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La asesora de Paz, Rocío Gutiérrez. | Foto: Foto: Oswaldo Páez / El País

¿Cómo se está preparando Cali para el posconflicto?

Rocío Gutiérrez, asesora de Paz, habló con El País sobre este y otros temas. “A los niños los reclutan bandas criminales y en centros comerciales a víctimas de trata de personas”, dijo la funcionaria.

16 de mayo de 2017 Por: Paola Andrea Gómez | Jefe de Información El País

Para Rocío Gutiérrez Cely, asesora de Paz del Municipio, uno de los retos más grandes que tenemos como sociedad civil en un escenario de posconflicto es comprender lo que ha pasado en los últimos 50 años en Colombia. “Hay que llegarle al ciudadano que no sabe lo que es pasar una noche en vela porque hay bombardeos encima de su casa; al que desconoce que Cali tiene 181.000 víctimas registradas y que la mayoría de los que engrosan las filas de las Farc, el ELN y en su momento las AUC entraron siendo niños, en condición de vulnerabilidad. Ese es uno de los retos: sensibilizar determinados sectores para garantizar oportunidades”.

De lo que están haciendo y lo que hace falta por hacer en prevención de violencia, del reclutamiento de menores, del Museo de la Memoria y el Observatorio de Paz, entre otros, la funcionaria dialogó con El País:

¿Cali, como capital del Suroccidente colombiano, está preparada para asumir el posconflicto? 

Nosotros estamos en el posconflicto desde hace 13 años más o menos, porque Cali y el Valle del Cauca han sido receptores de víctimas y de excombatientes, que incluso hoy viven en los mismos territorios.

Si la pregunta está ligada a la firma del acuerdo de paz, podría decir que ninguna ciudad de Colombia está preparada concreta y oficialmente. Yo lo que creo es que tenemos una oportunidad muy grande y un Alcalde que tiene una conciencia del tema por su historia personal. 

Usted que ha recorrido un camino en el tema de  paz. ¿Cuál cree que es el rol que debe jugar la ciudadanía en el panorama actual? 

Es necesario conocer cuál ha sido el impacto de la guerra en Colombia, porque cuando el ciudadano no lo conoce y simplemente ha visto posiciones narradas por terceros, difícilmente puede tener conciencia de cuánto dolor y guerra ha sufrido nuestro país. También debe conocer las historias de quienes han hecho parte de la guerra: la víctima, el desmovilizado, la viuda, la madre… así podremos entender que si no lo paramos ya va a ser muy difícil que un país como Colombia prospere.

Pero no podemos desconocer que un gran porcentaje de colombianos no aprueba lo que se está negociando en La Habana...

Creo que hay un tema de pedagogía y uno de comprensión. Todos los conflictos del mundo han implicado concesiones para terminar. No existe la finalización de un conflicto perfecto. Por ejemplo, la finalización del conflicto de Irlanda se tomó 30 años, nosotros llevamos incluso un record de negociación. Te puedo decir que el ejercicio de construcción de acuerdos ha sido juicioso, pero mucha gente se queda con el título o con una apreciación externa. Lo que sí es claro es que son ocho millones de víctimas, poblaciones con años sin dormir una noche entera. No tiene presentación desconocer el sufrimiento del otro, solo con posiciones individuales.

 Cali ha sido una ciudad receptora de víctimas, de excombatientes, desmovilizados, desplazados, ¿cómo ha afectado esa situación el desarrollo de la ciudad?

Tenemos antecedentes muy fuertes alrededor del conflicto, incluso con una historia marcada por secuestros masivos, masacres…

Cali es capital de desplazados y desmovilizados; hay más de 2000 desmovilizados, en proceso de reintegración actualmente hay 970. Y más de 200 que ya culminaron sus seis años de trabajo psicosocial y las 80 horas de servicio social.

Trabajamos de la mano con la agencia para la reintegración: nosotros aportamos recursos y ellos ponen la mano de obra. Incluso, con gestión hemos adelantado acciones muy bellas. El año pasado, por ejemplo, hicimos ocho murales de reconciliación y reconstrucción de la memoria en fronteras invisibles de Siloé. Luego que terminó esa iniciativa los pelados de las fronteras dijeron que querían dejar las armas.

‘Yo no parí para la muerte’ es uno de los programas para arrebatarles niños a la guerra. ¿ Qué tan efectivas son estas iniciativas?

Este programa se acercó a las mamás de los pandilleros y líderes de combos, a los que a veces llegar es muy difícil y donde el único referente de autoridad es la mamá.

La semana pasada, con la graduación de la primera promoción este año en las comunas 13 y 20, llegamos a 600 personas empoderadas acerca de la crianza y la construcción de la paz en los territorios vulnerables de Cali. Los participantes recibieron 10 talleres acerca de diferentes temas, como el de la violencia sexual y nuestros propósitos eran que sanaran sus propias heridas, se sintieran escuchadas y contaran con un acompañamiento para ayudarlas a superar sus conflictos y así tejer paz.

