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Caleños que emigraron en los 90 al exterior y regresaron a su tierra

Esa diáspora de caleños en el mundo está de vuelta para crear empresa, trabajar en el sector público, aportar en el campo científico o deportivo, y dar lo mejor de sí mismos a la ciudad a la que se deben. Conózcalos.

29 de abril de 2012 Por: Alda Mera, reportera de El País.

Esa diáspora de caleños en el mundo está de vuelta para crear empresa, trabajar en el sector público, aportar en el campo científico o deportivo, y dar lo mejor de sí mismos a la ciudad a la que se deben. Conózcalos.

Esta es mi tierra bonita, mi tierra preciosa, mi Valle del Cauca... Todo vallecaucano raizal siente como propia la letra de esta canción (Mi Valle del Cauca, Grupo Niche). Más aquellos que un día emigraron al exterior buscando mejores oportunidades, se nutrieron académica y profesionalmente, pero hoy están comprando su tiquete de regreso a Cali, a pesar de ser exitosos fuera del país. Esa diáspora de caleños en el mundo está de vuelta para crear empresa, trabajar en el sector público, aportar en el campo científico o deportivo, y dar lo mejor de sí mismos a la ciudad a la que se deben.Ximena Castro, directora del programa de Psicología de la Universidad Icesi, explica el regreso a la tierra natal en relación con el arraigo que el ser humano tiene en su primera infancia, determinante en su vida.“Esa etapa se asocia con el origen de su familia, remite a la primera socialización que se da en la escuela primaria, la segunda socialización que corresponde a la etapa del colegio, cuando se establecen los lazos más duraderos y más fuertes, los primeros que se construyen en la vida”, dice la psicóloga.Desde el ángulo profesional, coincide con personajes entrevistados por El País en que en la ciudad propia se puede ejercer un liderazgo. “Si la persona regresa con un capital cultural, intelectual, y a veces hasta económico (para crear empresa) es más lo que se puede aportar acá que en el exterior. En su tierra va a ejercer un liderazgo que tal vez no alcance en otros países”.El fenómeno del ‘regreso a mi tierra’ no es exclusivo de los colombianos, lo siente todo ser humano en función de ese arraigo. “Es lo que se llama identidad nacional o regional o cultural, la que construimos desde esos primeros años de vida y que son los que nos definen”, dice la psicóloga.Como lo cantó bien Rubén Blades: “Todos vuelven a la tierra en que nacieron /al embrujo incomparable de su sol / Todos vuelven al rincón de donde salieron / donde acaso floreció más de un amor”.Esteban PiedrahítaTrabajó en banca de inversión en Wall Street en Nueva York, tiene abiertas las puertas en el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, donde laboró al lado de su director Luis Alberto Moreno, y fue director Nacional de Planeación, en Bogotá, pero Esteban Piedrahíta Uribe prefirió volver a su ciudad como asesor de Planeación de la Alcaldía.“Estoy convencido de que esta década va a ser fenomenal para Colombia, ya lo es y quería ser parte de eso. Y me devuelvo a Cali porque aquí está la oportunidad aún mayor, de subirnos a esa locomotora colombiana que está disparada, y porque se produjo la elección de un Alcalde (Rodrigo Guerrero) a quien quiero y admiro profundamente”, explica Piedrahíta su decisión de retornar a su ciudad luego de vivir 20 años en el exterior y dos en Bogotá.Tan seguro está de ello, que su primera tarea fue reclutar caleños que estuvieran por fuera y quisieran trabajar por Cali. “Es una oportunidad espectacular de cambio, una década que será transformacional”, enfatiza.Hijo de caleños y luego de vivir lejos de Cali desde los 18 años, el ejecutivo de hoy no olvida su infancia en El Saladito, los paseos al río, las tardes de columpio de vuelo o montando a caballo. O andar descalzo por los bosques, lo que le marcó su amor por la naturaleza.Infancia feliz que se prolongó en el sur de Cali. “Me iba a pescar con el jardinero a la quebrada, jugábamos fútbol, era una vida amable, tranquila; creo que esa infancia es posible para muchos más caleños si les damos parques, plazas y espacios públicos aprovechando la dotación singular natural de Cali”, sostiene.“Obvio que influyeron mis raíces –a Cúcuta o Bucaramanga o Medellín no me hubiera ido–, dice. Estuve en Bogotá porque el gobierno nacional me presentó mejores ofertas, pero sentí que ésta era la ocasión de comprobar a los caleños que el buen gobierno genera resultados e impacto sobre su calidad de vida y bienestar”.