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Así funciona la mafia del chance ilegal que se roba el dinero de la salud del Valle del Cauca

Los sectores populares de Cali están inundados de loterías, juegos de chance y rifas que, cada año, se llevan más de $100.000 millones del Estado. El País investigó quiénes están detrás del oscuro negocio en la región.

17 de septiembre de 2012 Por: Unidad Investigativa | El País

Los sectores populares de Cali están inundados de loterías, juegos de chance y rifas que, cada año, se llevan más de $100.000 millones del Estado. El País investigó quiénes están detrás del oscuro negocio en la región.

El año pasado los carteles dedicados a la venta de rifas y chance ilegal se sacaron un ‘premio gordo’ en el Valle del Cauca, igual al que por estos días tiene a los colombianos afiebrados comprando Baloto.Es que según cifras de la Beneficencia del Valle y proyecciones del concesionario Gane, la única empresa autorizada para vender chance en Cali, estas organizaciones habrían obtenido por su actividad delictiva unos $102.060 millones. De ese valor, las diez bandas que operan en la capital del Valle se quedaron con la mitad, unos $56.963 millones, cifra con la que se podría salvar de la quiebra al hospital de Buenaventura que requiere $30.000 millones para sobrevivir. Estas cifras descomunales y hasta ahora desconocidas, son usadas para financiar otros delitos, según los indicios encontrados por El País a través de las fuentes policiales consultadas para este informe.Todavía más grave es que esa actividad reduce los recursos que se destinan para atender la salud de los vallecaucanos al evadir impuestos.De acuerdo con los resultados operativos de la Unidad de Patrimonio Económico de la Sijín de Cali, durante lo corrido del año han sido capturadas quince personas y se lograron cuatro condenas por este delito que, según el Artículo 312 del Código Penal colombiano, se trata del “ejercicio ilícito de actividad monopolística de arbitrio rentístico” y tiene una pena de seis a ocho años de prisión.Muy pocas personas entienden de qué se trata este delito y la explicación no es sencilla.Si bien la Constitución permite que toda actividad comercial se rija por la libre empresa, el Estado se reservó dos para su propio provecho: la producción de licor y los juegos de azar, que constituyen los únicos monopolios rentísticos en el país.Los juegos de azar tienen dos modalidades de explotación: la primera reúne actividades como bingos, casinos, apuestas hípicas, Astro Millonario y Baloto. La segunda agrupa las apuestas permanentes: loterías, chance y promociones.El sector es vigilado por Coljuegos, entidad que reemplazó a Etesa la cual está en liquidación debido a sus problemas de corrupción. Las apuestas permanentes son manejadas administrativamente por las Beneficencias de cada departamento. En el caso del Valle, desde el 2007 se entregó en concesión la venta de las apuestas permanentes a cinco empresas privadas que operan en Cali, Buenaventura, Cartago, Palmira y Tuluá.En 2011 estas empresas le giraron al Departamento $41.000 millones, lo cual representa el 7% del total de lo que transfirieron al Estado las loterías, el Baloto y los juegos de azar, valor que se situó en $590.000 millones, según cifras de la Superintendencia de Salud.Cuando una persona o un grupo de ellas disponen lo necesario para vender juegos de azar sin autorización del Estado, están robando los recursos para la salud de todos los colombianos, y eso es, finalmente, el delito por el que se les persigue y castiga.Infiltrados y clandestinosVanesa Vernaza tiene una pequeña tienda en el barrio Popular de la Comuna 4 y, aunque al comienzo no le gustaban, ocasionalmente juega y vende las rifas que llevan el mismo nombre de su barrio. Lo hace desde el 5 de julio pasado, cuando una docena de vendedoras callejeras y ‘Chucho’, un hombre del que solo conoce su apodo, llegaron hasta su local y, megáfono en mano, le cantaron, le aplaudieron y le entregaron, ante la mirada de sus vecinos, $200.000 por acertar al número del Chontico de la noche anterior, con el que juegan las rifas en ese sector.