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¿Cómo es una ciudad 24 horas?, el alcalde nocturno de Ámsterdam cuenta su experiencia

La capital de los Países Bajos, famosa por su Barrio Rojo y sus cafés de marihuana que atraen a millones de turistas, comenzó a apostarle a una zona que nunca cierra sus puertas. Mirik Milan le contó a El País de qué se trata la iniciativa.

2 de julio de 2016 Por: Redacción de El País

La capital de los Países Bajos, famosa por su Barrio Rojo y sus cafés de marihuana que atraen a millones de turistas, comenzó a apostarle a una zona que nunca cierra sus puertas. Mirik Milan le contó a El País de qué se trata la iniciativa.

A Mirik Milan lo llaman en Ámsterdam, capital de los Países Bajos, el ‘Nachtburgemeester’. En español significa alcalde de la noche. Su papel en esa ciudad adquirió notoriedad desde 2014 cuando fue elegido a través de un sistema que recoge la calificación de cinco jurados y una votación en línea por parte de los ciudadanos. Desde entonces su trabajo ha sido el mismo: servir de puente entre los establecimientos nocturnos, la comunidad y la municipalidad.

Vea aquí la experiencia de Puebla, México, una ciudad nocturna.

Milan tiene 35 años y desde los 20 se ganaba la vida organizando fiestas electrónicas. Fue esa experiencia la que lo llevó a postularse para el cargo. Y sobre todo a entender las dificultades, burocráticas y hasta sociales, que afrontaban quienes apostaban por ofrecer entretenimiento justo cuando la ciudad parecía dormida.

Dos años después el panorama es bien distinto: Ámsterdam, famosa por su Barrio Rojo y sus cafés de marihuana, que atraen a millones de turistas cada año, comenzó a apostarle a una zona que abriera sus bares y discotecas las 24, tal como ya lo hacen Londres y Berlín.

Incluso esas dos ciudades, al igual que Barcelona y Madrid, están considerando crear cargos similares. El alcalde londinense, Boris Johnson, estaría pensando seriamente la medida para mejorar los resultados de la economía de la vida nocturna en la capital inglesa, que ha disminuido considerablemente en los últimos años.

Mirik Milan llegó a la capital del Valle como invitado al Foro Cali 24 Horas, que se cumplió este viernes en la noche, en el Boulevard del Río. Ahí contó su experiencia en ese programa piloto que les otorgó licencia a diez establecimientos en su ciudad para que funcionen hasta las 6:00 a.m. De lo que ha sido su trabajo como alcalde la noche, Milan conversó con El País.

Ya completa dos días en Cali, ¿cómo ve la ciudad de cara a la propuesta de convertirla en una ‘Ciudad 24 horas’?

Hemos estado acá hablando sobre una ciudad 24 horas y lo que he visto en mi estadía es que Cali es una ciudad en transición. Y para que esa idea se convierta en una oportunidad de empleo y ganancias se necesita de mucho coraje para que al final la ciudad se pueda beneficiar. Esto hay que hacerlo paso a paso. No se puede sacar una varita mágica que solucione todos los problemas que tiene la ciudad.

Mi recomendación para Cali es tratar de no trabajar en todos los frentes al tiempo. Es decir, tomar una zona primero que sirva para hacer un proyecto piloto y luego ir midiendo el impacto de esa primera zona. Si después de un tiempo ven aspectos que no funcionan, no hay que desanimarse. El llamado entonces es que el proyecto esté acompañado de mucho liderazgo tanto del sector público como del privado. Hay que insistir e insistir. Eso fue lo que hicimos en Ámsterdam.

¿Cómo ha sido realmente la experiencia de Ámsterdam 24 horas? Entiendo que no es un programa que se desarrolle en toda la ciudad…

Las licencias 24 horas para los establecimientos comerciales solo fueron instaladas en ciertas zonas. No en el centro porque esa zona tiene una densidad poblacional demasiado alta y transitan demasiados turistas. Así que era inoportuno. Las licencias se otorgaron en los suburbios. ¿Por qué? Lo que se buscaba era reducir al mínimo los posibles problemas que pudieran presentarse y también estimular las industrias. Nuestra meta es convertirnos en ciudades como Berlín y Londres que realmente son urbes 24 horas, que han visto cómo ese modelo ha impactado positivamente sus economías y la cultura ciudadana de la gente.

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¿Qué pasaba en Ámsterdam antes de su llegada como alcalde de la noche en 2014?

En Ámsterdam solo teníamos locales abiertos hasta las 4 de la mañana. Y aún nos falta mejorar. Por ejemplo, en materia de restaurantes porque si hoy un turista quiere salir a comer rico en la madrugada, lo único que va a tener al alcance son papitas fritas debidoa que los restaurantes cierran sus puertas a media noche. No obstante, gracias a lo que hemos logrado hasta ahora, en la ciudad hemos podido posicionar muchos lugares ante el turista internacional y desarrollar muchísimos talentos de las industrias creativas como es el caso de los 'disc-jockey'.

