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Ciberacoso, un 'virus' que ataca a los colegios caleños

Secretaría de Educación investiga por lo menos 45 casos de agresión por redes sociales entre estudiantes. Cada mes, 20 padres de familia piden ayuda para sus hijos en la Policía.

26 de abril de 2015 Por: Diana Carolina Ruiz Girón | Reportera de El País

Secretaría de Educación investiga por lo menos 45 casos de agresión por redes sociales entre estudiantes. Cada mes, 20 padres de familia piden ayuda para sus hijos en la Policía.

Fea. Tonta. Fufurufa. “Usted no le interesa a nadie”. “Usted es una boleta”. La lesionada autoestima de la niña no aguantó más y en un momento de desespero cerró su cuenta de Facebook, ese lugar virtual que se le convirtió en un sinónimo de tortura.

Cada frase o pensamiento que escribía en su muro daba paso a un sinnúmero de ataques, injurias y ofensas. A sus 12 años se había ganado enemigos virtuales que convertían cada una de sus fotos  en ‘memes’, esas imágenes que  son tendencia en Internet y que se usan  para burlarse de personas o situaciones.

Su deseo era no seguir cursando octavo grado junto a sus agresores, niños como ella, estudiantes de un colegio privado de Cali. 

Lea también: El ciberacoso, un fenómeno que crece a la velocidad de la internet.

No es un caso raro.  El acoso a través de redes sociales (también conocido como ciberacoso) va en aumento en el país y   Cali no es ajena a este fenómeno.

De los 150 casos que estudia el Comité Municipal de Convivencia Escolar (conformado por la Secretaría de Educación y organismos como el Icbf, Fiscalía, Personería, entre otros) por lo menos 45 (el 30 %) están relacionados con agresiones a través de redes sociales.

“El ataque consiste en  afectar la autoestima del otro con comentarios que descalifican. Después  se comparten esos mensajes haciendo que el ataque sea masivo, el impacto es más fuerte para la víctima”, dice Edward Fernández,  delegado de la Oficina del Menor y la Familia de la Personería de Cali.

Según el funcionario, entre los jóvenes caleños de todos los estratos, de colegios públicos y privados, circula la violencia sicológica a través de Facebook e Instagram, incluso de   blog creados a manera de confesionarios dedicados  a esculcar la intimidad de quienes son abusados.

Discriminación racial, de género, orientación sexual, estrato socioeconómico, conflictos amorosos y de amistad, son los principales detonantes de este tipo de violencia.

Cuenta el secretario de Educación de Cali, Édgar Polanco, que en un colegio caleño se formó toda una batalla campal, que involucró a un salón completo, por cuenta de una pelea por un novio que se dio entre dos niñas  por internet.

“La niña, de unos 14 años, publicó una fotografía con su novio, pero ese muchacho era el ex novio de una de sus compañeras de clase y ella empezó a atacarla. Los compañeros se pidieron entre los simpatizantes y opositores de la niña agredida. Debimos intervenir como Secretaría para mediar en esa situación antes de que  pasará a mayores”, explica el funcionario.

Agrega que “muchos  casos de violencia física que se dan en los colegios ocurren por agresiones  que se dieron por internet. Preocupa, además, que en estas redes se publiquen videos de peleas que ocurren afuera de los colegios y que son organizadas en la red”. 

Buscando ayuda

Dramas hay muchos. La madre de otra niña de 13 años, dice,  no tuvo más remedio que ir a la Policía. A la menor, a través de internet, un delincuente la acosaba sexualmente.

El acosador compartió entre sus compañeros de clase,  del colegio privado en el que estudia, videos pornográficos en los que, supuestamente, ella era la protagonista.

A la niña le llovieron vulgaridades por parte de otros estudiantes. “Incluso algunos trataron de tocarla durante el recreo”, cuenta la mujer.

“Denunciamos ante el colegio, pero nos dieron la espalda. Había por lo menos cinco niñas más que estaban sufriendo un problemas similar, pero nos pidieron no hablar más del tema. Es muy duro ver cómo un hijo es violentado de esa manera”, dice.

Por cuenta del acoso por redes entre compañeros, cada mes, en promedio, 20 padres de familia llegan a  la Unidad de Delitos Informáticos de la Policía Metropolitana de Cali pidiendo ayuda.

De ellos, por lo menos cinco se adelantan a instaurar denuncias ante la Fiscalía para tratar de frenar las agresiones.

“Se presenta más en niños entre los 8 y 14 años. Los padres llegan porque, a veces, sienten que en el colegio no dan suficientes respuestas. Todos estos casos terminan en conciliaciones entre familias ante un fiscal”, explica el intendente Guillermo Martínez Noguera, jefe de la Unidad de Investigaciones de la Sijin en Cali.

Hay otras situaciones de  suma gravedad. El País conoció que la Sijin  investigará  a un profesor y un alumno de un colegio caleño que estarían grabando y compartiendo videos en los que se ve a niños siendo víctimas de acoso e incluso, niñas sosteniendo relaciones sexuales con sus compañeros en el salón de clase. 

