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¿Cómo se esculpió la victoria del electo alcalde de Cali Rodrigo Guerrero?

Nelson Garcés Vernaza, el cerebro tras la campaña a la Alcaldía de Rodrigo Guerrero, habla del proyecto político y de su gestión pública y privada. El lunes recibirá un homenaje.

11 de diciembre de 2011 Por: Redacción de El País

Nelson Garcés Vernaza, el cerebro tras la campaña a la Alcaldía de Rodrigo Guerrero, habla del proyecto político y de su gestión pública y privada. El lunes recibirá un homenaje.

¿Cómo surge la campaña de Rodrigo Guerrero para la Alcaldía de Cali?La vida me dio la oportunidad de estar en el sector público y en el privado, y entiendo la idiosincracia de ambos y lo que piensa el uno del otro. Siempre pensé que por elección popular la persona que más posibilidades tenía de ser alcalde era Rodrigo Guerrero porque su vida ha estado vinculada al servicio y para que a uno lo elijan en una ciudad tiene que haber hecho algo tangible y eso no se puede hacer sino siendo un buen gerente o un empresario exitoso; se necesita haber metido los pies al barro y conocer los problemas que tiene la gente y Rodrigo fue el último gran alcalde que recuerda la ciudad, estuvo dedicado toda su vida a servir a la Fundación Carvajal, Vallenpaz; todo lo que él ha hecho tiene un sentido social. Yo, premonitoriamente, el día que renunció al Concejo dije que lo positivo de la renuncia era que quedaba viva la posibilidad de que lo pudiéramos elegir como alcalde.¿Resultó muy difícil convencerlo?Fue una titánica tarea; uno sabía que lo que le daba pereza era ese proceso que le tocó vivir tortuoso de infamias y calumnias. Era tal la certeza de que era el candidato, que pasó por encima de las zancadillas que le querían formar. Pero sabíamos quiénes lo iban a formar y por qué; los viudos del poder, de la pauta, la gente que añora la influencia que tuvo en pésimas administraciones anteriores y que sabe que con esta no va a recibir lo que recibía, sino que tienen que ubicarse como periodistas o políticos, pero dentro de normas de comportamiento éticas y decentes.¿Cómo neutralizaron ese discurso de la lucha entre el rico y el pobre?La gente que antes manejó con éxito ese discurso se dio cuenta que lo llevó a la equivocación porque hablaban de inclusión, y la inclusión no puede hacerse dejando por fuera los que han hecho y los que tienen plata. Aquí han creído que inclusión es trabajar con quienes necesitan muchas cosas y para los que necesitan mucho. Es el mamertismo más absurdo pensar que sin el empresariado, sin el sector privado se puede sacar adelante una ciudad. Usted fue siempre un empresario, ¿de dónde le surge esa vena política?Mi familia, por el lado de mi madre, ha sido política con asiento en el Cauca; mi abuelo Carlos Vernaza Diago fue gobernador del Cauca, mi padre Carlos Garcés que era un campesino, fue gobernador del Cauca en los 50; mi tío Alfonso Garcés, fue senador y crecimos con mi padre al lado de Guillermo León Valencia; así que la política en mi casa se manejaba al desayuno, al almuerzo y a la comida. Y usted había estado en el Movimiento Cívico...Fui miembro de los directorios Municipal y Departamental Conservador. Fui secretario de juventudes y del Fondo Conservador cuando Álvaro Lloreda era presidente; cuando se ha requerido y he podido, he intervenido en política. Luego cuando empezó el mal manejo de las empresas municipales, cuando la Anapo se tomó las empresas hicimos el Movimiento Cívico; Pardo Llada me llamó a colaborar y sacamos siete concejales. Liberales y conservadores nos llamaban la bancada de Comfandi porque de los siete que fuimos elegidos al Concejo, cinco estábamos en Comfandi. ¿Por qué no se postuló a la Alcaldía?Porque tenía muchas más posibilidades Rodrigo. Él es una tradición; yo he aparecido y he desaparecido, y además el temperamento mío es muy diferente al de Rodrigo. Yo soy más confrontador, más chocador y por eso en el Concejo tuve encuentros fuertes. Rodrigo es una persona que no genera resistencia.