Otro de los fenómenos que ha afectado la ciudad es el  reclutamiento de menores. ¿Ha diezmado, o más bien se ha transformado?  

Se mantiene en organizaciones criminales, ya no tanto con grupos armados ilegales. Vincular a los niños a escenarios de violencia sigue siendo una práctica, sea cual sea el grupo. Eso es lo que definitivamente no puede pasar. Estamos trabajando en prevención de reclutamiento con la Agencia Colombiana para la Reintegración y el programa ‘Mambrú no va a la guerra’, en la comuna 14. Pero la idea es extenderlo a otras comunas, donde tenemos identificado que hay riesgos de reclutamiento, no solo al conflicto si no a bandas y combos que los están reclutando cada vez más temprano.

La trata de personas también afecta esa población joven y Cali es una de las ciudades donde más se registra dicha problemática...

El Valle tiene el 16% de víctimas de trata de personas en Colombia y de ese 16% el grueso está en Cali, Buenaventura y Tuluá. Tenemos un convenio con la Oficina de Prevención de Droga y el Delito de Naciones Unidas y estamos trabajando fuerte en ese tema. Uno de los centros principales de recepción de víctimas de trata de personas son los centros comerciales, no tiene que ver con ellos pero es un tema que no se puede ignorar. Hace poco cerramos la campaña ‘Un minuto, toda una vida’. Fuimos a los colegios, repartimos propaganda preguntando quiénes querían viajar al extranjero como bailarines de salsa. En diez días se inscribieron 1.200 niños, no papás, en una página falsa. Así los hubieran engañado. Con ese ejemplo claro les explicamos lo fácil que es caer en eso.

Una de las apuestas de la Asesoría es la constitución del Museo de la Memoria y la Reconciliación. ¿En qué consiste esta iniciativa?

Cali será la sucursal de la reconciliación porque estamos haciendo apuestas muy grandes que están planteadas en el plan de desarrollo. Dos de los proyectos estratégicos están ligados a paz, uno de ellos es la implementación del plan de paz con la creación de un Observatorio de Paz. Y la segunda es que vamos a tener un Museo de la Memoria y la Reconciliación, como una deuda saldada con las víctimas no solo las de Cali, si no las del Suroccidente.

De las 181.000 víctimas que hay en Cali, el 70% corresponde al desplazamiento forzado, eso quiere decir que la mayoría no son nacidas en la ciudad. El museo tendrá un componente de Chocó, Nariño y Cauca.

 ¿Qué van a encontrar los visitantes en el Museo de la Memoria? 

Tenemos de referentes el Museo de la Memoria en Bogotá y la Casa de la Memoria en Medellín. El nuestro, el Museo de la Memoria Pacífico se hará con un proceso muy participativo. Hemos tenido acompañamiento de las víctimas. Y también vamos a incluir  la academia. En el museo se podrá encontrar la memoria de lo que ha pasado en la región pacífico en los últimos 50 años, desde una perspectiva de vida de reconciliación y esperanza, no de muerte. Y habrá posibilidades de educación, pedagogía y aprendizaje donde nuestros niños y jóvenes podrán saber qué ha pasado y no debe volver a pasar. Tenemos muchas ideas pero no va a ver muerte, si no transformación. 

El otro proyecto que contempla el Plan de Desarrollo es el Observatorio de Paz. ¿Para cuándo estará listo y qué le aportara a Cali? 

Cali cuenta con un observatorio de violencia pero necesitamos contar con un observatorio que tenga otras lógicas de análisis de datos.

En este momento estamos haciendo una apuesta de articulación con Personería, Defensoría, Concejo, Arquidiócesis y Alcaldía para constituir también el Consejo Municipal de Paz, que concentrará actores de la academia en pro de implementar el plan de paz. Tenemos la obligación de explicar los acuerdos de La Habana, porque la gente desconoce y se queda digamos con lo que periféricamente le llega, información no clara, no profunda, de sesgo. Actualmente estamos haciendo las proyecciones de ambos proyectos (el Museo y el Observatorio). Esperamos iniciarlos el próximo año. 

¿Qué otras estrategias piensan implementar en el Plan de Paz?

También contempla eventos como el que haremos en agosto titulado ‘Cali epicentro de paz y desarrollo’, con una agenda académica fuerte, no solo con delegados del gobierno en La Habana sino con muchos actores referentes de la reflexión. Vamos a hacer una apuesta de ciudad similar a la del Hay Festival, donde la gente de Cali pueda acceder a diferentes conferencias y personajes en el centro histórico. Además, tendremos las muestras de los productos de los desmovilizados y las víctimas.

Y en octubre vamos a realizar la Macrorrueda de la Reconciliación, que es un evento que trabajaremos de la mano con Reconciliación Colombia, la Federación Nacional de Personeros, Fenalper; el Pnud y Semana, entre otros, para traer iniciativas de reconciliación y de paz. Lo querían otras ciudades pero lo vamos a tener en la ciudad.

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