Los videos, explican los investigadores, al parecer circulan a través de un grupo de WhatsApp (aplicación de mensajería instantánea para celulares) que sería administrado por el docente “lo que configuraría un posible delito de pornografía infantil por promoverlo a través del ‘sexting’ (compartir material pornográfico a través de celulares)”.

Vea también: Ley de Convivencia, un avance significativo contra el matoneo.

Martínez asegura que “en casos graves, podemos iniciar una investigación penal, de acuerdo a los delitos informáticos que define la Ley 273 de 2009. Eso da penas de cárcel y la paga, incluso,  el acudiente responsable del menor de edad que lo hace”.

Viviana Quintero, coordinadora de contenidos y proyectos de Red PaPaz, dice que en  la red teprotejo.org, que recibe denuncias de vulneración de derechos de niño y adolescentes,  entre el 2012 y 2014 se duplicaron  los reportes por ‘Ciberacoso’.

“Parece que la gente es más consciente de que acosar por internet es un delito.  Lo importante es que el niño le cuente a un adulto de confianza y este ponga el tema en manos de las autoridades”, agrega.

¿Y las medidas de control?

 Aprobada la Ley de Convivencia Escolar, los colegios se esfuerzan en crear las rutas de atención para resolver conflictos entre estudiantes. En  algunas instituciones prefieren no atender  o bajarle el perfil a casos delicados.

En un colegio privado de Cali, por ejemplo, a una niña que sufrió abuso sexual por parte de un desconocido que la contactó  por internet le negaron entrar a clases.

El padre de familia denunció ante la Secretaría que el rector, presionado por las familias de las compañeras de clase, pidió su retiro porque sería una ‘mala influencia’.

“Ocultar un caso en el que la ley pueda hacer un manejo adecuado y que  brinde protección al menor puede ser contraproducente. En los colegios nos estamos esforzando por aplicar mecanismos mediadores y de convivencia, en casos menores, porque no todo es acoso escolar. Pero cuando hay amenazas, persecución y demás, se pone en conocimiento de los entes encargados”, dice Juliana Valderrama, vocera de la Asociación de Colegios Públicos de Cali.

Carlos Arturo Morales, rector de la Institución Educativa José María Carbonell, líder en la implementación de modelos de mediación escolar, explica que la falla en la atención es no tener una estrategia clara al interior de los colegios para enfrentar estos casos.

“La Ley 1620 es acertada en establecer que  la misma comisión de convivencia en los colegios puede servir como instancia de mediación entre los actores escolares. No quiere decir que las sanciones desaparezcan, sino que se priorice la aplicación de la justicia reparativa para  reconciliar a agresores y víctimas. Con esta estrategia, en nuestro caso, hemos logrado disminuir notoriamente este tipo de acoso”, comenta.

Dice Luz Helena López, coordinadora técnica del Comité Municipal de Convivencia que “no hay manera de que los colegios se den cuenta de que los niños son víctimas de este tipo de acoso, porque no pueden tener una persona dedicada a esto. Es el niño o sus familiares los que deben poner en conocimiento los casos para poner en marcha una ruta de atención. Los colegios tienen la obligación de darle tratamiento, en pro de proteger a los niños”. 

Agrega que a los padres les cabe  responsabilidad en estos casos, en la medida en que falta atención sobre el manejo que los niños le dan a las redes sociales.

“Hoy los padres  les están dando celulares y equipos de alta tecnología a sus hijos desde los 4 y 5 años, con redes abiertas a las que pueden acceder estén donde estén. Hay que prender alarmas entre papás y mamás, porque hacer esto no es seguro. Se deben informar sobre qué restricciones a páginas y redes se pueden aplicar”, explica.

“Los computadores en los cuartos de mi casa se acabaron. Mi hija se demoró casi tres años en recuperarse del acoso que vivió. Es muy triste ver como a la casa, el lugar que uno cree más seguro para los hijos, llega este tipo de violencia”, comenta la madre de la niña acosada sexualmente.

Tenga en cuentaDeseos de no ir al colegio, cambios emocionales e incluso daños a aparatos electrónicos,  son algunos de los signos de alerta que puede presen- tar un niño que sufre cibera- coso.Las agresiones por redes ocurren en horas de la noche  y la madrugada, según las autoridades.200 salarios mínimos es la multa máxima que puede recibir un colegio por no implementar la Ley de Convivencia Escolar para atender conflictos escolares.637 denuncias por ciberacoso recibió teprotejo.org entre enero y marzo de 2015 provenientes de todo el país.Si se entera de que su hijo está mandando mensajes agresivos por redes, no lo regañe.  Averi- güe primero si fue otra perso- na la que comenzó el problema.Pídale a su hijo que no  borre los mensajes ofensivos que recibe y guár- delos  en una carpeta espe- cial. Esto puede ayudar a ubicar al agresor.Nueve casos de ciberacoso atendió en 2014 la Línea 106 de Corpolatin en Cali.Cinco casos de acoso escolar por redes ha atendido la Personería de Cali, en lo corrido del 2015.Denuncie ante el colegio la situación.También puede acudir a otras entidades como la Secretaría de Educación, ICBF, Personería, Sijín, teprotejo.org y la Línea 106, entre otras.

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