¿Cómo hizo para conciliar tantos respaldos políticos?Sería mentiroso si dijera que fui el único. Me ayudó mucho el doctor José Luis Pérez. Él se mueve bien en el ambiente político. Cuando me di cuenta que en el Concejo que quienes pertenecían a los partidos tradicionales tenían que jugarse con el candidato de su colectividad, me dediqué a hablar con los demás y a decirles que había un candidato salido de ese Concejo y les pedí que nos acompañaran. Me decían que tenía que pensar y mirar bien. Pero uno sabe que en política cuando hay alguien que se empieza a desmarcar y que tiene las condiciones de Rodrigo, esa curva ascendente de opinión favorable va llegando a un límite donde ya la gente se da cuenta que es imposible devolverse, y eso pasó.Guerrero y usted eran minoría en el Concejo y perdieron debates, 19 a 2, ¿cambiaron la forma de hacer política?Perdíamos 19 a 2, pero ahora reconocen que los 2 teníamos más razón que los 19. Es que nosotros no estábamos buscando ningún rédito político ni metimos un discurso para la gradería; esas constancias que dejamos en el Concejo parecen premoniciones de lo que iba a pasar con Emsirva, Emcali, Calisalud, con las megaobras y una serie de cosas que anunciamos y que se han dado. Usted trabajó de lleno en esta campaña pese a ser conservador y a que su partido tenía candidato. ¿No es este un caso de doble militancia?Lo era y esperé que me la aplicaran. Tenía una carta de despedida al partido que se me quedó escrita. Eso de la doble militancia deben recogerlo, es absurdo. Qué tal la torpeza que hubiera demostrado el conservatismo si me descalifican por estar junto a un alcalde de origen conservador, con un triunfo tan significativo; habría sido un autogol. Usted y Guerrero son conservadores. ¿Este gobierno será conservador?El gobierno que viene será de los caleños y para los caleños. Ya ese conservatismo o ese liberalismo a ultranza está mandado a recoger. Habrá representación conservadora, liberal, de la U o de Cambio Radical. Ojalá cupieran todos los partidos que quieran trabajar en la plataforma del gobierno de Guerrero.¿Cómo recibe las críticas sobre importar caleños para el gabinete?Hay caleños raizales, que sus padres viven en Cali, que salieron a prepararse a Estados Unidos o Europa y regresaron al país y se les abrieron las oportunidades en el Gobierno Nacional o el Distrital. Cali hace mucho rato está perdida en el concierto nacional. Hace mucho rato que a los alcaldes de Cali ni siquiera les abren la puertas en Bogotá. Y si a Rodrigo se las abren, bendito sea Dios. ¿Cómo han conciliado tanto apetito burocrático, con tanto apoyo recibido?Hay un momento en el que los apetitos tienen que someterse al menú porque esto no es un restaurante a la carta. Aquí hay un menú y la gente que llega a pesar de tener un apetito y de querer caviar, se va a tener que comer un plato de lentejas y un huevo frito porque Cali no puede estar pensando en que se reparta entre los grupos políticos. Ahora, las personas calificadas que presenten los jefes políticos serán tenidas en cuenta porque tampoco vamos a desconocer que en política hay gente capaz y honesta.¿Qué papel jugarán en esta administración usted y Esteban Piedrahíta?Rodrigo quiere llevar, y en eso tiene razón, personas jóvenes a la administración. Jóvenes, pero con experiencia y con ganas de participar en la vida ciudadana. El doctor Piedrahíta va a ser parte activa del gobierno, será secretario general y tiene funciones como jefe de gabinete; es decir, el coordinador de todas las dependencias. Es una persona de lujo, que acaba de ser director de Planeación Nacional y será muy influyente como Gustavo de Roux, Óscar Rojas, José Luis Pérez y Nelson Garcés.¿Es este un proyecto a largo plazo?Hace 20 años la Cali modelo se empezó a derrumbar porque empezó soterradamente la lucha absurda de clases. Rodrigo va a buscar que haya unas formas de trabajar con personas que más adelante, haciéndose conocer en estos cuatro años, puedan merecer la credibilidad de la gente. La idea es que perdure esta unión de caleños, por encima de los partidos, siquiera por cuatro periodos con un macroprograma de desarrollo social, como pasó en Bogotá.¿Sueña con hacer parte de ese proceso y quizá ser alcalde?No. Eso lo tengo muy claro. Yo empecé a trabajar en 1966 como secretario de Gobierno de Cali; fui secretario general de Luis Emilio Sardi; 36 años en Comfandi, 4 en la Unidad de Acción Vallecaucana y 4 en el Concejo. Son casi 50 años de trabajo y creo que ya es justo.