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"A Cali le doy el alma": Antonio Ferrera, torero español

El torero extremeño Antonio Ferrera abre la corrida de esta noche en Cañaveralejo. Llega con más oficio en la muleta e intensidad en el tercio de banderillas. Entrevista.

25 de diciembre de 2012 Por: César Polanía | Editor de Afición Taurina

El torero extremeño Antonio Ferrera abre la corrida de esta noche en Cañaveralejo. Llega con más oficio en la muleta e intensidad en el tercio de banderillas. Entrevista.

Antonio Ferrera tiene 35 cornadas en su cuerpo. Algunas muy cerca del corazón, que fueron difíciles de sanar. Pero todas le han hecho querer cada día más su oficio. Y de todas, dice, ha aprendido.“Las cornadas las tienes que superar antes de que te las den”, expone el torero extremeño, mientras se toca una extensa y profunda cicatriz que lleva en el muslo derecho. Sentando en el ‘lobby’ del Hotel Radisson, al sur de Cali, y vestido con pantalones cortos, tenis y camiseta, el matador español destaca que esta temporada ha sido clave para su carrera. Que ha tenido un antes y un después. Que lo ha dejado más torero, con un concepto profundo del oficio, y prueba de ello fue haberse encerrado el pasado 24 de junio con seis toros de Victorino en Badajoz, donde deslumbró con su arte y entrega.Ferrera regresa a Cañaveralejo esta temporada. Es prácticamente un hijo de esta plaza, que le vio por primera vez como novillero, en 1996. Toreará este martes, en corrida nocturna de Puerta de Hierro, al lado de Paco Perlaza y el debutante Javier Castaño (español).Ya son muchas las ferias que ha venido a Cali. Se nota que Cañaveralejo lo quiere y que usted también quiere mucho a esta plaza…Desde que vine por primera vez de novillero, en 1996, he estado de manera consecutiva en esta feria y aparte de convertirse en una plaza en la que he triunfado muchas tardes y he tenido siempre una comunión con el público, a nivel personal es una ciudad que me ha aportado mucho.Hablaba hace poco con el cronista español Manolo Molés y me decía que usted está en un segundo tiempo de su carrera, más profundo, más reposado, más torero…Eso es lo que vamos persiguiendo todos los que nos sentimos artistas, que el paso del tiempo nos haga sentir el toreo de una manera cada vez más profunda, y desde el año pasado estoy sintiendo el toreo dentro del alma, muy dentro de mí, y la verdad es que lo estoy disfrutando muchísimo.¿Esa profundidad que está encontrando no riñe con ese tremendismo que se le ve cuando ejecuta el tercio de banderillas?Para mí también ha sido un reto importante que desde que salga el toro hasta terminar toda la lidia tenga un conducto natural, independientemente de que torees con el capote, con la muleta o pongas banderillas. Todo se puede hacer con la misma personalidad, profundidad e intensidad dentro de unos parámetros de evolución.¿Cómo aprendió a banderillear de esa manera tan espectacular?Yo empecé muy pequeño, cuando tenía 9 años, con becerritos. Después dejé de hacerlo, cuando cumplí 11 o 12, porque no lo tenía claro, y de repente un día empecé a hacerlo nuevamente y no lo he dejado ya nunca más. No entreno con el carretón, lo hago ya en la plaza, y ejecuto un tercio de banderillas muy personal, lo que busco es que me haga sentir y que pueda transmitirle a la afición eso que siento.¿Cuándo corre más riesgo, en el tercio de banderillas o en la estocada?Siempre estamos en peligro los toreros. Primero, estamos en peligro de nosotros mismo, porque somos personas que sentimos esta profesión desde muy adentro y a veces, como no tengas la capacidad de equilibrarte, te puedes hacer daño tú mismo. El entorno mismo es un riesgo para el torero. Y después está el toro, el miedo físico que sientes frente a él, que es el más transparente, el que más te va a aportar y el que necesariamente existe. El miedo es fundamental para que esta profesión tenga la credibilidad que tiene.¿Pero usted, particularmente, se expone más con las banderillas o cuando va a matar?En ambos tercios se expone. En las banderillas la única defensa que existe eres tú, tus instintos y tus conocimientos de los terrenos. Y a la hora de matar le pierdes la cara al toro y vas a atacarlo a él, entonces es un momento de máximo riego, igual que cuando lo enfrentas con la muleta.Veo una cicatriz extensa y profunda en su muslo derecho, ¿cuántas cornadas ha recibido?Son 35. Ha habido muchas cornadas graves, varias de ellas cerca del corazón, pero siempre que recibo una cornada asumo que esto hace parte del oficio y que te debe ayudar a crecer. Las cornadas las tienes que superar antes de que te las den.¿Cómo define esta temporada que está cerrando para usted?Tiene un antes y un después en mi carrera. Me he desgranado como torero, eso me ha marcado mucho, como cuando maté los seis toros de Victorino en Badajoz, que fue una tarde que registró, ante todo, el concepto de la tauromaquia que hoy tengo. Lo que siempre busco es que cada corrida tenga un punto de profundidad y de sentir el toreo de una manera que no haya papel de regalo.¿Qué le va a regalar a la afición caleña este 25 de diciembre, cuando reaparezca en Cañaveralejo?A Cali le regalo mi alma y a partir de ahí, si las circunstancias y Dios lo disponen, pues la pasaremos bien todos.

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