida con cáncer de seno.

9 de octubre de 2013 Por: Redacción El País

La concejala Clementina Vélez y la periodista Amparo Peláez contaron cómo es la vida con cáncer de seno.

“Usted decide: la campaña o la vida”. Clementina Vélez no lo podía creer. En plena carrera para llegar al Congreso de la República por tercera vez, el médico le decía que debía operarla de inmediato porque tenía una bola del tamaño de la cabeza de un alfiler en su seno izquierdo.Eso fue hace 14 años y ya habían pasado cuatro desde que por primera vez le diagnosticaran cáncer de mama. Para Clementina, hoy concejala de Cali, todo comenzó un día cuando, en medio de un discurso político, alzó su brazo izquierdo al “estilo Gaitán” (como ella dice) y sintió un tirón que fue desde su seno directo hacia el pulmón.Ella, que es enfermera de profesión, sabía que no era normal. Se hizo el autoexamen y pudo definir lo que era una masa dura en su pecho. Acudió al médico, quien confirmó a través de exámenes lo que sería el comienzo de su nueva vida. En esa ocasión le sacaron solo una parte del seno. Pero esta vez era distinto: ahora tenían que quitárselo completo. Esta vez su decisión fue la vida. ***Amparo Peláez estaba en la cima de su carrera: llevaba 18 premios de periodismo, había hecho importantes denuncias sobre narcotráfico, había recorrido el mundo ejerciendo su profesión. Quizás por eso su reacción cuando el médico le dijo que tenía cáncer de seno fue mirar la ventana a su lado, como quien ve en ella la única salida de una jaula. El oncólogo, que pudo entrever sus intenciones, se le sentó al lado y le ofreció un whisky. Ya son once los años que lleva en la lucha. Su cáncer es el más agresivo, pues quimioterapias y radioterapias no causan efecto alguno para vencerlo. En su caso solo se puede “sacar el tumor y echarse la bendición”. Ya son seis cirugías las que lleva. Casi una cada dos años. Y le falta una más. “La gente dice que soy una verraca, pero la procesión va por dentro”. Hoy dice que el afán de una vida llena de reconocimiento y la obsesión por su trabajo causaron su mal. Prefería hacer una entrevista que almorzar; viajar que dormir. Tanto fue lo que su cuerpo se cansó en ese trote, que desarrolló el cáncer sin que tuviera antecedentes de la enfermedad en su familia, asegura. *** Cada cual tiene su estilo. Clementina hoy utiliza una prótesis, mientras que Amparo decidió reconstruirse el seno en todas las cirugías que se ha practicado. Pero tienen algo en común: el cáncer les abrió los ojos.“Le doy gracias a Dios por tener cáncer”, confiesa Amparo. Hoy se alimenta bien y trabaja solo lo necesario. El cáncer no se ha ido, pero hoy vive intensamente. Hay quienes ni siquiera le creen que está enferma. “A mí me enseñó a amarme cada día más”, cuenta Clementina. Desde hace 18 años, todos los días se para frente al espejo y se dice a sí misma: “Clemita, qué linda te ves. Qué hermosa eres. Qué bonita es tu prótesis”. “Si no nos queremos nosotras, ¿entonces quién?”, sonríe. Además, está convencida de que la verdadera sanación consiste en perdonar y eliminar rencores. Desde hace 16 meses la Concejal revivió la experiencia, pues le diagnosticaron la enfermedad de nuevo, esta vez en una vértebra de su columna. Lleva 14 meses en quimioterapia y le faltan 10. “Yo llevo mi vida normal. Dios me ha dado fuerzas milagrosas y yo confío en él”.

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