¿A quién le entregarían las banderas?Estamos buscando jefes (risas). Creo que la oportunidad es ahora, en este gobierno. Como no hay un proyecto político de Guerrero, porque el no está pensando sino en su alcaldía, eso le permite abrir las puertas a la gente que quiera destacarse. Esto es contrario a la gente que llega a forjar su futuro político; eso no les hace abrir las posibilidades a la comunidad ni los deja ver claro el horizonte. Se encasquillan como caballos cocheros a mirar, sin ver para los lados, cómo es que van a llegar a su meta sin importar lo que pase al lado. ¿Cómo se define Nelson Garcés?Como un hombre agradecido de la vida; tengo una familia hermosa, unas hijas profesionales, tengo seis nietos, una mujer encantadora, he hecho las cosas en la vida de tal forma que no me quedan enemigos, pese a todo el poder que se ha manejado. No creo que haya alguien que no quiera a Nelson Garcés. Si volviera a nacer y me lo permitiera Dios, volvería a hacer lo mismo; no tengo de qué arrepentirme; he sido un hombre sincero y franco y que ha hecho muchas cosas, lo que pasa es que mi labor en Comfandi tapa las demás por la inmensidad que tiene. Tuve un estilo que me identificó y fue el de manejar las cosas de frente y con transparencia.Lo ven radical y de carácter fuerte...Soy de carácter fuerte, no me gustan las aguas tibias, digo las cosas como tengo que decirlas, pero soy también muy susceptible; soy una persona que quiere muchísimo a la gente, pero no soy empalagoso. Soy un agradecido de la vida y la ciudad. Cali me ha dado lo que tengo y yo le he dado lo que he podido. La aspiración mía es que mis hijos y nietos puedan vivir lo que yo he vivido y ellos no han disfrutado por esa maldita violencia que nos azota.Usted fue candidato a la primera elección popular de alcalde en Cali. ¿Cuál es la diferencia en la política de hoy con la de esa época?Son dos cosas totalmente distintas. Cuando fui candidato en la primer elección popular, en el 88, el máximo honor era ser el candidato de su partido; el conservatismo lo manejaban los tres senadores del Valle: Rodrigo Lloreda, Carlos Holguín Sardi y Humberto González Narváez, y me buscaron pensando en la labor social que había adelantado, ya llevaba 20 años en Comfandi. Infortunadamente, no pude arrancar la campaña sino dos meses antes de las elecciones porque tenía compromisos y se hizo una campaña muy bonita. Estuvieron como candidatos Pardo Llada, Carlos Holmes Trujillo y Germán Cobo, entre otros, y no había ofensas ni zancadillas. Ni guerra sucia ni emisoras dedicadas a denigrar de nadie. Es que aquí nos acostumbramos a que la calumnia le está ganando a la verdad en materia política y eso hay que desterrarlo. Esta elección tiene que servir para tomar correctivos frente a medios de comunicación que están entorpeciendo la marcha civilizada de la ciudad, defendiendo patrimonios y negociados llenos de misterios económicos y de trampas que la sociedad no puede seguir tolerando. ¿Qué es lo más gratificante en su paso por el sector público y el privado?Lo más gratificante de la política es servir. Cuando uno entiende la importancia de servirle a los demás se puede volver político porque esa es la esencia. En cuanto al sector privado, hay mucha gente con responsabilidad social y empresarial con un trabajo ejemplarizante y manejan a sus empleados bien, les dan estabilidad, les pagan lo mejor que pueden, los respetan como seres humanos y eso lo pude implementar en Comfandi. ¿Llegó el momento que el sector privado se vincule más a la ciudad?Hubo muchos espacios que ocupó el sector privado y que fueron abandonados por unas generaciones subsiguientes que se dedicaron a crecer empresarialmente y se olvidaron de su ciudad. No hay empresa floreciente cuando hay una ciudad languideciente; el empresario si quiere tener éxito en su cuna, tiene que preocuparse porque esta sea una ciudad pujante y emprendedora. En Cali nos quedamos a dormir alguna gente del empresariado y no tuvimos la oportunidad ni la valentía de reaccionar oportunamente.

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