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Conozca porqué Cali sigue siendo la capital de la silicona en Colombia

Crece la ’moda’ del uso de implantes de silicona. Senos, los más apetecidos. En promedio, en un sólo quirófano de Cali se implantan 3 pares de senos cada día.

12 de febrero de 2012 Por: Elpais.com.co

Crece la ’moda’ del uso de implantes de silicona. Senos, los más apetecidos. En promedio, en un sólo quirófano de Cali se implantan 3 pares de senos cada día.

No hay cifras exactas. Pero una simple operación matemática deja en evidencia que Cali sigue siendo la capital de la silicona: En un sólo quirófano, dicen algunos médicos, se pueden implantar tres pares de senos cada día.Es decir, que en las 40 clínicas legales que hay en la ciudad son operadas unas 43.000 mujeres cada año. Pero la cifra puede ser mucho mayor si se agregaran los procedimientos que se practican en los centros de ‘garaje’ y también que en cada clínica legal hay por lo menos cuatro quirófanos. Entonces, el total de mujeres operadas serían 175.000 en doce meses.Pero no todas son caleñas de nacimiento. “La tendencia sigue en aumento y, a pesar, de la recesión económica, los norteamericanos y los europeos vienen a Cali para mejorar su apariencia”, explica Lina Triana, fiscal de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva.Según el último informe publicado por la Federación Nacional de Comerciantes, Fenalco, capítulo Valle, (2010), a la ciudad llegaron 14.400 pacientes extranjeros. Los únicos deseos no eran aumentar el tamaño de sus atractivos. También, perfilar sus formas.Los rostrosNi siquiera la historia de una mujer inglesa quien amamantó a su bebé sin saber que su prótesis PIP estaba rota y provocó un cáncer cerebral a la niña, ha hecho que las caleñas desistan de los implantes.“Todos los días llegan mujeres mostrando sus deseos de mejorar”, cuenta Santiago Aguilera, cirujano y coordinador Académico del Servicio de Cirugía Plástica de la Universidad del Valle. Dice que la tendencia por los implantes no ha disminuido desde la época del narcotráfico, cuando se volvió una moda llevar del brazo a mujeres de curvas prominentes. Al parecer, el tamaño de los senos es lo que más preocupa a las damas. Sin embargo, “el volumen de éstos ahora es más moderado”, dice Aguilera.El cambio notorio también es que en la actualidad el sexo masculino se ha adentrado más en el mundo del bisturí, pues si en 2010 las mujeres recurrieron a las cirugías en un 80% y ellos en un 20%, hoy la brecha se ha disminuido al 70% y 30%, respectivamente.Ellos hoy se implantan silicona en las pantorrillas, en los pómulos y en la barbilla para perfilar su rostro. También en los pectorales. Pero esta última opción no es una cirugía recomendada para todos. El médico Aguilera indica que en este caso los hombres deben ser delgados y musculosos, que por un motivo genético no pueden desarrollar pectorales.“Si un hombre de contextura gruesa o con sobrepeso pretende usarlos, estéticamente no le van a quedar bien. Yo no lo recomendaría”, precisa el especialista.En cuanto a las mujeres, la cirugía preferida sigue siendo la mamoplastia. Si son universitarias quieren que sus senos estén firmes y redondos, no tan grandes; si son mujeres mayores, piden que estén levantados y con la piel tersa; en cambio hay otras, generalmente las que viven en el exterior, quienes necesitan grandes tamaños, señala el especialista. “Uno entiende. Digamos que es una ‘condición’”, agrega.El médico Darío Salazar, también afiliado a la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva, dice que los tamaños exuberantes han ido desapareciendo. “Esa fiebre ya pasó. Ahora las mujeres quieren reducción, levantamiento, firmeza. Aunque eso depende también del cuerpo y la necesidad de cada quien”, manifiesta.Un documento de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética, Isaps, revela que esa tendencia es universal. La cirujana Lina Triana precisa que en la lista de 20 procedimientos más practicados a nivel mundial (2010), el primer y segundo lugar lo ocupaban la reducción y aumento de senos. En el sexto nivel de la tabla aparecía el aumento de glúteos.Los promedios manejados por algunos médicos de la ciudad y consolidados por Fenalco, dan cuenta que la solicitud de cirugías es relativamente inversa a la edad. El 60% de las mujeres intervenidas están en el rango de edad de los 18 a los 35 años; el 30%, entre los 35 y 45 años y sólo un 10% alcanza los 55 años.La condición socioeconómica no es impedimento para que el anhelo desaparezca. Por ejemplo, la convocatoria del programa de cirugía plástica en el Hospital Universitario del Valle se hizo para todos los rangos sociales. Principalmente la población de los estratos 1, 2 y 3 acudió al llamado. Se practicaron seis implantes de senos al mes durante tres años. Empleadas del hospital, que también resultaron beneficiadas con la iniciativa, aseguran que en aquella época el costo de los procedimientos (similar a los ofrecidos en centros privados) era descontado por nómina.Esa institución no es la única que ha permitido alternativas económicas para conseguir los estándares de belleza creados por la sociedad. Las cirugías se ofrecen en esta ciudad como si se tratara de un producto más de la canasta familiar. Hay páginas web que anuncian a los interesados plazos de cuatro años para pagar unos implantes. “Tramitamos su crédito en 24 horas”, anuncian.En otros portales ofrecen aumento de senos “desde $125.000 en cuotas de 12 y hasta 24 meses. Se financian todos los procedimientos y paquetes quirúrgicos”, reiteran.Algunas son clínicas reconocidas, otras no tanto, pero unas publicitan incluso el nombre de los especialistas que practican las intervenciones.Cirujanos plásticos de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica y Estética, como Jaime Alberto Zapata, cuestionan esa clase de ofrecimientos, los lugares y el profesionalismo de los especialistas publicitados.