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Conozca a los jóvenes que se convirtieron en 'guardianes del patrimonio' caleño

Vestidos de rosa y gris, unos muchachos van por la ciudad contando algunas de sus historias más interesantes. Su público son turistas, pero también gente que se deja guiar para, de su mano, conocer mejor a Cali.

28 de julio de 2016 Por: Stephany Victoria Cano, Integrante del semillero de Periodismo UAO-El País

Vestidos de rosa y gris, unos muchachos van por la ciudad contando algunas de sus historias más interesantes. Su público son turistas, pero también gente que se deja guiar para, de su mano, conocer mejor a Cali.

No es necesario tener millones en la cuenta del banco para devolverle algo a la ciudad. O si no que lo digan los Guardianes del Patrimonio Cultural, un conjunto de muchachos caleños, entre los 15 y 18 años, liderados por la Policía de Turismo de Cali para preservar y promover el patrimonio.

La labor de los muchachos ya es reconocida y despierta buenos comentarios. Como los de Maribel Montoya, asistente de Dirección y Economía del Museo Arqueológico y Religioso La Merced: “La ayuda que hemos recibido por parte de los guardianes ha sido excelente porque hemos podido atender más visitantes en comparación a lo que regularmente se lograba, sobre todo en esta temporada de vacaciones en la que aumentan los turistas”.

Los guardianes del patrimonio no solo dan la mano en museos; son guías de la historia y el conocimiento que encierran construcciones, lugares y detalles de la ciudad.

Y eso también lo cuentan a través de recorridos guiados que salen desde el Teatro Municipal Enrique Buenaventura, el Centro Cultural de Cali, el Museo de Oro Calima o La Merced. Para iniciar el recorrido esperan a que lleguen varias personas interesadas en la actividad (los grupos de salida se arman a partir de cuatro personas en adelante).

Cuando se trata de detalles o piezas de arte, los guardianes dedican el tiempo adecuado para que el público contemple, escuche la información y pueda también interactuar con ellos u otros asistentes.

A medida que avanzan, con mucha soltura y facilidad, con un lenguaje muy sencillo que permite poner el arte al alcance de todos, van contando la vida que pasó por ahí. Y las razones que la vida tuvo para hacer presencia en forma de un cuadro o un edificio con apliques en su fachada. Es así como al final terminan grabados en la cabeza de los visitantes datos insólitos.

Por ejemplo, una fresca tarde de jueves de hace un par de semanas, para todo un grupo terminó siendo sorpresa que la construcción del Teatro Municipal Enrique Buenaventura demorara casi diez años. Los guardianes lo contaron: la ceremonia de colocación de la primera piedra fue 11 de abril de 1918, pero debido a diferentes inconvenientes, solo pudo ser inaugurado el 30 de noviembre de 1927.

Mientras los grupos realizan los recorridos, el coordinador de aquel trabajo social, el intendente Jhon Haider Guarín, observa los detalles de cada trayecto. Y mientras tanto, pregunta a los encargados de algunos de los lugares por donde van pasando, sobre el desempeño de los chicos. Y también ayuda a resolver inquietudes o lanza algún consejo.

El proyecto Guardianes del Patrimonio Cultural se convirtió en realidad hace siete años gracias a una alianza de la Policía de Turismo de Cali con entidades públicas y privadas. Actualmente hay 28 jóvenes vinculados y eso es lo que más llena de orgullo al intendente Guarín: saber que las 28 personas que dan la cara ante los turistas y locales que los buscan, hacen parte de las nuevas generaciones de caleños.

Todos provienen del Inem - sede Jorge Isaacs-, que desde hace tres años suscribió un convenio para que los estudiantes con énfasis en idiomas que se encontraran terminando el bachillerato, pudieran vincularse; su participación les cuenta como parte de la labor social que tienen que hacer para poder graduarse.

Eso sí, necesitan más que el mero deseo: para ser guardianes deben capacitarse por tres meses con el Sena, la Sociedad de Mejoras Públicas y la Secretaría de Cultura y Turismo de Cali, en áreas como la atención al cliente, el manejo de grupos, historia y leyes de la ciudad. Luego les darán el uniforme que los identifica: camisas rosa y pantalones –o faldas- grises.

“Lo que más me ha gustado es que me ha tocado tratar con muchas personas de diferentes municipios y partes del país. Estoy feliz con todo el proceso porque he logrado aprender muchísimo de mi ciudad”, dice la guardiana Tatiana Uribe.

“¡Hay eventos de todo tipo con propuestas muy interesantes que las personas se están perdiendo. Vengan y conozcan todo lo que hay en nuestro espacio cultural!”, dice otro de ellos, Sebastián Solarte.

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