“Cuando sopesé qué era importante para mí, que no es necesariamente lo económico –en Bogotá tuvo propuestas más lucrativas–, concluí que podía hacer algo de lo cual sentirme satisfecho y cuando esté viejo poder decir: más allá de donde trabajé, de en qué junta directiva estuve o donde viví, fue si hice algo de impacto para millones de personas”, concluye.Blanca Lozano FinoTan pronto se graduó en mercadeo y negocios internacionales en la Universidad Autónoma de Occidente, en el 2001, Blanca Lozano Fina emigró a Alemania con el sueño de estudiar idiomas. Estaba recién casada con un militar americano que laboraba allá, así que durante ocho años vivió en una base militar de Frankfurt, donde la única preocupación era el invierno. Pero hace dos años decidieron regresar “a hacer ciudad”, a Cali. “A pesar de que Colombia sea un país de escasas oportunidades, esta es una ciudad donde está todo por hacer, el límite lo pone uno, y hay que aportarle”, dice esta caleña repatriada hace dos años. Y ese aporte es Café Pintado, una idea de negocio que integra arte, cerámica y diversión. Es un local en El Peñón, donde las personas van a tomar un café y mientras conversan, pueden decorar con pintura porcelanizada objetos de cerámica que elijan. Ella los seca al horno y el cliente puede recoger su obra de arte después.Esta artista del mercadeo, asistió a un estudio de cerámica contemporánea en Alemania, talleres que abundan mucho en Europa y en Estados Unidos por el invierno. “Traje esta idea pero le hice una adaptación como un sitio de ocio familiar y sano esparcimiento, para que sea una opción de descanso e integración familiar”, explica de su nueva empresa que tiene igual acogida entre adultos y niños.La nueva empresaria considera que es vital salir de la ciudad, educarse, prepararse y ver otras maneras de vivir, para traer lo bueno a nuestro país. “Por ejemplo, se pueden traer otras formas de trabajar, de ver la vida o el respeto por el usuario o el cliente, que aquí poco existen”. Si algo valora Blanca es que aquí hay calidad de vida, a pesar de la situación. “Uno puede salir a caminar, comer un helado, se puede hacer mucho con poco dinero”, dice. Por ello disfruta de ver que Rafael y Simón, sus hijos de 8 y 2 años respectivamente, ya tienen amigos, el clima es bueno, puede ir a piscina cuantas veces quieran, comenta esta mujer que decidió apostar por vivir y trabajar en Cali y tiene el proyecto para este año de convertir su Café Pintado en franquicia y así crear más sucursales en Cali y otras ciudades del país y así generar más empleo.María del Pilar AgudeloTrabajar en prestigiosos restaurantes de Nueva York y de Barcelona, dos capitales gastronómicas de reconocimiento mundial, no le impidieron a esta egresada del Colegio Bolívar regresar a Cali a abrirse espacio con sabor propio.Para prepararse como chef, María del Pilar Agudelo Muzzulini fue primero a París a estudiar francés, luego estudió cocina y pastelería en Nueva York. Y allí trabajó tres años en Jean -Georges, un restaurante tres estrellas Michelin. “Era un sitio muy grande, donde se cocina con productos de buena calidad y eso me dio muy buena formación”, reconoce.Tres años más en Abac, restaurante dos estrellas Michelin en Barcelona, España, le fueron dorando el sueño. Y tres años en la Chocolatería y Pastelería Oriol Balaguer, fueron como la sobremesa de su preparatoria. Aparte de las apetitosas retribuciones económicas, afirma que el valor de trabajar en esos sitios de prestigio eran de por sí un reconocimiento; por su categoría y la experiencia laboral que adquiría significaban grandes oportunidades. Y sus giras por Europa fueron ingredientes que le dieron sabor a su búsqueda de secretos de la panadería artesanal, aquella en la que todo se prepara desde el principio, es decir, sin premezclas ni ingredientes procesados.“Es excelente salir, ver, estudiar, aprender, pero es más importante traer ese conocimiento y las propuestas para crear empresa en Cali”, afirma. Como Calathea, la heladería que abrió en el barrio El Peñón, con sabores del trópico y la filosofía de todo ingrediente hecho en casa.La idea del regreso siempre la acompañó. Cada viaje, aprendizaje o trabajo que asumía, lo hacía con el sueño latente de crear empresa en Cali, su casa. Hasta que supo que la chef que quería ser ya estaba a punto: “Hace tres años, en Barcelona, vi clarísimo que Cali era el lugar ideal para ello y en un mes ya estaba aquí”.