¿Cómo han logrado manejar a la gente que rumbea tanto tiempo, que por eso mismo ha consumido mucho licor?

Que tengamos un horario más amplio para la salida de los establecimientos comerciales evita que haya mucho impacto por ruido y mucha concentración de gente a una misma hora. Imagínese a mil personas saliendo al mismo tiempo a buscar los mismos lugares para comer o a abordar un taxi. Eso puede generar peleas y conflictos. Que haya un horario hasta la madrugada permite que la gente vaya saliendo por tandas.

¿Cómo han hecho para manejar los establecimientos a los que se les otorgan las licencias, para controlar la calidad del servicio que ofrecen a quienes buscan diversión hasta la madrugada?

Esto ha estado acompañado de fuertes regulaciones. Y ese es uno de los consejos que le puedo dar a Cali. No quiere decir que Ámsterdam se haya convertido en un parque de diversiones donde todo el mundo puede hacer lo que quiera. Con esa regulación se otorgan justamente las licencias a los establecimientos comerciales. Les decimos que inviertan en calidad de sus servicios, no en infraestructura.

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Hablemos un poco del tipo de establecimientos a los que se les otorga esas licencias 

Lo que hemos hecho en este proceso es optimizar los espacios que reúnen las condiciones para eso; entonces un lugar que en las mañanas funciona como una guardería o centro comunitario, en las noches puede ser un bar o una discoteca. Eso ha sido revolucionario. Al punto que otras ciudades de Europa como París, Toulouse y Zúrich han querido replicar ese mismo modelo.

Actualmente en Ámsterdam hay solo 10 bares y clubes que cuentan con licencia para operar las 24 horas. Lo importante es que estas licencias son para establecimientos que funcionan de manera multidisciplinaria. Nuestra meta es lograr que esos lugares operen las 24 horas. Este proyecto piloto empezó en 2013 y la evaluación se hace después de cinco años. En septiembre se hará una evaluación parcial. Para 2017 se pueden hacer modificaciones con base en ese primer dictamen.

¿Cómo lograron cambiar entre los ciudadanos de Ámsterdam la percepción de que la noche es insegura, que en Cali por ejemplo es uno de las principales argumentos de quienes se oponen a una ciudad abierta las 24 horas?

Entiendo que en Cali hay muchos temores en cuanto a temas de inseguridad que seguramente no están presentes en la misma escala en Ámsterdam. Pero a pesar de que estamos hablando de ciudades distintas, en últimas la gente quiere las mismas cosas. Salir a divertirse hasta altas horas, estar seguro y poder transportarse de manera eficiente. Lo que hicimos fue empezar a cambiar el pensamiento colectivo de que la noche es insegura, de que solo es peligro, violencia. Ahora la gente habla de que la noche es lúdica, es entretenida, es arte, es música.

¿Pero cómo lo consiguieron?

Lo logramos dándole a la gente cifras, haciendo mediciones rigurosas para poder ofrecerle a la gente una idea de nuestro impacto positivo sobre la noche. Con esas mismas cifras llegábamos ante los políticos para construir acuerdos, legislación, puentes entre ellos y la comunidad. La única manera de que un proyecto que busca convertir a una ciudad en 24 horas tenga éxito, es involucrar a la comunidad para que esta se apropie de los espacios públicos y ayude a recuperar la vida nocturna. No hay otro camino.

¿En qué momento decidió lanzarse a ser el alcalde la noche y dejar su cómoda vida de empresario de la rumba?

Ni las licencias 24 horas ni mi cargo como alcalde nocturno se dieron de un día para otro. Fue un proceso que ha tomado cuatro años. Empecé a meterme en esto porque cuando hacía festivales de música electrónica, en los que participaban más de 10 mil personas, veía que se cometían muchos errores de procedimiento en la manera de pedir licencias y permisos para el montaje de los eventos.

A comienzos del 2000, la municipalidad entraba en pánico cuando se planteaba la realización de esos eventos. Cuando yo llamaba me tiraban el teléfono. Ahora en eso es en lo que hemos venido trabajando: en regulación. Lo que hago es servir de puente entre la comunidad, las autoridades y los dueños de los establecimientos comerciales para poder articularnos bien. La máxima ganancia es que se haya dejado de percibir la noche como algo peligroso, ruidoso, insalubre.

¿Para una persona que funge como alcalde de la noche, qué significa justamente eso, la noche? 

La noche es ante todo una oportunidad. Hay que pensar que todas las ciudades cambian cuando el sol se esconde. Pero cada ciudad tiene una noche particular. Cali tiene un enorme potencial por su clima. Se presta para crear zonas con terrazas y balcones donde la gente pueda disfrutar de esa virtud. Todas las ciudades tiene dificultades, la mía incluso que está en Europa, pero la particularidad de aprovechar la noche es que ofrece muchas oportunidades para que los jóvenes desarrollen sus talentos, los músicos, los chefs. Ojalá Cali encuentre su propia manera de apropiarse de la vida nocturna.

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