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Con las lluvias, proliferan en Cali los caracoles africanos y las hormigas arrieras

Por la temporada de invierno estos animales abundan. El Dagma, con personal calificado, los combate día a día con operativos. Conozca cómo se realiza este proceso.

14 de mayo de 2017 Por: Redacción El País

La temporada de lluvias en Cali no solo ha dejado consecuencias como inundaciones o caída de árboles, también la proliferación de algunos animales están causando afectaciones a la ciudad.

Los caracoles africanos y las hormigas arrieras son las que, en este momento, están en la ‘mira’ de los funcionarios del Dagma, pues los primeros pueden contaminar a las personas, generándoles inclusive meningitis y los segundos dañar las calles de Cali.

Los encargados de esta iniciativa son los ‘Gestores Ambientales’ del Dagma, quienes trabajan directamente con la comunidad en la búsqueda de soluciones a los conflictos ambientales, en las 22 comunas de la ciudad.

Sin embargo, su labor no se reduce solamente a colaborar sino a educar a la comunidad sobre las problemáticas del medio ambiente. Manuel Sánchez, de 24 años, pertenece a Siloé, en la Comuna 20. Él, siendo uno de los gestores ambientales de la ciudad, lo que más destaca es que gracias a su labor ha podido cambiar la mentalidad sobre el ‘pandillismo’. “Hace un mes estoy trabajando con el Dagma. Soy un padre de familia y esta es la forma como le retribuyo a mi familia”, dijo.


De las recomendaciones que Manuel le brinda a la comunidad, la más importante es no manipular el caracol sin protección. “Si se va a recoger, tiene que ser con guantes de látex. También deben recoger las heces fecales de sus mascotas cuando los saquen a pasear y estar pendiente de ellas. Si un perro se come un caracol africano se muere”, aseguró.

María Fernanda Ortiz es otra gestora que se la pasa día a día recogiendo caracoles en sectores como la Loma de la Cruz. En un operativo realizado la semana pasada, ella contó que “entre las consecuencias que deja este animal está la destrucción de las matas. Inmediatamente se paren sobre ellas, las secan. Este caracol se convirtió en una plaga. Tenemos que seguir combatiéndolos”.

Juan Carlos Quiñónez, gestor encargado de los operativos contra las hormigas arrieras, contó que “lo más bonito de este proceso es poder resocializarme. Antes me gustaba mucho la calle. Desde que inicié en esta labor empecé a encontrar aspectos positivos que nunca antes había visto”.

Son más de 100 gestores ambientales los que trabajan todos los días en horas de la mañana para recoger ‘africanos’ y ‘arrieras’. Desde que inició el año lo vienen haciendo en todos los sectores de la ciudad. Sin embargo, son más atractivos los que presentan mayor humedad. Lo más importante de su proceso, es que no solo están ayudando al medio ambiente de Cali sino alejándose de la violencia.

Operativos contra caracoles africanos

El proceso para recoger caracoles africanos en la ciudad es sencillo pero de mucho cuidado. Primero, hay que interceptar los puntos con más invasión de este animal. Este paso se logra con ayuda de la comunidad, pues pueden hacer los reportes al Dagma, para que esta entidad programe los operativos.

Se dedica toda la mañana (aproximadamente cinco gestores por zona) en busca del caracol. A medida en que se van recogiendo se depositan en una bolsa, la cual es entregada a ‘Zoonosis’ antes de las 4:00 p.m. Luego se firma un acta y ellos son los encargados de la disposición final.

El ‘africano’ se alimenta de materia orgánica en proceso de descomposición, como las heces de cualquier animal, inclusive de rata. Es por eso que es tan importante protegerse y seguir las instrucciones para evitar enfermedades que pueden ocasionar la muerte. Si una persona coge caracol y tiene una herida, se contamina de la larva. Esto produce meningitis. Los síntomas son vómito, diarrea y mareos constantes. Hasta el momento no hay registro en salud pública de personas contaminadas.

Operativos contra hormigas arrieras

“Lo siento, perdóname, gracias, te amo”, son las palabras que dicen los gestores ambientales que van a iniciar el operativo contra hormiga arriera. Es así como le dan gracias al ser supremo antes de arrancar la búsqueda en cada hormiguero. “Este círculo de palabras nos permite desahogarnos. Nosotros somos personas que venimos de zonas vulnerables y esta es la manera cómo podemos salir de los problemas”, dice Juan Carlos Quiñónez, quien viene de la fundación Expresión Libre. Este animal, es el ejemplo a seguir para muchos de los gestores, pues dicen que son organizadas y es ese el aspecto que deben replicar.

Cavan tres gestores por un lado y tres por el otro. Su objetivo: encontrar la hormiga reina. Por cada hormiguero solo hay una, es la que domina el territorio. Esta puede durar de 10 a 15 años viva, mide aproximadamente dos centímetros y es la única que pone huevos. Atta cephalotes es la especie de esta hormiga arriera. En las colonias habitan millones de hormigas. Están los ‘soldados’ (que son los más cabezones) y son los primeros que salen cuando se perturba un hueco.

Las ‘forrajeras’ (cortadoras de hojas) son las medianas.

Las ‘jardineras’ se encargan del cuidado del hongo.

Y las que se encargan del cuidado de la reina y de las crías, son las ‘nodrizas’ (más pequeñas).

Para encontrar la reina se pueden los gestores se pueden demorar toda la mañana. El momento de encontrarla es el más gratificante para ellos. Ahí le hacen un ofrecimiento y le dan las gracias a la ‘pacha mama’ diciéndole “namasté”, para despedirse.

“La tierra nos está dando cada día los alimentos, por eso le agradecemos. Por ella podemos tener transformación y trabajo”, relató Elsy Alvear, quien lleva investigando la hormiga arriera más de 20 años en la Univalle.

Los gestores le echan al hueco un producto biológico llamado ‘arrieril’ y se retiran. Es así como el hormiguero va a morir con el tiempo. La reina se la llevan en un frasco y luego la colocan en el congelador para que muera.

Según Diana Sofía Ortiz, profesional del equipo de Hormiga Arriera, este trabajo parte de una investigación realizada por la Univalle en convenio con la CVC, donde hicieron un censo de los nidos que hay en la ciudad. Se registraron 2200 nidos.

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