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Carlos Alfredo Gay llegó a Cali para conmemorar los 40 años del primer título del América. | Foto: José Luis Guzmán / El País

DEPORTES

"Cuando Víctor Lugo anotó, el delirio se tomó el Pascual": Carlos Gay, el arquero del primer título de América de Cali

Carlos Gay fue el arquero que aportó para el título del América en 1979.

12 de diciembre de 2019 Por: Daniel Molina Durango, reportero de El País

De repente, Carlos Alfredo Gay estiró su brazo izquierdo. En sus ojos francos y claros parece como si se repitiera una escena clave de la película del miércoles 19 de diciembre de 1979, cuando el Didí Valderrama —primo del ‘Pibe’ - le disparó un balón hacia el segundo palo del arco norte del Pascual Guerrero que parecía imposible de atajar.

“Yo me estiré y se lo saqué a mano cambiada”, dijo el exguardameta argentino nacido hace 67 años en Etruria, un pueblito de la provincia de Córdoba.

Esa acción, su acción, se dio cuando la fiesta ya estaba encendida. América le estaba ganando 2-0 al Unión Magdalena con goles de Alfonso Cañón y Víctor Lugo y con ese resultado estaba logrando lo que muchos creían que no se podía: la primera estrella de su historia.

El jueves, casi 40 años después, Gay recuerda todo como si las tribunas del Pascual siguieran vibrando por la emoción de la gente. Hacía apenas unas horas había aterrizado en Cali desde Buenos Aires, pero en su rostro no había ningún dejo de cansancio.

Hospedado en el hotel de Elkin Congote —uno de los integrantes de ese plantel de la primera estrella escarlata—, Carlos está expectante por el evento que se realizará este 19 de diciembre en el estadio del barrio San Fernando, donde se celebrarán los 40 años de esa gesta suya y de compañeros inolvidables como Gerardo González Aquino, Juan Manuel Battaglia, Aurelio José Pascuttini, Luis Eduardo Reyes, ‘Pitillo’ Valencia, entre otros.

Al pisar suelo caleño, Gay se enfundó una camiseta roja. Un color especial, porque desde esa tonalidad ha visto pasar su vida: fue arquero multicampeón con el Independiente de Avellaneda y es uno de los inolvidables de la afición del América. Diálogo anecdótico con una leyenda escarlata.

El rojo parece ser el color de su vida...
Sí. Ese también fue el color que utilicé en las inferiores de Sarmiento, mi equipo cuando era un juvenil. Después lo usé en Independiente, en Argentina, y en Colombia cuando actué con el América y con el Medellín.

¿Lo usa a menudo?
Me gusta mucho. A parte, cuando estaba en Independiente solo nos dejaban usar el color rojo cuando estábamos en la institución. Lleváramos el escudo o no, el rojo tenía que estar presente.

¿Por qué quiso ser arquero?
En Sarmiento, que era un club de mi pueblo, había un señor que era portero y me ponía a un costado de su arco. Me decía: “Yo atajo en el arco y vos del palo hacia el área chica”. Y así llegué a las inferiores hasta que di el salto a Independiente.

¿Cómo fue eso?
Hicieron una reunión de una serie de ‘Pibes’ de algunos pueblitos y nos llevaron a Buenos Aires para probarnos con River Plate. La gente (las familias) colaboraron con el tema de los viajes, pero cuando llegamos no pudimos hacer nada porque había llovido mucho. Entonces lo que hizo el representante fue acomodar una práctica al otro día en Independiente. Jugamos contra ellos y en esa primera prueba quedé.

Y le tocó estar en un Independiente glorioso y multicampeón de la Libertadores y hasta del mundo.
Nos dirigía José Omar Pastoriza. Yo gané dos Copas Interamericanas y dos Copas Libertadores (1973 y 1974) y una Intercontinental en 1973 contra la Juventus.

¿Por qué llegó al América?
Por un tema de cambios en la directiva salí cedido de Independiente a San Lorenzo en 1978. La idea mía era jugar un año allá y que después me vendieran, pero no me quisieron vender y por eso yo resigné un dinero para quedar con mi pase. Después de eso fue que surgió lo del América.