“Imagínese qué pena, eso fue una bulla tremenda”, recuerda, mientras una sonrisa asoma en su cara. La misma que se le congela cuando un reportero de este diario le informa que lo que hace es ilegal, que el premio que ya se gastó puede haber dejado sin servicio médico a algún necesitado y que ‘Chucho’, como ella le dice, es en realidad un delincuente. “Pero si esa es gente trabajadora, además, lo hacen por caridad para ayudar a otros”, insiste la tendera, aunque ya sin tanta confianza.Y eso es precisamente lo que buscan las diez bandas dedicadas a la venta de juegos de azar ilegales que en Cali tiene identificadas la Policía Metropolitana, “generar confianza entre la gente que no sabe que esa es una actividad ilegal es lo que les permite operar”, concluye un detective de la Sijín.Para John Jairo Ramírez, gerente del concesionario Gane, la empresa autorizada para vender chance en Cali y una de las más afectadas por el auge del juego ilegal en la región, “a través de la caridad y la confianza es que se camuflan los delincuentes dedicados a ‘ponerle conejo’ al Estado con la venta de rifas y chance manual”.Ramírez explica que la estructura de estas organizaciones funciona con un jefe o cabecilla, “quien se encarga de definir los premios, recibir el consolidado de las apuestas o boletas, dependiendo si es chance manual o rifa, y también es el que revisa quién ganó luego del sorteo”.Uno de los investigadores de la Sijín entrevistados señala que el perfil de un jefe u organizador corresponde a “gente que ha estado ligada a los juegos de azar hace muchos años, conocen la mecánica y son personas con buenas conexiones entre prestamistas y el crimen organizado”, esto último porque por lo general de actividades ilícitas es que provienen los primeros recursos con que se inician esta suerte de pirámides del juego ilegal.En segundo lugar de esa cadena delictiva se ubican los promotores, también conocidos como planteros. “Ellos se encargan de reclutar una red de vendedores y de hacer la división geográfica donde se les va a poner a vender el juego cerca de las plazas de mercado y lugares con alta afluencia de público”, dice Ramírez, del consorcio Gane.Entre los operativos realizados por la Sijín este año, los investigadores creen haber capturado a un promotor el 17 de julio pasado, cuando arrestaron en el barrio Saavedra Galindo a un hombre de 41 años, a quien encontraron con 34 boletas de una rifa y en poder de 8 talonarios de chance manual, reportando vía internet los listados con los números en juego, según el parte policial.Finalmente están los vendedores, el eslabón más débil de la estructura. La mayoría son menores de edad, mujeres sin empleo, incluso ancianos a quienes les ofrecen entre $300 y $400 por cada boleta o chance manual de $1.000 que vendan. Mientras que el concesionario Gane paga a sus vendedores ambulantes entre $150 y $230 por la misma venta, dados sus altos costos administrativos.Los ilegales incluso reclutan a vendedores del chance legal a quienes por un dinero extra usan como infiltrados para que ofrezcan las rifas o juego, “a veces no cargan boletas ni chance manual, sino que solo le dicen al cliente donde comprar”, dice el investigador de la Sijín. Esto ocurre pese al esfuerzo de Gane que trata de vigilar y ejercer control sobre sus 10.600 vendedores.Según Ramírez, a pesar de las medidas eso le habría sucedido a un promotor de Gane que en mayo del 2009, cuando el concesionario terminó de implementar el chance electrónico en toda la ciudad (por eso el manual ahora es ilegal), quedó desempleado. ¿Presiones indebidas?Una de las dificultades que enfrenta la Policía para contrarrestar este delito es que a los detenidos les dan la casa por cárcel. “Desde allí siguen delinquiendo”, asegura Ramírez, basado en la información de la Sijín, que este año ha capturado al menos a tres personas reincidentes.Por esta razón el concesionario Gane y la Policía Metropolitana se han unido a través de una campaña que busca fomentar la conciencia de que este es un delito y tiene implicaciones serias; así evitan que la comunidad salga a defender a los miembros de la organizaciones ilegales cuando los capturan con argumentos como “no le están robando a nadie, son personas trabajadoras, que gozan de prestigio en el barrio”.Pese a las medidas, a las que también se suma la Beneficencia del Valle, la preocupación sigue latente pues quienes están detrás de las organizaciones dedicadas a la venta de juegos de azar ilegales ejercen todo tipo de presiones. Al menos eso es lo que se desprende de una queja referida por Jorge Homero Giraldo, secretario de Gobierno del Valle, quien a raíz de los operativos y campañas afirmó, delante de un alto oficial de la Policía, que “los riferos me tienen azotado llamando”.

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