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Bingo en Cali para recaudar fondos por los niños con cáncer

La Fundación La Divina Providencia aloja a niños enfermos que requieren ser tratados en Cali.

24 de mayo de 2012 Por: Redacción de El País

La Fundación La Divina Providencia aloja a niños enfermos que requieren ser tratados en Cali.

Con impresionante serenidad, Diego, de 13 años de edad, recuerda que la fecha exacta en la que descubrieron el tumor en su cabeza fue el 24 de noviembre del año pasado. Lo diagnosticaron porque tuvo un accidente de tránsito. “Ahí se dieron cuenta de que tenía una masa aquí”, dice mientras se toca la parte derecha del cráneo.Sin embargo, el pequeño dice que se siente agradecido porque aunque es de Trujillo (Valle), encontró un hogar en Cali que le ha dado apoyo tanto a su madre como a él.Situada en San Fernando, la Fundación La Divina Providencia sirve de hogar de paso para Diego y muchos otros niños que padecen enfermedades como cáncer o síndromes de difícil tratamiento. “Acá hemos recibido pequeños de toda la región, incluso del Caquetá”, comenta Carmen Elisa Arellano, la fundadora. Doce años lleva en la misión, cinco de los cuales ha pasado en la casa actual, que pudieron comprar con los aportes de benefactores.Una vivienda, por cierto, con todas las comodidades para los niños. Tiene capacidad para 25 pequeños y sus madres. Televisores, computadores, enfermería, biblioteca y actividades lúdicas.Muchos niños, como Diego, se sienten incluso mejor que en su propia casa. Detalles tan sencillos como tener agua caliente hacen la diferencia. “Como la mayoría son de escasos recursos, se sienten mejor acá. Además, se ahorran los viajes hasta sus lugares de residencia. Hay familias que, al no tener donde alojarse, les toca dormir en los pasillos del hospital. Pero estas comodidades son producto de grandes esfuerzos”, relata doña Carmen. Como la fundación se financia a través de planes padrino y eventos, hay días en que “la situación se pone dura”. La fundadora mantiene a mano su libreta, con la que gestiona elementos esenciales en días de escasez, “por si acaso”.Amor, amor y más amorAlejandro es, quizás, el residente que más tiempo se ha quedado en la fundación. “Es una excepción”, comenta doña Carmen. Y realmente lo es; Alejandro nació con un síndrome que, a pesar de lo largo y complicado de su nombre, su madre escribe y pronuncia con la facilidad de quien es un experto en la materia: síndrome Beckwith - Widemann.El pequeño ‘Alejo’, como todos le llaman, a sus 3 años, sufre de hipertensión, hipotiroidismo, retraso en el desarrollo y otras enfermedades. Para no viajar desde Zarzal durante estos tres años de tratamiento, su madre y él se han quedado en la fundación, mientras a Alejo lo evalúan más de 16 especialistas. Hoy ya camina y va a un jardín personalizado. “Lo mejor que nos han dado acá es el amor”, dice su madre.Otros como Diego, igual de agradecidos, valoran la atención y confían en que con todo el proceso se van a mejorar definitivamente. “Yo quiero ser futbolista, pero hay que esperar”, menciona con visos de madurez.

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