¿Cómo recuerda esa campaña histórica de la primera estrella?
Te cuento que fue muy dura para nosotros. Había mucha presión, porque nos decían que el equipo nunca había salido campeón, que estaba lo de la maldición del ‘Garabato’ y que teníamos que irnos a tirar al río Cali (risas). Yo no creía en esas cosas, pero bueno, había que superarlas y por fortuna lo hicimos.

¿Cómo recuerda ese partido definitivo ante el Magdalena?
Siempre lo recuerdo. Es que el estadio estaba repleto. Había gente hasta en la pista atlética y estaba esa presión de que había que ganar.
A los 15 minutos controlé bien un tiro del Didí Valderrama y luego llegó el primer gol de nosotros, de Alfonso Cañón. Hubo descontrol en las gradas, pero no en el equipo. Ya con el segundo gol (el de Lugo) fue que comenzó el delirio. A poco del final le atajé a mano cambiada un remate al Didí y ese fue como el broche de oro que le puse a mi año de oro con el América.

¿Qué representa para su vida que se le recuerde con tanto cariño luego de 40 años?
Desde el principio yo fui muy bien recibido. Además los extranjeros tuvimos un comportamiento ejemplar. Nunca hubo un problema o un roce entre los extranjeros. Es más, muchas veces les aconsejamos a los chicos que cuidaran la plata y que compraran su casa, y así lo hicieron, por ejemplo, Luis Eduardo Reyes, ‘Pitillo’ Valencia y otros.
Todos tenemos una gran relación. También sufrimos con los cinco años del América en la B, pero bueno, ahí lo tenés, ahora somos campeones.

Tras el retiro en 1988, usted se dedicó a la preparación de arqueros. Estuvo del 2010 al 2015 en River Plate y allí le tocó el descenso del 2011, el mismo año en el que América se fue a la B. ¿Cómo vivió eso?
Lo de River fue tremendo porque nos tocó jugar la promoción con Belgrano con muchos pibes. Había tres o cuatro futbolistas grandes que no querían jugar. Perdimos la categoría en el Monumental y al otro día los hinchas habían vuelto una nada el club. Y ese mismo año, luego de un partido con River en Santa Fe, me contaron lo del América. Pero como no hay dos sin tres, al otro año el que se fue a la B fue Independiente.

A veces el fútbol es muy duro...
Y también ingrato. Lo digo por mi posición de arquero. Y también en general. Yo ahora miro el esfuerzo que hace Gimnasia de La Plata con Maradona como técnico, pero a los jugadores sencillamente no se les da. No hay respuesta y eso te da bronca.

¿A qué se dedica ahora? ¿Cómo es su vida familiar?
Dos hijos míos fueron gestados acá en Cali, pero nacieron en Argentina. Y el menor es colombiano, nació en Medellín. Recuerdo que el día que Colombia le ganó 5-0 a Argentina salió a darle la vuelta a la manzana con la bandera de ustedes (risas).
Yo estoy radicado en Buenos Aires y trabajo como gerente de ventas en una empresa deportiva. Y a la tarde entreno a un grupo de niños, porque dejar esto es una enfermedad. Lo hago para sentirme bien conmigo mismo.

¿Qué significa el América y ‘Aquel 19’ para su vida?
Cuando me llamaron y me dijeron de la posibilidad de venir acá para estar en ese homenaje de ‘Aquel 19’ me emocioné mucho. Me encanta ver a los muchachos con los que hicimos ese grupo tan unido. Nunca hicimos algo que no correspondiera y por eso estamos en el recuerdo del fútbol colombiano.

Su salida del América

Carlos Alfredo Gay salió del América al año siguiente de ser campeón por un inconveniente con el Médico Gabriel Ochoa, el técnico del equipo.

”Mi señora estaba teniendo complicaciones con su embarazo y yo, antes de ir a un amistoso en Bucaramanga, le dije al Médico que si me podía quedar. Él se molestó y por eso me tocó irme. Pero no hay rencor, luego nos vimos y aclaramos las cosas”, explicó Gay.

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