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"Avivatos se aprovechan de los Embera Katío": Asesor de Paz de Cali

Felipe Montoya, quien se desempeña como Asesor de Paz del Municipio, habla sobre la demanda en la que terminaron metidos estos desplazados y la urgencia de su relocalización.

5 de febrero de 2015 Por: Luz Jenny Aguirre Tobón | Editora de Entorno

Felipe Montoya, quien se desempeña como Asesor de Paz del Municipio, habla sobre la demanda en la que terminaron metidos estos desplazados y la urgencia de su relocalización.

El asesor de Paz de Cali, Felipe Montoya, quien ha estado al frente de la situación de los Embera Katío que viven en El Calvario, dice que hay ‘avivatos’ que usan a esta comunidad para demandar al Municipio. Asegura que la Alcaldía les ha ofrecido traslado a casas en otras zonas de la ciudad, pero que ellos no han aceptado, porque piden estar todos juntos (son 202 personas). El Gobierno Nacional sabe lo que está pasando, pero su ayuda para el plan retorno no se ve, asegura. Usted ha dicho que detrás de la llegada de los Embera Katío a Cali, entre otros grupos, hay una red de mendicidad. ¿En qué se basa?Se destinó un Centro de Desarrollo Infantil exclusivamente para esta comunidad y son las mismas mamás las que no llevan los niños, sino que los llevan a mendigar. Ellos vienen recibiendo apoyo económico de todo tipo (alimentos, vestido, salud, etc.) por parte de la Unidad de Víctimas y la Alcaldía, pero siguen mendigando y eso lleva a pensar muchas cosas. ¿Pero hay información que le permita decir que hay alguien detrás de esto?Curiosamente la mayoría de población indígena que llega a ejercer labores de mendicidad llega directo a El Calvario. Esta población nos ha manifestado que si no es a un lugar todos juntos, no se mueven de allí. Alguna explicación tiene que haber, es una población especial. Se nos dificulta ir un poco más allá y tenemos que tratarlos casi con pinzas. La preocupación en la ciudad se activa con la noticia de la muerte de una bebé de esta comunidad en El Calvario. ¿Qué venía haciendo el Municipio antes de esto?Desde el día que me posesioné fui a visitar esta comunidad. El año pasado se llevaron a cabo seis comités de Justicia Transicional, cuatro de ellos dedicados al tema Embera. En octubre, en el Encuentro de Ciudades Capitales y Asamblea de Ciudades capitales, le pedimos al Ministro del Interior el plan retorno. Los Embera Katío llevan en Cali casi dos años. ¿Desde cuándo se está planeando el retorno o solo se puso en marcha el plan ahora, cuando tienen toda la atención mediática?Desde que llegamos estamos en eso. Hace diez meses estuve hablando en Risaralda con el Gobernador y el Alcalde de Pueblo Rico, buscando las alternativas para el plan retorno. Igual venimos atendiéndolos en todos los componentes desde que llegaron.¿Cuáles son los principales obstáculos para ese retorno?Exigen muchas cosas, además de la situación que pudo traerlos a Cali. El año pasado teníamos líos para que el Gobernador indígena del cabildo en Risaralda aceptara el retorno. Nos dicen que ellos se vinieron por el conflicto armado, pero también por problemas en su comunidad. Ellos son minoría en su región. A la Nación le ha faltado poner recursos necesarios para este tipo de retorno. Además, han llegado ‘avivatos’ a pedir que las casas sean con baños enchapados, con las condiciones de una vivienda urbana, cuando ellos viven en un resguardo en tambos. Eso requiere unos recursos y el Municipio no los tiene.¿Han planteado otras soluciones para sacar a esta comunidad de El Calvario?Se hizo un barrido por los bienes del Municipio. Nos exigieron que si no estaban los 202 juntos, no salían de El Calvario. Identificamos cuatro viviendas en San Bosco, pero no se pudo. Cali no cuenta con un espacio para 200 personas juntas en condiciones de dignidad. No los podemos sacar a la fuerza. La Gobernación también ubicó cuatro espacios, pero es difícil. Ningún alcalde los va a recibir. La opción es que la relocalización se dé también en su territorio.