“Ahí es donde el Gobierno Nacional debe entrar a regular los sitios en los que se practican las intervenciones. Su responsabilidad es velar por la salud de los colombianos”, señala.Subregistro clínicoTambién hay preocupación porque en la ciudad no hay un registro real de la población con implantes. Los médicos cirujanos indican que no es una obligación rendir cuentas ante el Gobierno Nacional. Aseguran que los organismos indicados para llevar las estadísticas son las secretarías departamentales de Salud.Jaime Mosquera, secretario de Salud del Valle del Cauca, muestra la necesidad de conocer el dato. “Sería muy bueno contar con esa información para así tener un control”.El funcionario indica que los procedimientos son practicados, en un 98%, por instituciones de la red privada y éstas no tienen la obligación de rendir cuentas al Departamento."Sólo si existe una dificultad entre paciente y médico, entonces nosotros entramos a investigar a través del Tribunal de Ética Médica”, sostiene.Explica que esos procedimientos deben estar en el Registro Individual de Prestaciones de Salud, Rips, del Ministerio de Protección Social. Aquí tampoco suministran datos. El Secretario de Salud luego se plantea: “¿Si nadie tiene esa información, cómo hacemos para saber qué medidas tomar, incluso ahora que hay una alerta preventiva por los efectos adversos de las prótesis francesas PIP?”.Figura repetitivaSer atractivas y deseadas son, desde el punto de vista psicológico, las principales razones que las llevan a querer incrementar el volumen de sus atributos.Para el psicólogo y sicoanalista de la Universidad del Valle, Carlos Alberto Segura, el ‘boom’ de los implantes no se detendrá porque las mujeres necesitan aumentar su ego. “Hoy en día se imponen los factores externos que los internos y pocas quieren quedar relegadas”, explica.Es miércoles y la clínica de cirugía estética, ubicada al sur de Cali, está a reventar. Son más de las 7:00 p.m. y las consultas no se detienen. En la sala de espera se escuchan murmullos...-Sí. Las quiero así como las tuyas. ¿Hace cuánto te las pusiste?-¡Ufff!, cuatro años, me ha ido lo más de bien.-Yo las quiero así de grandes.La chica es rubia y de piernas largas y delgadas, calza unos zapatos color palo de rosa de más de quince centímetros de altura. Su vestido es un camisón holgado de seda. Saca de una bolsa de papel los trajes que lucirá en los próximos días. Ya concretó su cirugía de implante de senos.Mientras tanto, desde una silla de la sala de espera, otra mujer, a la que hace ocho días le practicaron una liposucción, le toma una fotografía con su teléfono celular a la recepcionista.“Pronto los tendré como ella (la recepcionista), así de bonitos”. Luego, pregunta a una joven que está a su lado: “¿Y usted, cómo los quiere?”.El contraste de las cirugías plásticasEl éxito de una aparienciaAdriana tiene 26 años. Es de mediana estatura y piel trigueña. Desde hace cuatro años pasó a la talla 34B de brasier y los pantalones talla 8 que usó durante años ya lucen completamente llenos en la parte trasera.“Sí. Mi vida ahora es otra”. La mujer tiene un alto cargo en una institución oficial de la capital del Valle del Cauca y a diferencia de lo que se dicen sobre las mujeres operadas, ella no exhibe sus implantes.“Era una cuestión de autoestima. Me sentía muy mal porque parecía un niño. Ahora luzco como una mujer atractiva, sin necesidad de estar exhibiéndome”, señala la profesional.Dice que no necesita vestirse de forma atrevida para sentirse bonita. Que no todas las mujeres que toman la decisión de usar la silicona lo hacen porque vivan de su cuerpo.“Cuando se toma la decisión de someterse a la cirugía, lo primero es ir donde un médico especialista y tener muy claro porqué se quiere el cambio. Esto no es cuestión de moda”, sentencia Andrea.Sueño frustrado a los 21Durante varios cumpleaños su obsesión fue tener de regalo un par de senos redondos y grandes. También menos centímetros en la cintura. Sus padres se habían negado hasta que al fin accedieron. Viviana a sus 21 años cumpliría su sueño.Su familia hizo los trámites, acudieron a una reconocida clínica de salud de Cali y la fecha pactada para realizar el implante de silicona y la reducción abdominal fue el 5 de diciembre del 2010.Después de tres horas y media de cirugía, la joven salió del quirófano con una nueva apariencia física. Esa que anhelaba y que por fin la haría lucir “mucho más mujer”. Tan sólo habían pasado 40 minutos en la sala de recuperación cuando Viviana entró en un cuadro crítico.Unas de sus venas se obstruyó con un grumo de grasa y a pesar de los intentos médicos por reanimarla, la chica murió.El caso nunca salió a las luz pública porque los padres de la joven no quisieron someterse a la condena de la sociedad. “Además nunca nos vamos a perdonar que por nuestra culpa, mi hija haya muerto”, sostiene Lucía, madre de Viviana.

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