“Crear empresa y generar empleo es satisfactorio, pero más aún ver la respuesta de la gente”, dice la empresaria que endulza por igual paladares adultos e infantiles con sabores tan originales como helados de queso con bocadillo o de coco-lima o el sorbete de guayaba coronilla con vainilla. Pero no con el extracto industrial que se comercializa en supermercados, sino con la esencia obtenida por su propio método, la de Calathea.María del Pilar RodríguezEs tan caleña como el desaparecido escritor Andrés Caicedo Estela, tío materno al que apenas alcanzó a conocer. Emigró a Bogotá a estudiar ingeniería y luego a Estados Unidos a hacer su maestría en Transporte en Massachusetts Institute of Technology, MIT. Analista de Transportes y Gerente de Proyectos de Transystems en Boston e Investigadora en Transporte Público de Chicago hablan de sus logros en Estados Unidos.Tras vivir 20 años lejos de Cali, 12 de ellos en Estados Unidos, la oportunidad de regresar al país fue como Directora de Infraestructura de Transmilenio, en Bogotá. Hasta que la administración del alcalde Rodrigo Guerrero la repatrió como gerente de Metrocali. “Mi mayor motivación para volver a Cali fue que mis hijos crecieran en donde yo crecí, y que fueran colombianos. Desde el punto de vista profesional, me ayudó a tomar la decisión trabajar con el alcalde Rodrigo Guerrero y devolverle de la mano de él, todo lo que había aprendido en el exterior”, explica la profesional. Los últimos dos años ejerció como mamá de tiempo completo. Por Camila de 7 años, Marina de 6 y Daniel de 2, había dejado un cargo en el sector privado con muy buenas retribuciones económicas y posibilidades de crecimiento en la compañía. “Estaba contenta, pero decidí volver a trabajar sólo porque Cali es tan importante como es trabajar para mis tres hijos”. Pero también sentía el llamado de la música, en especial de la salsa, la que atravesó la obra de Andrés. “Extrañaba caminar y escuchar en cualquier parte por donde uno vaya que suene la salsa. También la comida y, obvio, la familia, me hacía falta ese entorno y ese calor familiar con el que uno crece y cuando tiene hijos, eso pesa”.La funcionaria acepta que en el exterior “se puede tener grandes posibilidades en grandes empresas en un gran país, pero es muy difícil llegar a lograr el impacto que puede tener trabajando aquí”. Por ello, a los que emigraron tras otros sueños, los invita a volver. “Cali está en una coyuntura importante, las expectativas de calidad de vida son inmejorables, y venir a trabajar por la ciudad y sacarla de la situación en que ha estado inmersa en los últimos años, es la mejor retribución que van a tener”, dice.Federico SequedaCuando Federico Sequeda se retiró de Seagate Technology, la última compañía donde trabajó siete años en Estados Unidos, antes de retonar a Colombia, su último cheque mensual fue de US$13.500. Suma que cambió por $820.000, su primer sueldo al llegar a laborar a la Universidad del Valle.Pero su tiquete de regreso no tenía precio. No fue un cambio abrupto, porque después de estudiar, trabajar y vivir durante 30 años en Estados Unidos, su sueño siempre fue regresar al país. Además, su esposa, Mery Lucero Sanclemente, es caleña, y ambos querían que sus hijos de 9 y 11 años conocieran su tierra. Si bien el profesor Sequeda es de origen santandereano, él se caleñizó cuando la Universidad del Valle ‘lo adoptó’ y le dio la oportunidad de realizar su sueño colombiano con el programa ‘Retorno de cerebros fugados’: “Me ayudaron a formar el Centro de Investigación de Materiales, CIM; eso me motivó mucho porque desde que obtuve la maestría en Missouri y luego el doctorado en Illinois quise regresar a Colombia, pero no encontré trabajo”.Volvió a Estados Unidos, donde por su trabajo de grado seis compañías le hicieron ofertas. Él eligió la de IBM y en 22 años escaló posiciones hasta ser director del grupo de investigaciones de la firma en San José, California. Luego fue representante en IBM Technical Liaason, ITL, donde obtuvo valiosos contactos con universidades como Harvard, Stanford, Mit, Illinois. “Eso es lo más importante, el ‘networking’ o red de contactos que se aporta”, dice el profesor Sequeda, quien fue declarado uno de los diez mejores investigadores del mundo por la American Vaccum Society. Tiene en su oficina una camiseta y bandera tricolor y el afiche ‘qué orgulloso me siento ser un buen colombiano’.“Con toda seguridad y honestidad confieso que me siento mejor en Colombia porque la Universidad del Valle me ha acogido y formamos un laboratorio que es ejemplo en Latinoamérica. Es un logro hecho con un esfuerzo de la Universidad, de Colciencias y seis empresas del Valle y es una prueba de que grandes proyectos de alta tecnología y de gran impacto en la industria sí se pueden hacer en Colombia, más ahora que nos llega el TLC”.Faryd MondragónSi hubiese que elegir a alguien para defender a Cali, la persona ideal sería Faryd Mondragón. El portero estrella en equipos de Argentina, Turquía, Alemania y Estados Unidos por 19 años volvió por el afecto a su ciudad y al Deportivo Cali.