¿Están obstaculizando estos procesos? Usted habla de ‘avivatos’...Claramente. Hay gente que está queriendo tomar a los indígenas como conejillos de indias para intereses distintos al retorno que ellos desean. Ellos no tienen que ver con Ciudad Paraíso, son una población flotante.Se refiere a la demanda que frenó el proyecto Ciudad Paraíso (de renovación urbana), sustentada en que no se había contemplado a esta comunidad...Sí. Los están metiendo en un lío al que no quieren pertenecer. Cinco líderes indígenas que han venido acá lo están explicando: que no los metan más en eso, que eso no es su tema.¿Los utilizaron para la demanda?A mi modo de ver, sí. Ellos ya habían revocado un poder. La semana pasada, cuando dos líderes fueron a Pueblo Rico, se aprovecharon de quienes quedaban acá y no dominan bien la lengua y les pidieron firmar 44 poderes. Les está diciendo un abogado que les va a ayudar con el retorno. El retorno no lo hacen privados. Se están aprovechando claramente. ¿Qué tan cerca se ve el retorno?Pueden estar tan cerca como lejos. Hemos hablado de un mes para que se den las condiciones. Ellos han estado negociando con el Gobernador de Risaralda unas adecuaciones en el puesto de salud, dos centros educativos y un puente para acceder a su zona. Esto sería temporal y se puede dar, pero sigue sujeto a que el Gobernador del territorio diga sí. El retorno como tal tiene otras implicaciones, con proyectos productivos para cada familia, ayuda humanitaria, etc., para que no terminen devolviéndose otra vez.Ustedes dicen que les brindan ayuda permanente en salud, educación, alimentación. Pero parece que cualquier intervención es insuficiente... Tenemos 162.000 víctimas viviendo en Cali, solo 200 están en El Calvario. Hay que mirar cómo trabajamos de la mano la población indígena, el gobierno local, la Gobernación de Risaralda y Pueblo Rico, pero sobre todo, el Gobierno Nacional, hay que entender que el conflicto armado es un problema de país. Cali no puede recibir esa carga sola e indefinidamente. Pero la misma Gobernación de Risaralda dice que en Pueblo Rico no hay conflicto armado desde hace cinco años...Así es. Sin embargo, Cali tiene que cumplir unas obligaciones legales: ellos están incluidos dentro de un registro de víctimas. ¿Qué pasa con lo que hacen Gobiernos como el de Nariño, del que usted mismo dijo está pagándoles los tiquetes a los desplazados para que vengan a Cali?Los indígenas de acá en algún momento me pidieron que los mandara a Bogotá y lo más fácil era mandarlos, pero no puedo ser irresponsable. Y eso es lo que yo le pido a la Gobernación de Nariño. Cuando me entero de que hay un desplazamiento masivo de Barbacoas, el departamento tiene que ejercer las labores de contención, brindarles seguridad y las condiciones para que estén lo más cerca a su lugar de origen. Pero me encuentro con que la Gobernación les pagó los tiquetes para que se vinieran para Cali. Eso no tiene sentido. Sabíamos que eran 63 y llegaron 25, hace 15 días. Tengo 19 en un albergue y eso me cuesta $50.000 por persona la noche, indefinidamente. Eso, además de los bonos que entrego de ayuda humanitaria inmediata. Tuvimos hace unos días un desplazamiento del Chocó. Recibieron los bonos y a los dos días se fueron.Cali resulta muy atractiva para todas estas comunidades...Y no lo va a dejar de ser. En un escenario de posacuerdo de Paz va a ser más atractiva todavía. El 70 % de las Farc está del Tolima grande hacia abajo y Cali es la ciudad más grande hacia el Sur. Vamos a recibir mucha gente y ahí es donde el Gobierno Nacional debe decir qué vamos a hacer. Estoy recibiendo entre 20 y 25 familias diarias. Es demasiada gente. Dice que urge que el Gobierno nacional intervenga. ¿lo ha hecho?Hemos conversado con el Ministro del Interior y con la Directora de la Unidad de Reparación de Víctimas. No vemos que avance ese plan retorno. Lea también: Polémica por llegada de desplazados provenientes de Nariño a Cali

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