El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Cali

Artículo

Columna: implosión de recuerdos

Una inmensa nostalgia nos envuelve a quienes recorrimos por años ese bello recinto, que en 2014 se convertirá en un hotel que llevará el mismo nombre del colegio: Sagrada Familia.

1 de octubre de 2013 Por: Paola Andrea Gómez | El País.

Una inmensa nostalgia nos envuelve a quienes recorrimos por años ese bello recinto, que en 2014 se convertirá en un hotel que llevará el mismo nombre del colegio: Sagrada Familia.

Los clásicos de voleibol, que se jugaban en el antiguo patio del colegio. Los ensayos de rock and roll y jarabe tapatío, con la profesora Lolita, en el salón de danzas, que colindaba con el solar. Las clases de manualidades, escribiendo nombres en hilo, en otro saloncito del mismo corredor. Las jornadas de lectura, sumergidas en los viejos libros de la biblioteca del segundo piso. Las correrías al tocar la campana de salida, rumbo a los buses que se parqueaban justo ahí, donde ayer fue la implosión.Un montón de imágenes de esos años maravillosos recorren la memoria. Muchas páginas del álbum de centenares de caleñas se removieron con esos cuatro segundos, en los que se vino abajo un pedazo del claustro. Una inmensa nostalgia nos envuelve a quienes recorrimos por años ese bello recinto, que en 2014 se convertirá en un hotel que llevará el mismo nombre del colegio: Sagrada Familia.Quizás ese trozo del edificio no tenía mayor interés arquitectónico, porque incluso fue una añadidura a la emblemática construcción caleña, de principios de siglo XX. Pero quienes allí pasamos gran parte de la adolescencia hoy revivimos las escenas de esas jovencitas de falda a cuadros, corriendo de un lado a otro para escabullirse de un jalón de orejas de religiosas como la hermana Fabiola, que por años rigió los destinos de la institución. O para evitar ser sorprendidas, escondidas y capando clase en los baños que quedaban justo ahí, en el lado izquierdo del parqueadero de buses, hoy en escombros. O el desorden que se armaba en los salones del segundo piso, cuando se escuchaban voces varoniles, que gritaban desde la calle su amor a las novias colegialas.Para muchas ex alumnas es un orgullo que ese antiguo claustro que nos parecía viejo y aburrido (cosas de adolescentes) se convierta en hotel y así se conserve la memoria del edificio; aunque para otras debió mantenerse intacto todo, como patrimonio.Lo cierto es que con la desaparición de esa parte del edificio se produjo una implosión de recuerdos, que se trasladaron a todos los rincones de esa edificación, que tiene mucho que ver con la historia de esta ciudad y con la historia nuestra. Nostalgia.Ex alumna

AHORA EN Cali