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Crónica de como el teatro ayuda a los jóvenes de barrios marginales de Cali

Relato del maestro Orlando Cajamarca de cómo el teatro comunitario ha rescatado a muchos jóvenes de la delincuencia en Cali. Tres testimonios de vida.

10 de marzo de 2011 Por: Orlando Cajamarca I Especial para Elpais.com.co

Relato del maestro Orlando Cajamarca de cómo el teatro comunitario ha rescatado a muchos jóvenes de la delincuencia en Cali. Tres testimonios de vida.

Cuando Ana se recuperaba en el hospital ‘Carlos Holmes Trujillo’, de Aguablanca, luego de uno de sus varios intentos de suicido, una psicóloga la remitió a una fundación que la ayudaría en su rehabilitación, donde le hablaron del grupo de teatro Metamorfosis. Ana, que de niña había soñado con ser actriz, decidió buscar el grupo. “El día que llegué tuve ganas de devolverme, pues sentí miedo de ser rechazada por los muchachos, casi todos blancos estudiados, de otra clase social. Y soy pobre, negra, fea y con un pasado que me avergüenza”, dice. El grupo Metamorfosis de la Comuna 13 hace parte del programa ‘Jóvenes, teatro y comunidad: actuando derechos por la paz’, que respalda el Teatro Esquina Latina en Cali y en algunos municipios del Valle. Está conformado por jóvenes de la Comuna como una alternativa para el uso creativo del tiempo libre, el desarrollo y la participación comunitaria. Aprender a quererse“Pero cuando vi que los jóvenes se me acercaron, me invitaron a jugar y me aceptaban como soy, decidí quedarme. Eso fue hace tres años”, contó Ana, quien reconoce que este proceso le ha servido para ganar “amor por ella misma”, el que había perdido desde cuando fue abusada sexualmente y veía a su madre llorar de dolor cuando su padre la golpeaba, y más aún, cuando vio el cadáver de él descuartizado.“Aquí aprendí a quererme, a saber que soy valiosa, pues hay mucho cariño y respeto por parte de la animadora, y eso para mí es súper valioso. Otra de mis motivaciones es poder asumir varios personajes, reflexionar sobre los conflictos que tienen los otros y eso para mí es un respiro”. Los grupos de teatro de base son abiertos para que niños, jóvenes y adultos encuentren alternativas creativas por medio de la práctica comunitaria del teatro, que les permite ganar autoestima e identidad, y lo más importante, que los forma como ciudadanos con derechos y obligaciones. Como lo ha sido también para Charli: “Cuando estudiaba en el grado once conocí el teatro gracias a otros compañeros y entonces vislumbré que yo podría desarrollar un arte para expresarme como yo quisiera”, cuenta este chico extrovertido, quien por su condición de ‘gay’ debió soportar discriminación y maltratos desde niño. “Las bromas hacia los homosexuales las detestaba, pero me unía a esa danza de injurias y atropellos por mentirme, callar y negar ante la sociedad lo que soy. Gracias al teatro, un día me cansé de mis atropellos hacia otros, y de los otros para conmigo, y tomé la decisión más dura de toda mi vida: contarle a mi madre y asumir mi condición”. Y añade: “Hoy en día me pregunto hacia dónde iría si no me hubiera topado con el teatro en mi comuna, o si hubiera logrado cosas tan difíciles como ir a la universidad. Llevo conmigo muy adentro y bien guardado entre mente y corazón todo lo que el teatro me brindó, porqué logró en mí la metamorfosis de un joven desubicado y tímido en un ser humano que sabe hacia dónde va y lo que quiere de la vida, con alto sentido social”. Con sentido social‘Jóvenes, teatro y comunidad’ busca, además de avivar la energía cultural, hacer que niños y jóvenes reconozcan sus derechos, respeten sus diferencias y puedan establecer lazos con todas las personas, públicas y privadas, para que les den apoyo en su actividad.“No, no, a ella no le quiten nada”, dijo uno de los atracadores que minutos antes había subido al Carpati e hizo una señal contundente a su compañero, quien confundido desmontó su arma y salió tras él. “Era José uno de mis pelados, quien se había retirado del grupo hacía varios meses, según él, para conseguir trabajo y ayudar en su casa, pues la estaban pasando muy mal. Aunque quisiéramos no todos se salvan con el teatro”, cuenta con tristeza Liliana Angulo, una de las animadoras teatrales del programa, quien desde muy niña participó en el grupo teatral Inspiración Latina de su barrio en la Comuna 14 y hoy es pedagoga reeducativa e instructora teatral de varios grupos en el Distrito de Aguablanca. Los jóvenes beneficiarios de estas zonas son muy vulnerables por causa de la pobreza, la falta de trabajo y el microtráfico de la droga, y son ellos los principales involucrados en la violencia, ya sea como víctimas y en muchos casos como victimarios, en un ambiente social en el cual la violencia política asola el país y las prácticas ilegales son vistas por muchos como el único modo de acceder a los bienes que la sociedad de consumo les ofrece e impone a través de los medios masivos de comunicación.Es claro que el teatro no todo lo puede, es tan sólo un ingrediente que, sin lugar a dudas, mezclado con otras opciones de bienestar y desarrollo integral, contribuye de manera efectiva a mejorar las condiciones de vida de la población. *Orlando Cajamarca,director del Teatro Esquina Latina

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