“No puedo hablar de sacrificios porque volver a Cali y al Deportivo Cali no es un sacrificio, sino un orgullo”, afirma el ex guardameta con la seguridad con la que defendió el pórtico de la Selección Colombia o del equipo verdiblanco. “Puedo hablar de diferentes formas de vida, Philadelphia es una ciudad muy bonita; Estados Unidos es un país que genera muchas alternativas y ofrece cierto nivel de vida, pero volver a mi ciudad, al contrario, es toda una felicidad”.Y enfatiza: “Regresé porque acá están mi familia, mis amigos, fue donde nací, crecí, me eduqué, donde hice mi proceso para ser profesional, y volver al Deportivo Cali, el club de mis amores, del cual soy socio, también fue parte importante en esta decisión”, dice este deportista que suda verde juegue o no juegue.Siente que los caleños somos privilegiados con una ciudad tan linda por sus paisajes, zonas verdes, la variedad de fauna y flora. “Su diversidad de climas y de ambientes se prestan para hacer deporte, para compartir en familia, pasar un día en el río o en la piscina o salir a la montaña”, dice y destaca que a nivel de vida social también es gratificante y que cuenta con muy buenos colegios. “Debemos estar orgullosos de tener una ciudad como Cali y de ser caleños y vallecaucanos”, sentencia.Mondragón se muestra tan orgulloso como agradecido de haberse graduado en el Colombo Británico y de la Escuela Sarmiento Lora y de las divisiones inferiores del Deportivo Cali.Y a su caleñidad le pone la salsa del Grupo Niche; la Feria de Cali le parece la mejor del mundo, la comida, la más deliciosa y, agregar: “Soy muy caleño y me siento orgulloso de hablar como valluno, de mi equipo, de mi ciudad y de mi tierra”.Los mayores activos de CaliEsteban Piedrahíta, asesor de Planeación de la Alcaldía de Cali, analiza la ciudad desde sus potencialidades:La mayor población afro de Colombia (800.000 habitantes). “Siempre hemos mirado esta población como un pasivo que tenemos que contener, mitigar o reducir con acciones asistencialistas de corto plazo. Nunca hemos pensado que en un mundo global, con 800 millones de afrodescendientes, que el 0,1% de ellos viva en Cali, es una oportunidad para relacionarnos con África, Brasil, el Caribe, Estados Unidos y Europa, para abrir oportunidades de negocio”.Ubicación. “El Pacífico ya no es el oceáno del presente y del futuro, sino de siempre, porque es dos o tres veces mayor que los demás y su cuenca concentra el 60 o 70% de la población mundial. Cali debe participar en la discusión del desarrollo de esa región”. El clima y el paisaje excepcional. “Las ciudades buenas son aquellas donde la gente quiere estar afuera, no donde se quiera encerrar, así sea una mansión. Y sí podemos tener grandes parques urbanos y naturales para goce de todos.”.La salsa. “Es el único ritmo que no es colombiano, pero que hemos adoptado como propio, sentimos como caleños y como bailarines, somos reconocidos por ello. La salsa caleña se baila en Japón, Shanghai, Sudáfrica, Europa y Estados Unidos. Es un bien no sólo para proyectar la ciudad y atraer turistas, sino para crear empresas que generen empleo y les dé oportunidad a otras personas, como la población afro, que son los alumnos más adelantados”.Ciudad privilegiadaCali posee una dotación singular natural única con todos los pisos térmicos, desde el Parque Nacional Farallones, de 4.000 metros de altura, bosques de niebla, los cerros, hasta el valle fértil, a 1.000 msn. Por su cercanía a Buenaventura, el puerto más importante de Colombia, Cali debe recuperar su condición de ciudad global en alianza esta especie de “hermano siamés”, según dice Piedrahíta.Es tan fascinante, casi una nueva región con agroindustria en Palmira y Candelaria, industria en Yumbo, industrias culturales en Cali, logística en Buenaventura, entre otros valores agregados.La diversidad cultural y étnica y natural. “Cali es un gran vividero, se nos ha descuadernado, está desorganizado, desintegrado, es desigual, tenemos muchas diferencias, y hasta nos dedicamos a castigarnos, a criticarnos, pero eso se puede cambiar”, dice Esteban Piedrahíta.Cifras800 mil habitantes sería la población afro de Cali. 28% de las remesas enviadas por los colombianos del exterior, vienen de migrantes vallecaucanos.2 millones 300 mil personas es la población estimada de Cali.

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